Preparar la ruptura

Cataluña está iniciando una nueva etapa política caracterizada por un desafío sin precedentes. Constatada la negativa española a configurarse como un estado plurinacional, se gestionará con inteligencia el proceso hacia la creación de un estado propio que permita el pleno autogobierno. Hasta ahora la política catalana se movía en conformidad con el marco de la constitución española del año 1979 y los partidos políticos concentraban sus energías en la lucha por el poder autonómico y, los que formaban el gobierno, en el buen funcionamiento de la administración. Ahora en cambio deberían dar prioridad, por encima de los intereses de partido, a la articulación de una fuerza política y civil suficiente para poder romper con el marco español.

El nuevo gobierno, que empezará a funcionar en enero de 2011, podría caer en la tentación de ignorar la novedad del desafío e intentar sólo perfeccionar la vía autonómica. Todos los partidos catalanistas sufren falta de coraje para superar inercias y dogmatismos. CiU no debería mirar atrás y limitarse a reproducir las estrategias políticas del presidente Pujol. Jordi Pujol en su contexto fue realmente valiente pero las coordenadas de ayer ya no son las de hoy. El PSC no servirá al país si no rompe su dependencia del PSOE. ERC deberá practicar un independentismo no subordinado a ninguna ideología de izquierdas. ICV tendrá que defender sus nobles ideas con más patriotismo y más libertad de espíritu. Las nuevas formaciones independentistas deberán acreditarse superando personalismos e improvisaciones. La ciudadanía tiene que pedir a los políticos que lideren conjuntamente una segunda transición política en la perspectiva del divorcio con España. Deberían aparcar sus rivalidades ideológicas y políticas para poder vencer conjunta y progresivamente las fuertes resistencias que organizarán los enemigos de las libertades de Cataluña.

 

Fèlix Martí,Expresident de l’Opinió Catalana