Hace unos días algunos mandos de la base militar de Araka (Alava), convocaron una reunión con el alcalde del municipio de Condado de Treviño y otras representaciones de entidades locales menores del municipio. Se trataba de informar de la maniobras militares que han previsto desarrollar del 14 al 17 de noviembre en este municipio de Trebiñu.
Su intención es desplegar a más de 500 efectivos con sus correspondientes vehículos en los lugares de San Formerio, Uralde, Uzkiano y Argote, instalando el puesto de mando entre la ermita de Uralde y a muy pocas decenas de metros de la urbanización del mismo nombre.
Lo cierto es que desde hace varias semanas ya se habían detectado movimientos logísticos e incluso de avanzadillas armadas en esas zonas. El enclave de Trebiñu (dependiente administrativamente de Burgos y Castilla y León, pero dentro de Alava), tiene cerca de 240 Km² y unos 2.400 habitantes reales que habitan los municipios de Condado de Treviño y de La Puebla de Arganzón.
La ocupación militar anunciada afectaría a sus principales vías de comunicación terrestre, a casi la mitad del territorio y a las zonas más pobladas y de mayor actividad civil. Además quieren instalar el puesto de mando junto a una urbanización de unas 90 viviendas, en una de sus zonas de paseo más frecuentadas.
Los efectivos militares terrestres siempre han estado presentes en este territorio pero de manera más o menos discreta, en las zonas más apartadas o de montaña. Los efectivos aéreos no tan discretamente pues cazas de guerra suelen sobrevolar a baja altura en la zona Este del enclave, sobre zonas boscosas y menos pobladas.
Lo que se anuncia es en realidad una ocupación militar en toda regla sobre un territorio caracterizado por mantener un contencioso -documentalmente desde 1646- por su incorporación administrativa o política a Alava y al País Vasco. Este contencioso siempre lo ha mantenido su población con unas formas y métodos civiles, pacíficos y en las últimas décadas se han acentuado las maneras democráticas como quedó bien demostrado en 1998.
Esta exaltación militar en una zona de Paz como Trebiñu adquiere una dimensión de agravio, de amenaza. Porque la población trebiñesa es muy reducida y muy tranquila. Porque mantenemos un contencioso territorial para ser Alava y País Vasco del todo. Porque nunca habían hecho antes una demostración de fuerza como la que han anunciado. Porque este es un momento político en el que se vislumbran algunos cambios importantes.
Es difícil saber quien y porqué ha tomado esta determinación, pero en estas cosas tan premeditadas, tan anunciadas no hay nunca una casualidad, una falta de medida.
Es razonable exigir que nos dejen en Paz. Exigirles que dejen de prepararse para matar y destruir en beneficio de los negocios de quienes nunca van a la guerra. El ejército sólo vale para hacer la guerra. La guerra no soluciona nunca ningún conflicto y por el contrario genera más calamidades, más problemas, más sufrimiento, como en Irak.
Que nos dejen Paz hasta para resolver nuestros problemas.