¿Por qué España necesita también la autodeterminación?

La vicepresidenta cuarta del gobierno español y número dos del PSOE, María Jesús Montero, hizo ayer unas declaraciones curiosas en las que avisaba de la emergencia de un “nacionalismo madrileño” de carácter radical e intransigente, que ella identifica abiertamente con la gente que se manifestaba en la calle de Ferraz y en general con todos los que, desde la derecha política, atacan al Partido Socialista Obrero Español.

Este “nacionalismo madrileño”, de hecho, no es más que el hiperconocido nacionalismo español. Una ideología que es transversal en Madrid –no sólo de derechas–, como Juan Carlos Moreno Cabrera recordaba magníficamente el otro día en esta entrevista de VilaWeb.

Pero ahora al PSOE le conviene separarse del binomio PP-Vox y, por tanto, ya le viene bien el invento de la nueva etiqueta. Ponen tierra por medio y así no hace falta recordar que en 2017, y hasta hace cuatro días, ellos mismos caminaban del brazo de PP, Vox y de un partido llamado Ciudadanos, ejerciendo este mismo nacionalismo.

Ahora, aclarado esto, la expresión tiene un punto de interesante. Como España es a la vez un Estado –donde los de Bétera o los de Arenys, por ejemplo, estamos incluidos– y un país –donde no estamos–, lo de la “nación madrileña” podría hacer su función. No hay nadie entre ellos que quiera o proponga España o la España estricta. En la transición algunos propusieron hablar de los ‘Países Castellanos’, pero la marca no hizo fortuna, seguramente porque era demasiado mimética de la nuestra y allí en realidad no tenía recorrido.

Cuestión de nombres aparte, esta reformulación que se nos propone ahora sería interesante, porque podría ayudar a esclarecer un debate sustancial que se va abriendo paso muy lentamente. El debate sobre si los españoles tienen el derecho de mandar en su país o si deben vivir permanentemente condicionados y contradichos por lo que queremos los catalanes y los vascos.

Supongo que les extrañará la frase, pero espero que no tanto cuando la explique. De manera sistemática, hace ya décadas, los españoles tienen un problema grave: que con frecuencia ellos votan una cosa y los catalanes y los vascos, con nuestros votos, impedimos que lo que los españoles han votado sea realidad.

A este respecto, las elecciones del 23-J son clarísimas. En España, el PP-Vox obtuvo 124 diputados y el PSOE-Sumar, 91. ¿Y por qué no es presidente Feijóo? Pues, básicamente, porque los Països Catalans y el País Vasco alteramos el panorama. En los Països Catalans PP y Vox obtienen 30 diputados contra 65 de los otros partidos. Y en el País Vasco, PP y UPN suman 4 tristes escaños y los otros, 19. Vox, ni uno. Como tampoco ni uno en Galicia. En España PP y Vox aventajan a los otros de 33 escaños. Pero en los Países Catalanes y País Vasco los demás aventajan al PP y Vox en 50.

Y eso tiene tan sólo una lectura política posible: los españoles tienen muy claro lo que quieren, saben bien lo que quieren, pero los catalanes y los vascos se lo impedimos sistemáticamente. No tienen derecho a decidir solos. Por tanto, necesitan, también, la autodeterminación.

VILAWEB