I
Has llegado a una edad
desde donde contemplas
sin ilusión los años
que los dioses,
caprichosos y oscuros,
quieran aún concederte.
Son como esos regalos
que, a menudo,
te ha traído algún amigo de sus viajes:
exóticos objetos extrañamente hermosos
que acepas sonriente
mas sin el entusiasmo de cuando aún eras joven
y todo te asombraba todavía,
porque ya no te queda ni un rincón,
ni un solo sitio libre
en esta casa angosta,
rebosante
de tanta cosa inútil
que es la vida.
II
BRISA MARINA
El aliento vital, el aire
que convierte
la túnica de seda
de un cortesano ocioso
en la cota de malla
de un príncipe
invencible.
III
Saciar el hambre de vida…
Pero ¿cómo?
Igual que un jugador a quien de pronto
sonríe la fortuna,
eufóricas, las ramas
regalaron sus riquezas inmensas.
ahora mendigan.
Insensible
a la desolación que le rodea
el invierno
reina absoluto.
¡Qué vulnerable el pájaro temblando
sobre la ruinas
de su fortaleza abolida!
El día es una delgada
lámina de luz
entre dos trozos
de pan negro.
Como una gotera silenciosa
el alba
tampoco hoy
podrá llenar la alberca
de la ventana.