Una ruta entre Cornajo y Leiva recorre la frontera natural que separa Navarra y Euskadi de tierras riojanas para dar a conocer las fortalezas que la vigilaron
Con toda naturalidad cualquier viajero puede cruzar las mugas de La Rioja e internarse en esta comunidad para conocer y disfrutar de sus múltiples atractivos naturales, culturales, históricos, gastronómicos y, sobre todo, enológicos que ofrece a quienes por allí se acerquen.
Cruzar desde el otro lado del río Ebro, desde Navarra o desde Euskadi no supone nada más que superar una frontera natural como es el cauce de agua, pero no siempre fue así. Un observador atento, un viajero con querencia por la historia, un amante de los edificios señalados se fijará en los castillos y fortalezas que en puntos estratégicos se alzan vigilantes. Desde allí se controlaba el paso de viajeros, comerciantes y soldados.
A lo largo de la ruta que une las localidades de Cornago y Leiva, que transcurre más o menos paralela al cauce que riega y nutre La Rioja, se pueden visitar 8 de estos castillos.
Castillo de Cornago
Cornago es una villa medieval que se asienta sobre un cerro, en el que se puede apreciar como las casas y monumentos se adaptan al terreno. En la cima de esta colina se alzan la iglesia de San Pedro y el castillo de Cornago. Este es una fortaleza de finales del siglo XIII, pieza defensiva fundamental del valle del Ebro. Destacan sus cuatro torres y sus dos muros exteriores. Una vez superada las necesidad defensiva original, el castillo fue residencia y palacio de la familia Luna.
Restaurado y en buen estado de conservación, se puede acceder a una de sus torres para disfrutar de las vistas panorámicas y también recorrerlo en una visita guiada.
Castillo de Préjano
El antiguo pueblo minero de Préjamo ha abierto las puertas de su recién rehabilitado castillo, la joya de su patrimonio histórico. Esta fortaleza del siglo XI se encuentra sobre un pequeño montículo, en los límites de la localidad. Su principal elemento es una torre pentagonal del siglo XV a la que acompaña un pequeño recinto amurallado de muros en talud. Durante mucho tiempo, el patio del recinto fue el cementerio de esta villa. Tras la rehabilitación, a este monumento se le ha dado una utilidad social y cultural.
Castillo de Agoncillo
La localidad de Agoncillo destaca por su museo Würth y por el aeropuerto de Logroño-Agoncillo, pero además de estas modernidades, su castillo, conocido como de Aguas Mansas, es su principal seña de identidad. Levantado entre los siglos XIII y XIV, se encuentra en el centro de la plaza del casco urbano. Como en otros casos, sustituyó a otro anterior. Restaurado, acoge en la actualidad al Ayuntamiento entre sus murallas y cuatro enormes torres. Conserva parte del antiguo foso. Se ofrecen visitas guiadas bajo cita previa.
Fuerte de Torremontalbo
En Torremontalbo, un pequeño pueblo de la comarca de Logroño, se encuentra un majestuoso torreón, la torre-fuerte de los condes de Hervías, quienes fueron sus propietarios durante el siglo XVII. De sus orígenes se sabe que hubo un torreón romano, o incluso un castillo, de carácter defensivo. De planta cuadrada y con gruesos muro, la torre de Torremontalbo se encuentra en la carretera de este municipio, fue rehabilitada en la década de los años 80. Se trata de un edifico habilitado como vivienda privada, por lo que solo se puede ver desde el exterior.
Castillo de Davalillo
En San Asensio, la viticultura y elaboración de vinos son sus principales polos turísticos, pero muchos d ellos que hasta allí llegan no dejan visitar Davalillo, un antiguo poblado del que solo quedan el castillo, una ermita y una necrópolis medieval. El castillo de Davalillo se encuentra en las afueras de San Asensio, en lo alto de un cerro rodeado por el río Ebro. Desde el siglo XII, la misión de esta fortaleza era atajar posibles ataques navarros desde una torre del homenaje y un recinto amurallado. Su estado de conservación no es muy bueno, pero se puede visitar y recorrer libremente el interior del recinto.
Castillo de San Vicente de la Sonsierra
La localidad de San Vicente de la Sonsierra tiene su origen en el siglo X como una fortaleza militar. Caminado por las callejuelas del pueblo se termina por llegar a lo alto del cerro en el que se asienta el castillo dominando todo el entorno. El actual castillo es del siglo XII y lo levantó el Reino de Navarra para hacer frente al de Castilla. Esta antigua construcción militar forma parte del conjunto amurallado de esta localidad. A pesar del buen estado en el que se conserva su torre del homenaje y la torre del reloj, la fortaleza se puede ver algo derruida. El acceso es libre, aunque existe un horario de visita para acceder al museo de Relojes de la Torre.
Castillo de Sajazarra
Sajazarra, incluido dentro de la Asociación de los Pueblos Más Bonitos de España, como otras localidad de la comarca de Haro, su principal atractivo son los viñedos y las bodegas. Pero entre los restos históricos de su casco antiguo se encuentra una de las fortalezas riojanas más importantes. El castillo de Sajazarra, del siglo XV, consta de una torre del homenaje, rodeada de un recinto defensivo enmarcado con distintos cubos y torreones. En buen estado de conservación, su interior no es visitable al ser una propiedad privada, pero su conjunto por sí solo ya merece la pena.
Castillo de Leiva
Cierra la ruta Leiva, un pequeño pueblo que esconde distintos monumentos históricos. Destaca entre ellos su castillo, una fortaleza gótica construida por Antonio de Leiva durante el siglo VI. De planta rectangular y con cuatro torreones entre los que destaca su torre del homenaje fue reconstruido en el siglo XVIII. Con el paso del tiempo ha sufrido diferentes cambios, tanto de aspecto como de usos. No se puede visitar el interior dado su estado, pero hay un Plan Director de Análisis Estructural en marcha para llevar a cabo obras de consolidación.
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