Nueva Delhi sigue una política de multialineamiento

Por qué India nunca ha sido, no es y nunca será un Estado satélite

Las relaciones entre India y EE.UU. se han fortalecido de modo considerable en el nuevo milenio. Tras el enfrentamiento entre India y China en Doklam en el 2017 y, en especial, tras el choque de junio del 2020 en el valle de Galwan entre tropas de ambos bandos, la relación bilateral entre India y EE.UU. se ha reforzado mucho, India se ha alineado más con EE.UU. y los dos países cooperan estrechamente en asuntos de defensa y estratégicos. Todo ello ha hecho pensar a estudiosos, analistas y responsables políticos que India se está moviendo hacia la órbita estadounidense. Tanto es así que Beijing percibe las relaciones sino-indias desde la perspectiva de la rivalidad y las relaciones sino-estadounidenses y considera a India como un instrumento de la estrategia de Washington para contener y limitar el ascenso de China.

En mi opinión, los académicos, analistas y responsables políticos están contemplando la política exterior india y las relaciones entre India y EE.UU. desde una perspectiva equivocada. India no ha sido, no es y será nunca un Estado satélite de EE.UU. y nunca se situará en la órbita estadounidense. India sigue una política/estrategia de multialineamiento que le permite establecer asociaciones estratégicas con múltiples países para maximizar los intereses nacionales y preservar la autonomía estratégica.

La política de multialineamiento

En el nuevo milenio, la política exterior india bajo los gobiernos de la Alianza Progresista Unida (UPA) dirigidos por Manmohan Singh (2004-2014) pasó del no alineamiento al multialineamiento, una estrategia que trata de evitar la dependencia económica, política y militar de una única gran potencia. India quiere diversificar así los socios estratégicos para mantener su compromiso con la autonomía estratégica.

La característica principal de la doctrina de política exterior del multialineamiento es la maximización de los intereses nacionales para promover las prioridades de desarrollo, seguridad y posición.

Bajo los gobiernos de la UPA, el multialineamiento se tradujo en tres características importantes. En primer lugar, un creciente impulso hacia una mayor participación y pertenencia a foros e instituciones multilaterales y minilaterales regionales y mundiales para hacer oír la voz de India en los foros globales. En segundo lugar, el establecimiento de alianzas estratégicas con algunos países y la profundización de las ya existentes con otros para alcanzar las prioridades de desarrollo del país e integrarlo mejor en la economía mundial.

A diferencia de las alianzas, que comportan compromisos mutuos de defensa, esas ‘asociaciones estratégicas’ eluden las obligaciones de defensa. Las asociaciones se establecen en aquellos ámbitos de interés común donde la ayuda y la colaboración mutuas pueden ser beneficiosas a largo plazo para ambas partes. Así, India ha desarrollado asociaciones estratégicas con treinta países; entre ellos, Rusia, EE.UU., Japón, la UE, China y otros países de Asia Oriental. El último aspecto es la ‘cobertura normativa’ en virtud de la cual Nueva Delhi ha evitado comprometerse con la agenda política normativa occidental y no occidental en las relaciones internacionales.

Bajo los gobiernos de Narendra Modi (del 2014 hasta la actualidad), el multialineamiento ha seguido evolucionando y define ahora claramente los intereses estratégicos de India. Con el ascenso político, económico y militar de China y su creciente beligerancia y asertividad en el Indo-Pacífico, Nueva Delhi ha definido sin ambigüedad alguna a China como un agente hostil y a EE.UU. como un socio positivo, y se ha alineado más estrechamente con Washington; sobre todo, tras el enfrentamiento del valle de Galwan en Ladaj oriental en junio del 2020.

La floreciente relación bilateral India-EE.UU.

En el siglo XXI, las relaciones entre la India y EE.UU. han florecido, y las dos mayores democracias del mundo se perciben mutuamente como socios naturales. En la etapa de Modi, la relación bilateral se ha revitalizado con florecientes lazos políticos, diplomáticos, económicos, militares y estratégicos. Las aprensiones compartidas sobre el ascenso de China y la agresiva política exterior en el Indo-Pacífico han proporcionado el elemento aglutinante para la ‘asociación estratégica integral’ entre Nueva Delhi y Washington.

Durante el primer gobierno de Trump, la relación bilateral entre ambos países se transformó en una ‘asociación global y estratégica integral’, como pusieron de manifiesto los crecientes lazos políticos, defensivos y estratégicos . EE.UU. se convirtió en una importante fuente de equipos militares avanzados para el ejército indio, con un comercio bilateral en materia de defensa que pasó de cero en el 2008 a 20.000 millones de dólares en el 2020. India y EE.UU. también han incrementado las maniobras militares conjuntas, y EE.UU. realiza más maniobras militares con India que con cualquier otro país no perteneciente a la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

Los dos países institucionalizaron el Diálogo 2+2 (un encuentro de los ministros de Defensa y Asuntos Exteriores) que reforzó aun más la asociación estratégica entre ellos. También han firmado acuerdos de logística militar para apoyarse y mejorar mutuamente su alcance y para compartir inteligencia y han desarrollado capacidades para identificar mejor las amenazas a la seguridad nacional y prepararse frente a ellas. Por ejemplo, en el 2016 se firmó el memorando de acuerdo de Intercambio Logístico, en el 2018 el acuerdo de Compatibilidad y Seguridad de las Comunicaciones y en el 2019 el acuerdo del anexo de Seguridad Industrial (que permite a las empresas estadounidenses e indias del sector privado fabricar conjuntamente equipos militares). Este último acuerdo es una ampliación del acuerdo general de Seguridad de la Información Militar firmado en el 2002.

Los dos países han colaborado estrechamente en la lucha antiterrorista; EE.UU. ha desempeñado (junto con Francia y el Reino Unido) un papel crucial en la consideración de algunos terroristas radicados en Pakistán, como Masood Azhar, jefe de Jaish-e-Mohammad, como terroristas en virtud de las normas del Comité 1267 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

En el Diálogo 2+2 de diciembre del 2019, los dos países constataron la profundización de su asociación estratégica basada en valores compartidos como los derechos humanos, la justicia, la libertad y el compromiso con el Estado de derecho. También destacaron unos objetivos estratégicos comunes compartidos como un “Indo-Pacífico libre, abierto, inclusivo, pacífico y próspero” y el Diálogo Cuadrilateral de Seguridad (el QUAD, integrado por EE.UU., India, Japón y Australia) y el trilateral India-EE.UU.-Japón para lograr esos objetivos.

Relaciones India y EE.UU. tras Galwan

Aunque India aboga por la autonomía estratégica y rehúye las alianzas, tras el enfrentamiento del valle de Galwan se ha alineado más estrechamente con EE.UU. siguiendo los postulados de la política de alineamiento múltiple para mejorar su seguridad, su posición y su crecimiento y desarrollo económicos. El enfrentamiento abrió vías para una mayor cooperación entre los dos países, sin llegar al nivel de una alianza, y dio a Nueva Delhi más confianza en el establecimiento de una importante asociación estratégica con Washington para contrarrestar a China. EE.UU. se ha convertido en el socio exterior más importante para India después de Galwan y especialmente tras la guerra entre Rusia y Ucrania. La ‘asociación global y estratégica integral’ entre India y EE.UU. se ha fortalecido durante el gobierno de Joe Biden, quien la ha calificado como “una de las relaciones definitorias del siglo XXI”.

Después de Galwan, EE.UU. ha tratado de tranquilizar a India y le ha proporcionado apoyo político y diplomático en su enfrentamiento fronterizo con China. Tanto el gobierno de Trump como el de Biden espaldaron a India en el enfrentamiento fronterizo y han calificado a China de agresora. Washington ha intentado vincular repetidamente (en sus declaraciones y en los foros internacionales) la crisis fronteriza entre India y China con las disputas de China en el mar de China Meridional, el mar de China Oriental y en relación con Taiwán. Si bien Washington ha pedido tanto a Nueva Delhi como a Beijing que resuelvan pacíficamente la actual crisis y la frontera en disputa, y que no recurran a la fuerza militar, se ha opuesto con firmeza a los intentos de China de cambiar unilateralmente el statu quo o de hacer reivindicaciones territoriales mediante incursiones (tanto militares como civiles) en la frontera y la Línea de Control Real (LAC). La Estrategia de Defensa nacional del gobierno de Biden ha afirmado con rotundidad que apoyará a India en cualquier crisis futura con China. EE.UU. también reconoce como territorio indio el estado de Arunachal Pradesh, reclamado por China.

Los lazos en materia de defensa y seguridad entre India y EE.UU. se han reforzado aun más después de Galwan con los intentos de aumentar el entrenamiento conjunto y la interoperabilidad entre las fuerzas armadas de ambos países, así como el intercambio de información e inteligencia, sobre todo en relación con el Ejército Popular de Liberación (EPL) a lo largo de la disputada frontera entre India y China. India ha adquirido y tiene previsto adquirir a EE.UU. plataformas armamentísticas avanzadas y de última generación para contrarrestar a China (y frustrar su agresión).

Aumento de las maniobras militares

También ha aumentado el alcance de las maniobras bilaterales con EE.UU. y de las maniobras multilaterales con EE.UU. y otros países. La 16.ª y 17.ª edición de los ejercicios Yudh Abhyas (entrenando para la guerra) se llevaron a cabo en India y EE.UU. respectivamente en el 2021. En EL 2022, la 18.ª edición se celebró en Auli, a 100 kilómetros de la LAC, en el estado de Uttaranchal, a una altura de 4.000 metros sobre el nivel del mar. La 19.ª edición se celebró en Alaska en septiembre-octubre del 2023, y la 20.ª en septiembre del 2024 en Rajastán.

India y EE.UU. han continuado con los ejercicios aéreos Cope India, y en abril del 2023 se llevó a cabo el sexto y mayor ejercicio con la participaron de bombarderos F-15 y B-1B de la Fuerza Aérea estadounidense y con Japón como observador. En octubre del 2022, los dos países llevaron a cabo la segunda edición del ejercicio Tiger Triumph en el Mando Naval Oriental indio en Vishakhapatnam con el objetivo de reforzar la seguridad en el Indo-Pacífico y con el énfasis puesto en consolidar la interoperabilidad y validar los procedimientos para llevar a cabo operaciones anfibias de ayuda humanitaria y socorro en caso de desastre. Los ejercicios militares envían una señal sobre el alineamiento India-EE.UU. en busca de la disuasión y el contrapeso frente a la asertividad y beligerancia de China y cualquier veleidad de perturbar la paz y la estabilidad en el Indo-Pacífico, además de oponerse a los intentos de Beijing de convertirse en un hegemón en la región.

Información e inteligencia

El intercambio de información e inteligencia entre ambos países también ha aumentado después de Galwan. Nada más producirse el enfrentamiento del valle del Galwan, Washington compartió con Nueva Delhi información de inteligencia crítica sobre las fuerzas de seguridad chinas. La inteligencia estadounidense también desempeñó un papel fundamental en el éxito de la operación Leopardo de las Nieves, cuando las tropas indias capturaron las alturas de la orilla sur del lago Pangong Tso en agosto-septiembre de 2020 y se obligó a China a sentarse a la mesa de negociaciones, lo que condujo a la retirada de las tropas y al establecimiento de zonas neutrales en la orilla norte del lago Pangong Tso.

En el Diálogo 2+2 de octubre del 2020, India y EE.UU. firmaron un tercer acuerdo logístico, acuerdo básico de Intercambio y Cooperación, que permite a las fuerzas armadas de ambos países ampliar el intercambio de información geoespacial. En virtud de dicho acuerdo, EE.UU. proporcionó a India en diciembre del 2022 información de inteligencia crucial y muy actualizada sobre la ubicación, la fuerza y los movimientos de las tropas del EPL en la conflictiva zona fronteriza de Arunachal Pradesh. En esa ocasión, EE.UU. compartió con el ejército indio información e imágenes de satélite procesables con mayor detalle y mayor rapidez que en el pasado. Eso ayudó a las tropas indias a repeler lo que el gobierno indio calificó de intento de Beijing de cambiar el statu quo en la región de Tawang, en Arunachal Pradesh.

Suministro de material bélico

Inmediatamente después del enfrentamiento del valle del Galwan, India adquirió a EE.UU. equipos vitales para clima frío, como ropa de abrigo, municiones y otros equipos. El gobierno de Trump aprobó el alquiler de drones MQ-9B Sea Guardian a Nueva Delhi, y desde noviembre del 2020 la Armada india opera dos drones de ese tipo. Además, Washington modificó su interpretación del régimen de Control de Tecnología de Misiles para permitir la exportación a India de drones MQ-1 Predator, capaces de transportar misiles y más de 500 kilos de bombas. Los dos países están en conversaciones para la adquisición de plataformas militares sofisticadas como helicópteros Apache y Chinook, aviones Poseidon-8I y drones MQ-9B armados. EE.UU. también está dispuesto a proporcionar a India aviones F15-EX, F-21 y F/A-18 Super Hornet para que el país aumente sus capacidades militares. También hay conversaciones en curso para la producción y fabricación conjuntas de obuses ultraligeros M777 junto con su artillería de precisión, como los proyectiles Excalibur, y vehículos de combate de infantería.

Cooperación en tecnologías emergentes

Después de Galwan, la cooperación tecnológica entre ambos países también ha aumentado tanto en el terreno militar como en el civil. La cooperación tecnológica (en especial, la investigación conjunta, el codesarrollo, la coproducción y la transferencia de tecnología) tienen como objetivo aumentar el crecimiento económico de India y mejorar sus capacidades militares frente a China. Bajo el gobierno Biden, los dos países han cooperado en tecnologías críticas en todos los ámbitos, incluidos el espacial y el cibernético.

En mayo del 2022, los dos países firmaron la Iniciativa sobre Tecnología Crítica y Emergente (iCET). En enero del 2023, ambos países elevaron la iCET a asociación estratégica para reforzar la cooperación en “tecnologías críticas y emergentes, codesarrollo y coproducción, y en las formas de profundizar la conectividad a través de nuestros ecosistemas de innovación” en innovación en defensa y cooperación tecnológica, cadenas de suministro de semiconductores, espacio y telecomunicaciones de nueva generación. De modo que la iCET pretende engranar las relaciones comerciales, tecnológicas y de seguridad entre India y EE.UU. en una asociación estratégica global, cuyo colofón sería la transferencia de tecnologías de defensa.

De modo previo a la visita de Modi a EE.UU. efectuada en junio del 2023, los dos países firmaron la iniciativa Indus-X. Dicha iniciativa pretende reunir a inversores, pequeñas startups, sectores industriales, instituciones académicas y de investigación y partes interesadas indias y estadounidenses para acelerar y ampliar las tecnologías de doble uso, es decir, las tecnologías comerciales con aplicaciones militares. Según la Cámara de Comercio estadounidense, Indus-X puede ayudar a India a alcanzar su objetivo de 5.000 millones de dólares en exportaciones en el 2025 y ayudarla también a diversificar su cadena de suministro.

Durante la visita, la cooperación tecnológica y de defensa entre los dos países se reforzó aun más. General Electric (GE) y Hindustan Aeronautical Limited (HAL) acordaron producir conjuntamente el motor F414 para los aviones autóctonos indios. GE acordó proporcionar la tecnología del motor a reacción F414 para los aviones de combate ligeros de HAL o los cazas Tejas Mk-2. EE.UU. estará dispuesto a transferir aproximadamente un 80% en valor de la tecnología de motores a reacción de GE, lo que implica la transferencia de once tecnologías clave asociadas al motor F414.

Multialineamiento y divergencia en los lazos bilaterales India-EE.UU.

La búsqueda por parte india de la doctrina del multialineamiento para maximizar los intereses nacionales y preservar la autonomía estratégica ha provocado divergencias en la relación bilateral India-EE.UU..

Pese a las repetidas presiones y críticas estadounidenses, India se ha negado a condenar a Rusia por invadir Ucrania. Nueva Delhi también se ha negado a imponer sanciones a Moscú y ha seguido comprando con descuento grandes cantidades de petróleo ruso.

La neutralidad en la guerra entre Rusia y Ucrania se debe a la importancia que el gobierno de Modi (y la propia India) concede a su asociación estratégica con Rusia en virtud de la doctrina de política exterior de multialineamiento, que permite inclinarse hacia el lado que maximice sus intereses nacionales. Nueva Delhi cree que Moscú (y también Occidente, especialmente EE.UU.) es (son) indispensable(s) para el ascenso de India como gran potencia/líder, especialmente mediante el suministro de armas y la transferencia de tecnología. La dependencia de la colaboración entre India y la Unión Soviética durante la guerra fría y los alineamientos geopolíticos contemporáneos también han reforzado la asociación estratégica con Rusia. Asimismo, Nueva Delhi y Moscú convergen en la visión de un orden mundial policéntrico. Ambos países están en contra de la hegemonía estadounidense y abogan por el multilateralismo y un orden mundial multipolar.

Después de Galwan, India se ha mostrado más dispuesta a abrazar el Diálogo de Seguridad Cuadrilateral (QUAD) y ha profundizado en su cooperación. Aunque lo ha adoptado como grupo de seguridad más amplio y lo ha utilizado para equilibrar la zona frente a China, India se ha resistido a los intentos de los demás estados miembros (en especial, de EE.UU.) de securizar el QUAD y no está dispuesta a adoptar el grupo como una alianza militar. Sigue teniendo reservas respecto a la contención de China y ve poco valor en utilizar ese foro estratégico para atacar abiertamente a China. A diferencia de EE.UU., no está dispuesta a plantearlo como un contrapeso a China y no está dispuesta a emplearlo como un instrumento para contener a China.

Así pues, Nueva Delhi se contenta con destacar los aspectos más suaves del foro, como la provisión de bienes públicos internacionales, y con ser percibida como empeñada en “la búsqueda de un enfoque constructivo para el desarrollo y la prosperidad regionales”. No quiere ampliar el QUAD más allá de un marco de diálogo laxo. No quiere que el QUAD adopte posiciones estratégicas idénticas, sino que favorece un enfoque flexible “en línea con el enfoque preferido por India para la construcción de influencia en su propio patio trasero estratégico”.

Profesor asociado de Relaciones Internacionales y Política Exterior en la Universidad de Estudios Internacionales de Shanghai.

LA VANGUARDIA