“No puedo dejar de llorar”

Hay libros que te impactan más allá de lo razonable. ‘Libre’ (Anagrama), de Lea Ypi, es uno de ellos. Es la historia de una niña que crece en un país que se hunde. El país es Albania y la niña acabará siendo profesora de teoría política en la London School of Economics y una pensadora influyente. El texto es una novela autobiográfica, a ratos conmovedora, a ratos trágicamente divertida. Es una lección de historia y una reflexión más valiosa que cualquier ensayo sobre la libertad. ¿Qué libertad? ¿Qué es la libertad?

Lea Ypi nació hace 43 años en Tirana, último reducto del estalinismo. Fue una niña comunista como es debido, en una familia culta y atemorizada, en la que el padre y la madre no coincidían políticamente, con una abuela que ponía paz y sentido común hasta donde podía. Todos eran revolucionarios, pero de revoluciones distintas: la favorita de la abuela era la francesa; la de la madre, la inglesa; la de Lea, la rusa, y la de padre, la revolución que estaba por llegar. Pero lo que llegó fue el descalabro del comunismo en Albania (1990) y la guerra civil (1997), que Lea vivió de los 10 a los 17 años. Había vivido engañada en la ficción de un régimen supuestamente libre y coherente. La familia, para protegerla, le había escondido la trágica realidad que sufrían. Cuando todo estalla, ella entra en choque: se queda sin voz, sólo tiene lágrimas. “No puedo dejar de llorar. Intento contener las lágrimas, pero no puedo. No puedo hablar. No sé qué hacer”.

Los protagonistas del libro son ellos cuatro, pero también Stalin y Lenin, Voltaire y Rousseau, Marx y Hegel, Enver Hoxha (el tío Enver, para Lea) y Tito, incluso Napoleón. También los vecinos, los profesores, los parientes, los amigos de la escuela… Y por supuesto una ideología buena (el socialismo, que incluía la libertad auténtica) y una malvada (el capitalismo, con una falsa libertad sólo para los ricos). La niña Lea interioriza que los albaneses son pobres pero felices, y que la verdad está de su lado. Las colas para comprar, las casas sin taza de inodoro o la Coca-Cola como un lujo los tiene normalizados. No ha visto otra cosa. Pese a las frecuentes peleas en casa y las ocultaciones (o tal vez gracias a ellas), se siente amada y protegida, aunque no entiende que le hablen en francés, lo que le hace sentirse extraña ante sus compañeros. Una extrañeza y una diferencia que de algún modo le acaban salvando.

Lo repito. Es un libro revelador por la sencillez como muestra la utopía frustrada del comunismo y el espejismo del neoliberalismo. La combinación de una mirada infantil recreada desde el bagaje de una académica adulta convierte esta narración, basada en hechos reales, en un emocional revival histórico de calado político. Desde la periferia albanesa, nos confronta con las dogmáticas y violentas batallas ideológicas del siglo XX que han costado tantas vidas, para concluir que, “a pesar de todas las restricciones, los seres humanos nunca perdemos nuestra libertad interior: la libertad de hacer lo que es correcto”.

La historia de Lea Ypi también es la nuestra: aquí tuvimos la otra cara de una dictadura autárquica. En plena desorientación ideológica global, es oportuno recordarlo.

ARA