Ya pueden ir pariendo leyes y constituciones, ya pueden cantar como quieran los del Tribunal Constitucional, ya pueden cantar Unidades de España, ya pueden cambiar los regímenes, que a Navarra le viene ancho. Tiene fueros.
Allá y muy atrás. A pesar de que Navarra destrozara en Roncesvalles al Roldán Carolingio, mientras aquí en casa nos dejábamos bautizar. Aquella tierra tiene un aire francés patente en su románico. Como no lo tienen las tres provincias vascas, Navarra se abrió, y basta con recordar a nuestro príncipe de Viana en Olite.
Fue el Católico quién añadió Navarra a las Españas. En aquella guerra hirieron a san Ignacio de Loiola mientras los de san Xabier iban con los otros. Pero hay una curiosa. Enrique IV, Borbón y hugonote, conquistó París, se hizo católico y se convirtió en rey de
Llegado el tiempo, las tres provincias vascas y Navarra fueran señoríos y reino del rey de Castilla, pero con fueros. Con los liberales jacobinos del siglo XIX, las tres provincias los perdieron, pero Navarra, carlista en todas, continuó foral. Franco entró a hierro y fuego en Euskadi, pero Navarra, intocable, continuó con los fueros. Todavía los tiene, sin que ninguna Constitución ni ningún Tribunal que la vigile pueda meter baza.
Mira lo que se me ha ocurrido. Si nosotros tuviéramos los mismos fueros que los navarros, quizás ni se nos habría pasado por la cabeza ondear la estelada (*). Pero se ve que somos demasiado malos. Sin embargo bastante buenos para no hacer como los niños en el colegio cuando lloriqueábamos cuando a uno más guapo le daban una peladilla y a nosotros no.
Que Navarra tenga la fiesta en paz. Pero los fueros de los cuales tanto hace gala no la hacen menos vasca, a pesar de recoger un tipo de dualismo, tal como cantan. Por san Fermín en Navarra cantan los mozos y mozas, los de la montaña en vasco, los de
Pensar con Navarra me da paz. Al menos hay algunos que se las apañan.
(*) Estelada es la bandera catalana de las cuatros barras con una estrella. Es símbolo del independentismo catalán.