El poder universal de las transnacionales preocupa universalmente. Van surgiendo obras que estudian cómo articular una estrategia anti-hegemónica ante estas empresas. Yo las describo en mi último trabajo como «`global players’ hipermóviles que se desplazan en el tablero del mundo posfordista en busca de territorios con las mayores subvenciones y el menor costo de la fuerza de trabajo. Manipulan a los gobiernos para que dejen de ocuparse del bienestar de su mano de obra y se adapten a sus demandas, hacen que los trabajadores contratados por ellas queden con frecuencia sin derechos individuales y colectivos, y utilizan la deslocalización de sus plantas como instrumento de la búsqueda del mayor beneficio y como amenaza ante empleados, poblaciones y gobiernos para conseguir sus fines».
El trabajo que en mi opinión más elementos aporta para construir esa estrategia y que con más contundencia y profusión de detalles analiza la naturaleza de las trasnacionales es el muy documentado libro que acaba de publicar el profesor de
Contra la idea admitida, incluidos los medios de izquierda, de que este poderoso producto del neoliberalismo funciona en base al «laissez faire» y a la desregulación total, Hernández describe la complejísima regulación que está en la base de un Derecho Comercial Global coercitivo al servicio de las multinacionales, y desvela la teoría -y la práctica- de los mecanismos de
El libro explica cómo un derecho internacional duro, sancionador y jurídicamente eficaz, el Derecho Comercial Global, o Lex Mercatoria, sustentado en la celeridad y la confidencialidad de la empresa, regula férreamente el núcleo duro de la actividad de las trasnacionales, esto es, los contratos de explotación y las normas de comercio e inversiones, situándose por encima del derecho internacional de los derechos humanos y de los códigos internacionales de trabajo. Los tribunales arbitrales (CIADI) dotan de plena seguridad jurídica a las inversiones realizadas por las multinacionales frente a los estados receptores, pasando por encima de los tribunales de éstos. El Sistema de Solución de Diferencias de
La asimetría se desplaza a los órganos internacionales. Mientras que las decisiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial,
La nueva empresa globalizada tiene un discurso ético basado en la confianza en las partes implicadas, el respeto a los derechos humanos, la responsabilidad con la comunidad y el medio ambiente… Los derechos sociales, laborales y medioambientales se ven desplazados así hacia sistemas de regulación blandos encuadrados en sistemas no normativos. Las pautas de
La «ética de la empresa» se concreta en instrumentos como los códigos internos que se proponen establecer nuevos equilibrios entre democracia y mercado, al margen del derecho y sin desvincularse de la lógica capitalista. El resultado de todo ello es el contraste entre tal «ética» y las prácticas reales de las multinacionales, el cual se superpone a la disparidad, en el terreno de las relaciones laborales, entre el discurso de los círculos de calidad, formación en valores, misión de la empresa… y la realidad de la flexibilidad laboral, externalización, subcontratación, precariedad y pérdida de derechos laborales y sociales.
Hernández destaca el contraste sangrante entre el informe de RSC del BBVA, elaborado en base a la información suministrada por la empresa, y la información aportada por las organizaciones sociales, sindicales y ecologistas al Tribunal Permanente de los Pueblos. Mientras que el informe de
Los códigos de conducta se han incorporado a los informes de
Hernández lanza en las conclusiones del libro una propuesta normativa basada en el destierro de la voluntariedad. Su puesta en práctica bascularía entre las normas antes citadas de
En el ámbito laboral, la referencia sería
Juan Hernández y Mikel de
-denuncia de los gobiernos de los países sede de las multinacionales que dan cobertura económica y jurídica a su estrategia
-apoyo a las denuncias anti-neoliberales de los movimientos sociales y sindicatos de los países de destino de estas empresas
-exigencia de normas internacionales que incidan en la responsabilidad de las transnacionales
-puesta en contacto de los representantes de los trabajadores de las empresas multinacionales más allá de su ubicación geográfica.
La necesidad de profundizar en mecanismos institucionales que obliguen a las transnacionales a someterse a las normas internacionales y estatales, dicen los citados autores, se ha convertido en un gran desafío para la comunidad internacional. Tal exigencia debe formar parte de las agendas de los sindicatos y de los actores políticos y sociales.
Posdata.- Mi aprecio y admiración por una persona que ha luchado incansablemente contra el neoliberalismo y el poder de las multinacionales, Rafa Díez Usabiaga, y mi solidaridad con los detenidos en el marco de esta operación*.
(* El autor se refiere a las detenciones de la izquierda abertzale ocurridas estos días en el País Vasco)
Fuente: http://www.gara.net/paperezkoa/20091017/161970/es/Multinacionales-derechos-humanos