10 de diciembre de 925
Se inventó una historia que lo vinculaba con el trono visigótico con el propósito de legitimar su poder
Foto: Nabarralde
Tal día como hoy del año 925, hace 1.093 años, en Resa (reino de Pamplona), moría Sancho Garcés I, que fue el primer caudillo vasco medieval en intitularse rey. Sancho Garcés era el nieto político de Fortún Garcés, el tercer caudillo independiente de Pamplona de la estirpe primigenia Arista. Sancho Garcés, que se casó con Toda, nieta carnal de Fortún de Garcés, fue elegido por los ahaide nagusiak (los jefes tribales locales) cuando su abuelo político fue obligado a retirarse al monasterio de Leyre. Fortún Garcés había sido cautivo de los árabes durante dos décadas, y al volver a sus dominios mantuvo una política de paz y de acuerdo con el califato, que provocó la rebelión de las oligarquías vascas.
Sancho Garcés, consciente de que no tenía una relación consanguínea directa con los Arista (la estirpe fundadora del dominio de Pamplona), fabricó una historia que pretendía legitimar su poder: proclamó que su tatarabuelo, el magnate Jimeno de Pamplona, había recibido el testigo de la corona hispánica después de la muerte del rey Roderico, al inicio de la conquista árabe de la Península (711). El mismo Sancho Garcés, para disipar cualquier duda de legitimidad, afirmaba que su tatarabuelo había recibido el mandato de manos del pontífice Gregorio II. De esta forma se intituló rey, prescindiendo totalmente de la autorización del Papa o del emperador del momento. Sancho Garcés sería el primer monarca vasco de la estirpe Jimena.
Poco después (922), Andregoto, condesa titular de Aragón, dependiente del reino de Francia, se casó con García Sánchez, hijo y heredero de Sancho Garcés, para escapar del dominio francés, y Aragón se convirtió en uno de los dos principales elementos del Estado vasco medieval. Pasado un siglo y medio (1076), Sancho IV de Pamplona fue asesinado en el transcurso de una intriga palatina, y los oligarcas navarroaragoneses coronaron a Sancho Ramírez, un pariente del difunto que en aquel momento ejercía las funciones de conde de Aragón. Sancho Ramírez sería coronado rey de Pamplona, siguiendo la tradición de la historia inventada por Sancho Garcés, y se coronaría también rey de Aragón (el primero) como había hecho Sancho Garcés, sin la autorización preceptiva que exigía la ley de la época.