En una cena distendida, y cuando llevaba y tras doce años de abandonar Downing Street, alguien le preguntó a Margaret Thatcher de qué éxito de su mandato estaba más satisfecha. Thatcher respondió “Tony Blair y el nuevo laborismo”. No mencionó sus reformas económicas, ni el combate contra la inflación, ni la Guerra de las Malvinas. “Tony Blair y el nuevo laborismo. Obligamos a nuestros rivales a cambiar de opinión”.
Tú puedes hacer las reformas que quieras, pero siempre puede venir alguien detrás y dejarlo como estaba, a no ser que consigas llevarlo hacia dónde quieres. De hecho, no hay estrategia más efectiva y duradera que aquella en la que colabora aquel que, teóricamente, lucha contra ella.
Estrategia es esto, por supuesto. Para poder hacer un jaque mate el rival debe ir poniendo sus piezas donde tú quieres; y si esto no sucede, tarde o temprano termina en tablas.
Hay un placer que todavía es más satisfactorio que la victoria, explicar cómo fuiste provocando que el otro te fuera disponiendo las piezas para dejártelas a punto.
Los buenos jugadores de ajedrez, imagino que no presumen de ello porque eso significaría quemar la estrategia, pero a la Dama de Hierro en 2002 en aquella cena, ya le debía dar igual todo.
¿Qué tiene que ver esto con Carlos Carrizosa?
Un momento de calma que todavía pondré otros dos ejemplos. No se sabe si a Franco, en su lecho de muerte, alguien le preguntó de qué estaba más satisfecho. Y si no lo hizo, le impidieron el gozo de proclamar “el nuevo PSOE y el nuevo PCE”. Y es que el sueño de cualquier dictador debe ser que un día, le supere una democracia y que esta democracia “que se dan entre todos” no cuestione el ‘statu quo’ que deja y mantenga habilitada la Justicia de la dictadura para vigilar que nadie salga del redil.
Cambiando de escenario y dando una voltereta, me atrevería a decir que hubo un día en que ERC, hace cuatro o cinco años, tenía un partido tan fuerte que podía haber hecho un rinconcito, un nido, donde se pudiera instalar un desorientadísimo ‘Crida-PDECat-Junts’, en vez de mantenerse obsesionada con el viejo truco de “primero conseguiré la hegemonía y después conseguiré mis objetivos políticos en un pim-pam”.
Vayamos al hilo antes de que se me enrede. Carlos Carrizosa compareció después de la derrota electoral, la definitiva, diciendo que la lucha continúa y que levantarán la cabeza: en fin, lo que se suele decir.
Pero él sabe que no debe partir porque un día de estos le lloverá un cargo de aquellos tan bien pagados y podrá olvidarse de todo. Y la cagó, porque podía haber hecho algo que le habría gustado mucho a quienes le acabarán regalando un sueldo vitalicio. Perdió una oportunidad histórica de decir:
━Trabajo hecho. Ciudadanos ha triunfado. Volvemos a casa satisfechos. Hemos logrado nuestro objetivo.
━¿Qué objetivo?━ habría preguntado la periodista esbozando una cierta sorna.
━El nuevo PSC.
RACÓ CATALÀ