Desde Cataluña, entre concentración, manifestación y cadena, hay quienes todavía tienen tiempo para echar un vistazo de vez en cuando al País Vasco y extrañarse. Hasta hace bien poco, Euskadi y sus circunstancias habían sido un punto de referencia poco eludible para el catalanismo. Pero, de repente, el gobierno del PSE con el apoyo del PP, el retorno del PNV y el eclipse -loados sean los dioses- de ETA han situado la cuestión vasca en el limbo. El desinterés catalán había coincidido, además, con una etapa gris del nacionalismo vasco. Pero ahora, de repente, como activado por un resorte, el presidente Urkullu parece haber despertado y se ha dado cuenta de que en España Mariano Rajoy está perpetrando un proceso de “recentralización” y que hace 34 años que el Estatuto vasco es el mismo y no se mueve, “mientras la realidad cambia”. ¿Y qué propone el lendakari para nivelar fuerzas? Una “reforma” del Estatuto. ¡Angelito! Quizá los catalanes ya no miran a Euskadi, pero se nota que los vascos nunca han mirado hacia Cataluña. Urkullu debería hablar con Maragall.
EL PUNT – AVUI
Vicent Sanchis