“Los vascos de la Ribera de Navarra en la obra periodística de Diego Pascual Eraso”

 

La editorial Pamiela acaba de publicar el libro “Los vascos de la Ribera de Navarra en la obra periodística de Diego Pascual Eraso”. Esperando que sea de tu agrado, te adjunto una reseña biográfica de este ilustre corellano cuyos artículos se recogen en este libro junto a un estudio sobre el contexto histórico en que fueron redactados.

La presentación del libro será el próximo 2 de Noviembre en la Casa de Cultura de Corella, a las 8 de la tarde. Intervendrán:

Jabier Sainz Pezonaga (autor del libro)

Jesús Pascual (nieto de Diego Pascual Eraso)

José Angel Irigaray (editorial Pamiela)

DIEGO PASCUAL ERASO.

Reseña biográfica

Diego Pascual Eraso nació en Corella el día 13 de Noviembre de 1891, siendo el hijo mayor de León Pascual Villar y Buenaventura Eraso Arellano. Vivió su infancia y juventud en Corella. Estudió tres cursos como alumno libre en el Seminario Conciliar de Tarazona con excelentes calificaciones y se preparaba para cursar la carrera de Filosofía y Letras cuando murieron sus padres en un intervalo de seis meses, quedando a su cuidado cuatro hermanos pequeños. Para hacer frente a la situación no tuvo más remedio que emigrar y, siguiendo el mismo camino que otros muchos navarros, recaló junto a sus hermanos en Vizcaya, primeramente en Amorebieta y después definitivamente en Bilbao. Sus excepcionales cualidades intelectuales le llevaron a desempeñar trabajos de responsabilidad en diversas empresas de Bilbao, como el Banco Agrícola Comercial o la Sociedad Anónima Metalúrgica Internacional, donde fue Jefe de Oficina durante tres años. En 1919 casó con Trinidad Ceberio con la que tuvo cuatro hijos, Josefina, Jesús Vicente, Javier y José Antonio.

Compaginando el trabajo con el estudio aprobó el plan de estudios del Magisterio de Primera Enseñanza en la Escuela Normal de Maestros de Navarra y desde 1929 hasta 1937 ejerció como maestro en el Magisterio Municipal de la Villa de Bilbao, dando cauce a su impulso vocacional.

Sus inquietudes intelectuales y culturales se plasmaron también en otras actividades. En 1926 fue uno de los fundadores del Ateneo Navarro de Bilbao. Esta asociación, de la que fue presidente, realizó numerosas actividades sociales y culturales, celebrando conferencias, certámenes literarios, colectas sociales, etc. También se celebraban las fiestas de los patronos de Navarra y Pamplona. A principios de 1928 abrió una biblioteca, para lo que había contado con la colaboración de la Diputación Foral de Navarra, y se ofrecieron diversas charlas sobre el amor a la tierra nativa.

Aunque ya había sido publicado un artículo suyo en 1922, en la revista Euskalerriaren Alde, es en 1931 cuando comienza su labor periodística, publicando asiduamente en el diario Euzkadi, de Bilbao. Este diario cuyo primer número aparecía el 1 de febrero de 1913 era el órgano de expresión del Partido Nacionalista Vasco en Vizcaya, aunque su área de difusión era más amplia puesto que cumplía la función de vehículo propagandístico más allá de su ámbito propio.

Sus primeros artículos en este diario, que comenzaron a publicarse el 25 de Octubre de 1931, están firmados con el seudónimo Miguel de Ergabia, pero pronto lo cambiaría porque, tal como nos cuenta en el artículo Los Vascos de La Ribera de Nabarra

del 1 de Junio de 1932, el también corellano Juan José Salamero Resa utilizó el mismo para firmar un folleto de propaganda nacionalista titulado “La Erribera por Jel”, que tuvo amplia distribución en Navarra.

A partir de entonces firmó como Lucio de Arakil, y con este seudónimo publicó la mayoría de sus artículos. Estos aparecían, con muy pocas excepciones, en primera plana. No eran artículos de información sino artículos de opinión, lo que hoy llamaríamos editoriales o columnas. Los contenidos de opinión y entre ellos los artículos de índole cultural tenían una presencia muy destacada en el diario y en esta faceta Diego Pascual Eraso formaba parte del grupo de colaboradores más asiduos junto a firmas como Kizkitza, Aitzol, Onaindía, Arteche, y Achica-Allende.

En sus artículos, unos 170, de variada temática cultural, se refleja su gran pasión por Navarra, con especial referencia a su Ribera natal. En ellos quedaron plasmadas las reflexiones ideológicas y las controversias políticas, aderezadas con apuntes etnográficos y prendas literarias.

Firmó además algunos artículos que tenían como tema las escuelas vascas con el sobrenombre de Javier de Urroz. Ésta fue su firma también en el diario vespertino La Tarde, de Bilbao, donde comenzó a colaborar el 1 de Enero de 1936. Este periódico se autotitulaba diario independiente y aunque cercano al PNV buscaba un abanico de lectores más amplio que el diario Euzkadi.

Publicó también algunos artículos en la revista anual Vida Vasca, editada en Vitoria y Bilbao, que en 1931 se vendía en Corella en la librería de Vicente Catalán y en Tudela en la de Hijos de Antonio Castilla.

Tras la aprobación del Estatuto Vasco en 1936 ocupó un alto cargo en el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, en concreto el de Jefe de Negociado de Estadística y Registro, al frente de la Sección de Estadística Escolar, cuyo principal objetivo era conocer la realidad escolar de la Euskadi autónoma, sobre todo en lo referente a la situación del euskera.

También fue miembro y presidente, el último, de la Agrupación de Maestros Vascos – Euzko Irakasle Bazkuna, asociación que participó en el surgimiento de las primeras ikastolas. En 1937 parte al exilio. Junto con otros de los impulsores teóricos y prácticos de la enseñanza en euskera participará en la dirección de las colonias de niños vascos que se organizaron en la Baja Navarra. Primeramente en Donibane Garazi, en la colonia instalada en el fuerte de La Citadelle que acogía 500 niños, donde realizó trabajos de Inspección y Dirección, y a partir del otoño de 1939, dirigió la colonia de La Cagnotte en Las Landas, en un chateau cedido por el obispado de Dax.

En 1941 vuelve a Bilbao. Desposeído de su puesto de trabajo y de su vivienda tendrá que acogerse a la caridad de unos familiares. Volverá a trabajar como maestro en el colegio de 1ª Enseñanza San Rafael Arcángel hasta el año 1971 en que sufrió una trombosis. Había reanudado su labor periodística en 1969 con la publicación en la revista Fontes Linguae Vasconum de la Institución Príncipe de Viana del artículo titulado «Toponimia vasca de Corella», que continuó con tres artículos de tema navarro en Vida Vasca, el último, ya póstumo, titulado «Nosotros los riberos… Vascos, pero a nuestra manera».

Siempre se mantuvo fuertemente vinculado a Corella, a donde viajaba con relativa frecuencia. Durante los años republicanos visitaba a sus amigos Daniel Peralta y María Sánchez Munárriz, que eran los catalizadores del ambiente nacionalista de Corella, y posteriormente pasaba algunas temporadas durante los veranos. Uno de sus amigos de aquellas estancias en Corella fue Antonio Ibarbuen Carrillo, al que enviaba copias de los artículos publicados en el diario Euzkadi.

Falleció en 1974. Además de su formación humanística y de su alta calidad intelectual hay que resaltar el carácter humilde y trabajador que durante toda su vida distinguió su personalidad. Llegó a hablar perfectamente en euskera y participó teórica y activamente en la recuperación de esta lengua, sin dejar por ello de reivindicar su identidad como navarro, ribero y corellano.