Lo que conmemoramos en Atapuerca

Este sábado, un año más, Martin Ttipia Kultur Elkartea visitará el que fuera campo de batalla el 1 de septiembre de 1054, escenario en el que encontró la muerte el rey de Nabarra, García Sánchez III, el de Nájera. Nuestra presencia entre Atapuerca y Agés pretende reivindicar la realidad de un espacio natural, que no es otro que el de la antigua Vasconia y que la historia ha conocido como Nabarra. Sus límites naturales han sido consagrados por la historia -entre el Garona y el Ebro, en ambas vertientes del Pirineo- y sus destinos han estado regidos por los principios del Derecho Pirenaico.

Detalle de la vidriera que muestra un instante de la Batalla de Atapuerca (Iturria: http://www.sierradelademanda.com)

Tras su fallecimiento, el cadáver del rey nabarro fue llevado a Nájera, donde fue sepultado. No obstante, fue previamente eviscerado y sus entrañas enterradas debajo de la losa de entrada a la iglesia de Santa Eulalia en Agés de los Navarros, localidad cercana a Atapuerca. Desde aquella fecha fatídica los ataques de los castellanos a Navarra fueron constantes. Como constantes han sido durante los últimos años los sencillos actos llevados a cabo por la Asociación Cultural Martin Ttipia. Eso sí, siempre provistos  de una gran carga simbólica, con objeto de rememorar y homenajear a aquéllos navarros que en Atapuerca dieron su vida en defensa de su Reino; aunque también para reivindicar nuestro territorio: una Navarra Osoa, sin fronteras impuestas.

Además de rememorar la batalla de Atapuerca y compartir con vosotros algunos pormenores histórico-geográficos, deseamos invitaros a que nos acompañéis este próximo sábado en las campas de Fin de Rey, Atapuerca. Si lo deseáis, podéis enviarnos un email a la dirección de Martin Ttipiake Kultur Elkartea: martinttipiake@gmail.com

Sancho III reinó en Pamplona entre 1004 y 1035. Por el oeste consolidó los límites de Vasconia, tras siglos de lucha contra visigodos y asturleoneses, en la línea del río Miera, la Peña Amaia, que como sabemos significa final o confín, y los Montes de Oka. Queda así delimitada con claridad la frontera entre el Reino de Pamplona y el condado de Castilla. No podemos olvidar que nuestro rey Sancho III era bisnieto del conde Fernán González y cuñado del conde García de Castilla y del rey Alfonso V de León. Navarra, gracias a su gran habilidad política, había mantenido históricamente al condado de Castilla como un estado tapón frente a las amenazas expansivas del Reino de León.

Por el sur, el reino de Pamplona abarca toda Rioja, hasta el cerro de Garrai, donde se ubicaba la antigua Numancia, quedando las tierras al sur del Duero para Castilla. La frontera con el Reino musulmán de Zaragoza se apoyaba en una sólida línea fortificada a lo largo del río Aragón, con Caparroso y Zaharragastelu (Çarcastillo), y de allí por Uncastillo, Luesia, Biel, Agüero y Murillo de Gállego hasta Loarre. Por el Pirineo, el Reino de Pamplona abarca Sobrarbe y Ribagorza hasta, como se ha dicho, las fuentes del Garona en la Val d’Aran. Al norte, el ducado de Gascuña, regido por Sancho Guillermo, quien era vasallo del rey de Pamplona, con quien el duque estaba emparentado.

La frontera en los Montes de Oka se situaba en el Olmo de Burgos o de Atapuerca, Ateburga, Puerta de Burgos, uno de los árboles malatos, al llegar a los cuales era costumbre que los vascones clavasen la espada o el hacha y renunciasen a seguir avanzando, pues consideraban que el territorio en adelante no les pertenecía, en cumplimiento del derecho pirenaico.

Sancho III dispuso que, a su muerte, los territorios del Reino de Pamplona fuesen gobernados por sus hijos, siendo su sucesor, como rey, García, el mayor de sus hijos legítimos, que estableció su capital en Nájera. Su hijo mayor, natural y reconocido, hijo de Sancha de Aibar, recibió el gobierno de Aragón; Gonzalo, el tercer hijo, recibió el gobierno de Sobrarbe y Ribagorza; el segundo hijo, Fernando, había heredado de su madre  en 1029 el Condado de Castilla en sus precisos límites, es decir, entre los ríos Arlanzón y Duero, hasta su cabecera por el este y hasta el río Cea por el oeste, y al norte hasta la Peña Amaia.

García apoyó a su hermano Fernando para recuperar los territorios entre los ríos Pisuerga y Cea, de los que se había apropiado el rey Bermudo III de León, cuñado del conde de Castilla. En el enfrentamiento, ocurrido en 1037 Tamarón, a unos 15 kilómetros al oeste de Burgos, Bermudo muere y Fernando es proclamado rey de León. Tras este suceso, Fernando reconoce a García su soberanía sobre los territorios antes citados.

En 1054, Fernando se enfrentará a su hermano García por estos territorios. Al parecer, fue instigado a ello por el clero castellano, ya que el rey García había hecho pasar los territorios occidentales de su reino de la diócesis de Burgos a la de Nájera, suprimiendo la diócesis de Valpuesta.

Un momento de la recreación-representación de la batalla que vecinos de la comarca hacen cada año (Iturria: http://www.noticiasburgos.com)

El enfrentamiento se produjo el 1 de septiembre entre Atapuerca y Agés, resultando muerto el rey García. Sobre el mismo campo de batalla es proclamado rey su hijo Sancho, de catorce años de edad. El cuerpo del monarca es trasladado para su enterramiento a Nájera, pero se le extraen las entrañas para retardar la descomposición del cuerpo y se entierran en la entrada de la iglesia de Santa Eulalia de Agés.

Las fronteras permanecieron más o menos estables hasta la muerte del rey Fernando en 1065, excepto algunos territorios en los valles de los ríos Ubierna y Urbeltz que, influenciados por los monasterios, se pasan a Castilla. En estas circunstancias influyen también el deseo de los monjes de Oña de independizarse de los de San Millán. La paulatina conquista se materializó por la ambición de los señores de la zona, alentados a ello por la política del Reino de León. Por otra parte, Fernando dejó establecido que, a su muerte, su hijo Alfonso heredase León y su hijo Sancho Castilla, lo que originó una guerra fratricida que acabó con la muerte de Sancho de Castilla en 1072.

El primer gran mordisco al Reino de Pamplona tendría lugar en 1076, con el asesinato del rey Sancho IV en Peñalén, debido a una conjura urdida por el rey de León y Castilla Alfonso VI, instrumentada por los hermanos del rey navarro, los traidores Ramón y Ermesinda.

Todo lo anterior es historia. Nuestra presencia este año entre Atapuerca y Agés, reivindica la realidad de un espacio natural: la antigua Vasconia, que la historia ha conocido como Navarra.

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