La Merindad de Sangüesa en la invasión de Navarra

SANGÜESA fue en diferentes épocas residencia de los Reyes de Navarra. Por su situación de fortaleza frente a Aragón y su pertenencia a la Ruta Jacobea, era un núcleo urbano importante. Los reyes Juan de Albret y Catalina pasaron cortas temporadas en Sangüesa y allí nació Enrique, Príncipe de Viana, El Sangüesino. Una inscripción reza así: “En esta casa nació Enrique de Albret (25-4-1503), hijo de los Reyes de Navarra Don Juan y Doña Catalina. Perdió el Reino pero no el amor a los navarros”.

Sangüesa entrega sus armas al Duque de Alba el 11 de agosto de 1512. Lumbier y los pueblos colindantes exigen para rendirse respeto a sus derechos y afirman “que se entregan forzados y constreñidos de necesidad y sin remedio” ante las amenazas del Duque de Alba.

En Sangüesa, como en toda Navarra, El Católico implantó, tras la invasión, el tribunal de la Santa Inquisición que le otorgaba al Católico la posibilidad de manejar a la Iglesia de Navarra y repartir excomuniones a su antojo. Fue nombrado comisario del Santo Oficio de la Inquisición para Sangüesa y su Merindad Felipe de Leoz.

Tras la conquista de 1512, los españoles derribaron y quemaron el Palacio Real. Los continuos desmanes de los tropas invasoras en la ciudad dieron lugar a un levantamiento de Sangüesa en 1513 con ballestas y cuchillos, el motín terminó con varios muertos y muchos heridos, siendo capitán de la guarnición de los españoles Pedro Castro, que ese día se encontraba en Sos.

El coronel Diego Martínez, con 1.000 soldados, se encargó de derruir las murallas de la ciudad y secuestró a 21 jóvenes sangüesinos que fueron maltratados en su traslado a Vitoria. Se dijo que nunca un navarro fue tratado en tanta deshonra y mengua del reino.

En el levantamiento de Navarra con la venida de Asparrot, un pregón llama a las armas a la Merindad de Sangüesa y se reúne un ejército en Xabier. Destacan en esta concentración, entre otros muchos, los vecinos de Cáseda y su alcalde Pedro Benedit. Parece que el hijo del Mariscal burló la vigilancia a la que estuvo sometido y consiguió llegar a Sangüesa y tomar parte en el levantamiento de la Merindad. Los navarros vencen en la batalla de Yesa. Son apresados 60 españoles y se les arrebatan varias banderas y un estandarte. Celebran el triunfo en la casa de Xabier donde bebieron y se refrescaron y luego en Sangüesa, entrando por el Portal de Jaca. Don Martín, don Miguel y don Juan de Xabier paseaban las banderas y el estandarte arrebatados a los españoles colocados boca abajo. Un gran gentío entusiasmado los recibe a lo largo de la Rua Mayor gritando: “¡Enrich! ¡Enrich!”. Se celebra la victoria con un Te Deum en el templo de Santa María. El entusiasmo que se despertó en Navarra con el deseo de conquistarla no fue pues menor en la Merindad de Sangüesa.

Son unas pinceladas de algunos acontecimientos de la Merindad en aquellas fechas de la invasión. Luces y sombras. Más sufrimientos que alegrías para aquellos navarros que defendían su dignidad.

 

Publicado por Noticias de Navarra-k argitaratua