La hora que hace siglos que esperábamos

La gran manifestación del Once de Septiembre ha dado su fruto concreto y directo tres meses y una semana después. El acuerdo firmado entre CiU y ERC significa que el clamor de la calle ese día en Barcelona se transforma ahora ya en política con mayúsculas. Y gracias a ello los ciudadanos del Principado votaremos la independencia, en 2014 si no pasa nada. Es éste, pues, un acuerdo histórico, que ha sido muy difícil de tejer y que seguramente será complicado de mantener. Pero insisto en que por encima de cualquier otra consideración es un acuerdo histórico: con él se acaba la autonomía y se abre de forma inmediata la posibilidad de convertirse en una república independiente. Que no es precisamente poco.

 

Este es un acuerdo histórico también porque pone de relieve que la independencia es un objetivo de país. No es el proyecto de un grupo o de otro. Evidentemente CiU y el presidente Mas son los que ponen más de su parte. Pero es muy importante que se haya puesto de acuerdo con la primera fuerza de la oposición, ERC, pese a las evidentes diferencias que existen entre ambas. ERC ha hecho un ejercicio de responsabilidad histórica que hay que saludar y reconocer en la importancia enorme que tiene.

 

Los ciudadanos votamos el 25N pidiendo que el proceso de independencia fuera plural. CiU y ERC han tenido que acomodarse a la voluntad popular y lo han sabido hacer. Dejando abierta la puerta además a los otros partidos que aceptan el derecho a decidir y a la sociedad civil que tanto ha hecho para que esta votación histórica de 2014 sea posible. La creación del Consejo Catalán para la Transición Nacional es un gran acierto y seguramente este organismo será la pieza clave que ha consolidar la unidad cívica que nos llevará, esperamos así, a la república.

 

Vamos a vivir dos años apasionantes. No sabemos ni seguramente podemos imaginar las dificultades que habrá salvar. De todo tipo. El problemas internos y las agresiones externas. Las desavenencias que inevitablemente aparecerán en algún momento. Las dudas sobre si éste o aquel podrían dinamitar el proceso o hacerlo difícil. Las dudas sobre hasta dónde podemos llegar o qué podemos aceptar en medio de una crisis tan salvaje y que tanto daño está haciendo a la sociedad. No será fácil, eso es evidente, y hará falta mucha generosidad por parte de todos pero dejadme decir que yo estoy lleno de ilusión y convencido de que esta vez podemos finalmente ganar la historia.

 

Lo he escrito desde hace tiempo y lo repito con mucha alegría esta noche: sólo podemos perder nosotros, si lo hacemos mal, porque ellos ya no nos pueden derrotar. Esta es, pues, la hora que hace siglos que esperábamos.

 

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