España es la extrema derecha. Y la extrema derecha es España: es así de sencillo. No hace falta darle más vueltas.
Durante cierto tiempo la engañifa se había ido extendiendo en torno a una España democrática y no es el caso: el tiempo ha ido poniendo las cosas en su sitio.
Desde el inicio del régimen monárquico transfranquista no han parado de recordarlo: la propia Constitución española se ajustó a las amenazas de los militares españoles de forma que garantizara que mandaran los mismos de siempre. La amnistía sirvió para que los crímenes del franquismo nunca fueran objeto de sanción alguna. Y justo cuando todavía la monarquía parlamentaria española empezaba a dar unos primeros pasos, ya deben sacar, en el año 81, el espectro de la extrema derecha españolista y montar una maniobra de intimidación a gran escala (con tanques por las calles de Valencia y otros siniestros detalles), para dejar claro quién manda. Grupos vandálicos sueltos por todo nuestro territorio nacional, manifiestos y manifiestos de supuestos intelectuales españoles contra la lengua catalana, operaciones persistentes contra la unidad de la lengua, persecuciones y torturas a raudales contra el independentismo; y, más recientemente, bandas falangistas contra catalanes que protestan de la represión activadas por medio de grupos creados ‘ad hoc’, como los difuntos Ciudadanos, impunidad policial, acusaciones judiciales basadas en informaciones falsas etc. etc. Todo ello ‘legalizado’ por el Estado español acomodado en la impunidad más escandalosa. No hay nada como encubrir crímenes sospechosos (como los atentados en Barcelona y en Cambrils, de agosto de 2017) no permitiendo que fueran investigados (con los votos negativos de PSOE y PP), para saber de qué pie calzan estos individuos y qué es el conjunto de eso de España.
Que el PSOE (que manda en el gobierno español) se resista a escuchar la protesta popular que clama para hacer, del antro de torturas que es la Comisaría de Vía Layetana de Barcelona, un Centro de Memoria y Denuncia de la Tortura, ya dice mucho de cómo es esta rama política del régimen monárquico. Y esto sólo es un resumen de este tipo de actuaciones.
Si la extrema derecha no fuera España podríamos decir que España (en todas sus formas y expresiones políticas) ama a la extrema derecha y aprecia el trabajo (sucio) que le hace, que le permite hacer llegar la represión donde no llega la de su legalidad, una legalidad que no tiene por qué respetar porque quien debe decir si algún hecho es legal, o no, es normalmente un juez que ha mamado el franquismo.
La extrema derecha, síntoma de un sistema político mundial en descomposición
Creo que es importante situar la extensión de la extrema derecha en nuestro entorno cercano como síntoma de una crisis política del sistema económico y social de dominación mundial. De la misma manera que durante los años 20 y 30 del siglo pasado el sistema de dominación ya no podía contener la revuelta popular, ahora también se le están terminando los argumentos racionales (y razonables) y se ve tentado a meterse de nuevo en los caminos de la irracionalidad. España encaja de lleno en esta perspectiva irracional en la que todo queda distorsionado por la falsa propaganda y el engaño.
El neofranquismo no surge de la nada
Y, en nuestra nación, llueve sobre mojado: los partidos más representativos del espíritu franquista se han ido imponiendo sobre todo en las Islas y en el País Valenciano. Los errores de la pseudo-izquierda son evidentes pero lo que no podemos hacer es ir recitando explicaciones parciales para un fenómeno tan notable y hay que ir a las causas más de fondo si queremos combatirlas.
En mi opinión (y de bastantes compañeras y compañeros) hay que partir del hecho fundamental de que el franquismo no se ha ido nunca todavía de estos territorios. La historia no pasa en vano y hay que conocer un dato determinante que es que el régimen de Franco hizo tabla rasa, aniquiló de raíz los luchadores del pueblo que no tuvieron la posibilidad del exilio como se tuvo en el Principado. Y arrastramos ese lastre que sólo la persistencia en la lucha permitirá superar, con un compromiso firme y permanente de todo el movimiento.
Corolario: antes dejar hundir el mito de una España democrática que permitir nuestra libertad
La máxima del régimen que está continuando la esencia del espíritu franquista era la conocida ‘España, antes roja que rota’ que ha pasado a ser ‘España, antes autodestruida que Cataluña libre’. Y éste es todo el plan que tienen en sus cabezas.
Lo que no saben es que -quizás sin quererlo- están creando el escenario adecuado para nuestra independencia y cavando así su tumba política, un final de consecuencias imprevisibles cuando la posibilidad de autocrítica ha sido anulada por esta España eterna resucitada, que es quien crea y cría la extrema derecha; y cuando todo se deja caer por la pendiente de la irracionalidad.
https://www.llibertat.cat/2023/06/l-extrema-dreta-es-espanya-54981