La dama negra

La leyenda de Fausto Coppi, el ciclista al que Pío XII negó la bendición

Cuando en 1909 nace el Giro de Italia, el papa Pío X mantenía la prohibición a los sacerdotes de montar en bicicleta, artilugio considerado indecoroso. Casi 40 años más tarde, en 1946, Pío XII tenía otro punto de vista, y aprovechando la etapa que finalizó en Roma se reunió en audiencia privada con los participantes del primer Giro posterior a la Segunda Guerra Mundial para otorgarles su bendición. Allí estuvieron, cómo no, el religioso Gino Bartali, el fraile volador, y el agnóstico Fausto Coppi, il Campionissimo . El mismo Pío XII en 1949 determinó que el santuario de Madonna del Ghisallo, en la Lombardía, estaría consagrado al ciclismo, y que su virgen sería la patrona universal de los ciclistas. Sin embargo, en 1955 de nuevo Pío XII rehusó bendecir a los corredores del Giro. Porque había “un pecador” entre ellos: Coppi.

Coppi nació en 1919 en Castellania, pequeña comunidad piamontesa de unos 400 habitantes. Hoy en día no llegan a cien, pero la localidad se ha rebautizado recientemente como Castellania Coppi en honor a su hijo más ilustre, allí enterrado. El primer ciclista que conquistó el Giro y el Tour el mismo año, ganador de cinco ediciones de la gran ronda italiana y de dos de la Grande Boucle , campeón de Lombardía (cinco veces), Sanremo (3), Roubaix y la Flecha Valona, campeón del mundo en ruta y en pista, recordman de la hora… Nadie discute la valía de Coppi, hasta situarlo en un plano de igualdad con los más grandes de todos los tiempos. Además, su rivalidad con Bartali, en el carácter y las convicciones, en la carretera y en la vida pública, levantó pasiones, como también lo hizo que los dos campeones supieran entenderse y confraternizar en episodios memorables de la historia del Tour, resumidos en la famosa escena del bidón de agua compartido en la ascensión al Galibier de 1952.

La muerte inesperada de Coppi en enero de 1960, con 40 años, tras contraer una malaria mal diagnosticada y peor tratada en Alto Volta (hoy Burkina Faso), acabó de consagrar su leyenda. Pero antes…

Entre 1949 y 1950, Coppi, casado y con una hija, empezó una larga historia de amor con Giulia Occhini, esposa del doctor Enrico Locatelli, un apasionado seguidor del ciclista. El romance adquirió carácter público y también cierto misterio a raíz de las apariciones de Occhini en algunas carreras, a menudo entre el público y habitualmente vestida de color blanco. En L’Équipe , Pierre Chany empezó a citar a “la dama blanca”. Una semana después de la conclusión del Giro de 1954, Coppi y Occhini empezaron a vivir juntos, en Villa Carla.

La noche del 24 al 25 de julio, los carabineros, acompañados de Locatelli, irrumpieron en la mansión y regresaron el 9 de septiembre para arrestar a Giulia Occhini por adulterio, delito vigente en Italia hasta 1963. Al ciclista le retiraron el pasaporte y Occhini pasó cuatro días en prisión. En marzo de 1955 fueron juzgados, Coppi condenado a dos meses por abandono del hogar y Occhini, que estaba embarazada, a tres meses. Ambas penas fueron suspendidas condicionalmente, pero la dama blanca sufrió una dura persecución y calumnias en la prensa italiana. Superando todas las dificultades, la pareja contrajo matrimonio (nunca reconocido en Italia) en México y nació su hijo Faustino, en Buenos Aires. Pudo así obtener el apellido Coppi además de la doble nacionalidad.

Del recuerdo de Giulia Occhini se ocupa la marca de bicicletas Bianchi, con un precioso modelo para mujeres llamado Dama Bianca. De la historia de ambos ha escrito Faustino en su libro Un’altra storia di Fausto Coppi. También sobresale la excelente biografía La pasión de Fausto Coppi, escrita por William Fotheringham y editada en España por Libros de Ruta.

En mayo de 1960 arrancó el primer Giro tras la muerte de Coppi. En una de sus etapas piamontesas, entre los espectadores de la caravana, surgió de nuevo la figura de Giulia Occhini, acompañada de una amiga que sostenía en brazos al pequeño Faustino. Ahí estaba la dama blanca, vestida completamente de negro.

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