La CUP (y ERC), dos años después del pacto

El 23 de marzo de 2021, hoy hace dos años, Esquerra Republicana y la CUP anunciaron un acuerdo para la investidura de Pere Aragonès como presidente de la Generalitat. El acuerdo, presentado con la ilusión de ser un gran vuelco hacia la izquierda, contenía cláusulas sectoriales, que se han cumplido en parte porque estaban en el programa de ambos partidos. Pero sobre todo contenía un gran proyecto en clave nacional, que incluso fue presentado en ese momento como la nueva hoja de ruta.

Según firmaron ambas organizaciones, durante dos años la CUP –y se entendía que también Junts– aceptaría continuar la política de la mesa de diálogo, entendiendo que debía salir “una solución política y democrática basada en la autodeterminación y la amnistía”. ERC cobraba los votos de la CUP con esto y ofrecía una garantía a pagar que no ha llegado ni llegará nunca: si a los dos años no había resultado, como ha sido el caso, entonces ERC y CUP, ambas organizaciones, se comprometían a “generar las condiciones y acuerdos necesarios para que podamos plantear el nuevo embate democrático, durante esta legislatura”. Finalmente, y de forma muy concreta, ERC asumía el compromiso de someter al presidente Aragonés a la “renovación de la confianza” ante el parlamento antes de terminar la primera mitad del 2023. Cosa que ahora ya ha explicado por activa y por pasiva que no piensa hace en modo alguno.

Hoy hace dos años justos de este acuerdo y todo el mundo puede comprobar que no ha pasado nada de lo que se pactó y que –algo mucho peor– no pasará nada de lo que se pactó. La mesa de negociación no ha logrado ni la autodeterminación ni la amnistía, ¿pero qué importancia tiene esto, ahora, si dos años después Esquerra ha cambiado completamente de alianzas y lo último que quiere es hacer este “nuevo embate democrático”? ¿De qué ha servido la primera parte del pacto, este doblegamiento voluntario de la CUP a una estrategia que todo el mundo sabía que era un fracaso anunciado, si la segunda no existirá?

Jugar con el tiempo, hacer que el paso del tiempo cambie las condiciones políticas es uno de los ejercicios más clásicos de la política. Frente a la presión y para rehuirla, es un truco de manual convencer al interlocutor de que deje pasar un cierto tiempo. Pactar un futuro más o menos alejado que en realidad nunca compromete a nada, como ahora se ha vuelto a demostrar. Con frecuencia con la intención de engañarlo, de aprovecharse. Casi siempre para ganar algo hoy, en el único momento que puedes ganarlo, pensando que mañana en todo caso ya lo convertirás en lo contrario de lo que debería ser, si así te conviene.

Evidentemente, este juego cínico, este modo amoral de acercarse a la política, no dice nada bueno de quien la practica. Pero tampoco de quien lo acepta. Que el interlocutor, en este caso la CUP, se deje engañar tan fácilmente dice mucho de él, y nada favorable. En estos dos años los cuperos han sido burlados y humillados por Esquerra Republicana, pero hoy no se puede esquivar ni esconder que fueron ellos mismos quienes cayeron en la trampa, narcotizados por sus obsesiones, por aquellas ideas tan finas y dogmáticas que gastan sobre qué es y qué no es estar a la izquierda. En favor de la CUP sólo puede decirse que no fueron los únicos. Junts les siguió poco después, en un episodio aún más raro.

El tiempo tiene estas cosas. Si sabes jugar y eres lo suficientemente cínico como para sacarle provecho, los resultados de las maniobras pueden ser excepcionales. Pero con una advertencia, que es que el tiempo pasa también, inexorablemente, para ti y también acabas desnudo y a la intemperie. Las grandes dificultades que los partidos independentistas, los tres, tienen para formar candidaturas municipales es un claro síntoma. Y la abstención y pérdida de votos, más que justificadamente, puede ser monumental ya este mes de mayo. Porque la gente también, gracias al paso del tiempo, acaba viendo de forma nítida por la vía de los hechos lo que era más difícil de explicar con palabras, que costaba ver en medio de la propaganda, la palabrería y el recuerdo añorados de un pasado que fue y no volverá.

VILAWEB
https://www.vilaweb.cat/noticies/la-cup-i-erc-al-cap-de-dos-anys-del-pacte/