La cagaste, Burlancaster

El ministro español de Interior confunde sus deseos con las realidades que pretende crear. Dice que el progromo contra medio centenar de ciudadanos vascos es una vuelta de tuerca más para que el independentismo se desanime y vea que lo único que le espera es represión y sufrimiento. Pobre pringado, intenta poner puertas al mar. Otros lo han intentado sistemáticamente desde hace siglos, pero por H o por B siempre han fracasado. Gracias a ellos el independentismo ha crecido, se ha afianzado, consolidado.

Sin pruebas y sin delito. Cientos de prisioneros independentistas pueden presumir de haber sido encarcelados por la cara, por pensar, sentir o actuar en clave disidente, sediciosa, sin cometer delito alguno pero generando grandes riesgos a la insolvente Unidad Nacional de España. Los cincuenta últimos se llevan la medalla de oro de la impotencia del impune injusto.

Ahondando en el dolor y la estupefacción de la mayoría de la sociedad los mediocres políticos que siguen su partida particular en función de sus intereses particulares siguen meando fuera del tiesto valorando inconsistentemente la actuación ¿judicial? como algo criticable u opinable sin más. OK Mackey; entendido. Que cada palo aguante su vela. Los cretinos que han homologado como democráticas una instituciones exógenas y agresivas contra las ideas, la tierra, la lengua, la cultura y las personas de este pueblo, y que niegan de entrada la existencia de éste, tienen responsabilidades directas sobre la situación dantesca de dolor y sufrimiento de tanta gente perseguida con saña, única y exclusivamente por no ser españoles y decirlo alto y claro.

Pero han errado el tiro. Si creen que, indiscriminando aún más la represión, los vascos, que todos los navarros que nunca hemos sido, somos, ni seremos españoles o franceses, vamos a ceder un ápice en la defensa de nuestros derechos históricos y civiles; en la búsqueda de los cauces soberanos que resuelvan definitivamente los problemas que generan las necesidades estructurales de nuestro país, de nuestra sociedad; y que además mayoritariamente tiene una voluntad libre que ha de ser respetada, tras tantos siglos sobreviviendo como entidad propia, es que son tan arrogantes y estúpidos que no aprenden de la historia.

Entre 1988 y 1990, tras la derogación milosevicista del estatuto de Kosova y el inicio de la represión federal, en Eslovenia hubo un importante movimiento insumiso de jóvenes que no quería formar parte de las levas represivas federales en Kosova. En el fragor de la lucha antimilitarista se juzgó en corte marcial a tres jóvenes antimilitaristas que habían publicado un artículo en la revista Mladina denunciando la corrupción y las oscuras maniobras y planes que se daban en el Ejército Federal yugoslavo. Destaparon parte de lo que luego todo el mundo puedo ver horrorizado, el papel genocida de las fuerzas yugoslavas contra su propio pueblo en Croacia y Bosnia Herzegovina. Tonzi Kuzmanic, Marko Herren y Janes Jansa (hasta hace poco primer ministro esloveno) fueron condenados a penas desmesuradas. El movimiento de solidaridad y denuncia fue impresionante. Miles de personas activaron tal movimiento, que en pocas semanas las dinámicas políticas que se fueron derivando llevaron indefectiblemente a la independencia en 1990. De aquellos sucesos, en los que los movimientos sociales catalizaron la política de tal manera que todos los partidos e instituciones tuvieron que adaptarse al mayoritario deseo popular, siempre se recuerda el importante factor de activación social que supuso aquel despropósito presuntamente jurídico.

Al igual que en aquellos tiempos en el Este europeo se dieron una cadena de procesos independentistas, esta vez, a día de hoy, en las dinámicas europeas occidentales se hacen cada día más presente un próximo cambio paralelo del que se derivará la recuperación estatal de naciones históricas como Flandes, Escocia, los Paisös Catalans o Euskal Herria. Poco pueden hacer personajillos efímeros como Rubalcaba, Zapatero, Rajoy o Juan Carlos de Borbón para detener lo que se avecina, la recuperación de la estatalidad perdida de Navarra en el contexto europeo..

Por eso, en su desesperado e inconsistente intento por evitar lo inevitable, tratan de tirar por el único camino que conocen para que sobreviva el proyecto español, el histórico camino de la construcción “nacional” a base de palo y tentetieso.

La botella está medio llena y como se dice vulgarmente, con ésta “la cagaste burlancaster”. Han abierto la Caja de Pandora y esta injusticia va a catalizar y activar aún más un carril central soberanista que nos lleve en volandas a la independencia. Porque mal que les pese siguen pensando que sus leyes, siempre injustas con los vascos, son las que regulan la vida aquí, cuando hace tiempo que los vascos y vascas vivimos en una realidad insumisa y libre, ajena a los criterios juridicistas e irreales de ciertos personajillos de la Metrópoli y sus capos periféricos. Los vascos somos y vivimos libres incluso aunque nos encarcelen, nos humillen o repriman. Podrán quebrar nuestros cuerpos pero nunca nuestra voluntad ni nuestro ser.

En 1898 España “perdió” Cuba. Con el 18/98 Euskal Herria ha empezado a ganar. Eutsi gogor eta besarkada bat guztiei.