Juan Carlos Moreno tiene un discurso inusual partiendo de un experto en lengua castellana afincado en Madrid. Ayer presentó su libro con Txalaparta en Pamplona
Errores y horrores del españolismo lingüístico. El título del libro del catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid y colaborador de al UNESCO no dejaba lugar a dudas de que en su charla en Katakrak, organizada también por Alternatiben Herria no se iba a andar con medias tintas. A veces, como sucede desde otro punto de vista con el controvertido Premio Euskadi de Literatura, Matías Múgica, -y sin caer en equiparaciones- es sugerente escuchar visiones fuera de las zonas de confort…
Desde la publicación de su libro se han dado cambios significativos en la política lingüística en Navarra con un Gobierno que está realizando labores de promoción y al que la oposición le acusa de “imponer”…
-Resulta curioso que estos mismos sectores críticos se muestren favorables a modelos bilingües con el inglés y nadie se refiera al inglés como una “imposición” en Navarra cuando que yo sepa no es una lengua propia…
Ya pero por ejemplo cuando el euskera es un requisito de OPE es algo que se exige para poder trabajar, un tema sensible aunque se plantee como discriminación positiva…
-Insisto en lo mismo. Exigir el inglés para trabajar en Navarra es un disparate porque no veo en qué medida es una lengua necesaria en el día a día mientras que pedir el euskera lo veo como normal al ser una lengua propia mientras la otra es extranjera…
En cualquier caso el debate lingüístico está mediatizado por una fuerte discusión partidista, interesada quizás, que es posible que no le haga ningún favor a la convivencia entre comunidades lingüísticas…
-Sí. Pero hay que saber que el conflicto no lo genera una lengua pequeña o minorizada ni quienes la apoyan. Tampoco el castellano en sí o los propios castellanoparlantes sino quienes defienden la omnipresencia, la supremacía y el dominio total del español. Cuando ve amenazada sólo una parte de este dominio es cuando reaccionan y surge el conflicto. Lo que hay que cuestionar no es al español sino su dominio absoluto. Por otra parte hay que saber que en el fondo funcionan unas ideas apriorísticas que califican unas lenguas de “buenas” y otras de “malas”, unas de lenguas “prácticas” y otras de “inútiles”, unas llevan la etiqueta de instrumentos de “comunicación” y a otras se les cuelga la de “división”… Esto es lo que hay que desmontar y desmentir. Además, ¿qué es más útil en Navarra saber inglés o saber euskera? La respuestas es obvia.
Igual es necesaria una mayor empatía por parte de la comunidad castellanoparlante a la que se está azuzando con un discurso del miedo. Con esas categorías que plantea y un escenario geográfico distinto es posible que los aquí dominantes prueben el sabor de la misma medicina en otros lugares. ¿Cómo se siente un hispanohablante en EEUU?
-Es que allá sucede justamente lo mismo, pero al revés. Y también la comunidad lingüística más potente, la anglófona, reacciona del mismo modo defendiendo su dominio aplastante ante cualquier intento de que las lenguas de los inmigrantes, entre ellos los castellanoparlantes, reivindiquen su espacio y una presencia pública mínima. De ahí movimientos como el English only… Es lo mismo pero al revés. Debería hacernos pensar.
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