Jeremy Rifkin: “Para salvarnos de la extinción hay que crecer más y mejor, no menos”

¿Edad? Aún escribo libros gordos porque no se puede explicar el mundo en vídeos de dos minutos. Soy un humano que piensa para frenar los excesos de la avaricia del capitalismo: la tecnología nos ha puesto en peligro, pero ahora también puede salvarnos. He inaugurado el Congrés Català del Treball. (Foto: Dani Duch)

Autor de ‘La era de la resiliencia’; asesor de la UE y del Senado de EE.UU.

Cuando menos solo es menos

Ante la amenaza innegable del cambio climático, los primeros en reaccionar fueron los apóstoles del decrecimiento y el “menos es más”. Si el progreso nos llevaba al borde del suicidio como especie, predicaban, solo la renuncia a seguir creciendo lo evitaría. Rifkin admite que el capitalismo impone su avaricia sin límites a los ciclos de la naturaleza: privatiza los recursos de todos en pocas manos y externaliza los desechos y polución hasta la extinción de todos. Pero corregir esa amenaza es también la oportunidad de mejorar nuestras existencias y asegurar el futuro. Y explica la internet de la energía, los datos, el agua, el conocimiento y la democracia. Pide más investigación, ciencia, tecnología, inversión, coordinación entre países… en redes alternativas por las que hay que moverse, organizarse y trabajar más, no menos.

-Por qué aún lleva mascarilla?

-Porque el peligro de nuevos virus por zoonosis causada por el cambio climático no es teórico….

-¿En qué lo percibe?

-Cuando yo nací, el 85% de la Tierra era virgen; hoy apenas lo es el 25% y no quedará ni un 1% en el 2050. Por eso, animales portadores de virus que no tenían contacto con nosotros hoy son nuestros vecinos…

-Simpáticos jabalíes aquí en Barcelona.

-…Azuzados por fenómenos climáticos insólitos, como la tremenda sequía que sufre Catalunya o la nieve en la caldeada California, y en el Mediterráneo es peor…

-No me asuste.

-Le asusto porque ustedes son 22 estados mediterráneos en peligro, pero no actúan.

-¿Tal vez haga falta más poder supraestatal para frenar la amenaza climática?

-Además, el que ya tienen: desde la ONU hasta la OCDE o el Banco Central Europeo están siguiendo estrategias más propias del viejo desarrollismo que de prevenir la sexta extinción, la de los humanos…

-¿Por qué nos hemos puesto en peligro?

-Por la soberbia de todos y la avaricia de unos pocos. El desarrollismo capitalista se basa en la centralización, la verticalidad y el principio de eficiencia: máxima productividad con el mínimo esfuerzo.

-Eso se llama crecimiento económico.

-¡Pero no es natural! La naturaleza, en cambio, son ciclos, y nosotros también porque somos parte de ella. Crecer sin límite no es natural, sino una desviación de la avaricia.

-Hay recursos para las necesidades de todos, pero no para la avaricia de unos pocos.

-En cambio, todos los seres vivos se rigen por los ritmos circadianos –en sincronía con la rotación y la traslación de la Tierra–, que son los ciclos del día, la noche y las estaciones. Negarlos por avaricia es suicida.

-¿Qué hacer?

-Actuar. Propuse un plan de 17.000 billones de dólares al líder demócrata en el Senado, Charles Schumer, para frenar nuestra extinción…

-Y el presidente Biden aprobó el suyo.

-Y utilizo mi experiencia e influencia en la UE para que invierta en salvarnos: es decir, en la transición al desarrollo sostenible.

-¿Estamos a tiempo?

-Si no hacemos nada, las proyecciones más optimistas sitúan la extinción a finales de la vida de los niños que nacen hoy. ¿Por qué cree que protestan los adolescentes en cuanto perciben esa amenaza?

-¿Por qué cree que no los escuchamos?

-Por egoísmo: los ignoramos y tienen razón.

-¿Para frenar la extinción hay que dejar de crecer económicamente y decrecer?

-Para salvarnos de la extinción hay que crecer más y mejor, no menos. Hay que pensar, invertir, actuar, progresar, coordinarnos y tomar iniciativas eficientes.

-Por ejemplo.

-Para empezar, pensar: el primer ministro Prodi y yo pensamos en el 2000 cómo debía ser el cambio de paradigma que permitiera frenar la extinción y analizamos ocho revoluciones tecnológicas para anticiparlo.

-¿Cuáles son?

-Han sido revoluciones de las comunicaciones, de la energía, de la movilidad, de la logística, del agua y del modo en que nos organizamos para sobrevivir. Y ahora hay que repensarlas.

-¿Qué deberíamos repensar?

-Ese progreso no es siempre planificable, sino que a menudo es serendipia: lo encuentras por casualidad mientras buscabas otra cosa. Pero hay que probar, hay que ir poniendo puntos sin cesar para un día unirlos quizá por casualidad en un sentido u otro.

-¿Qué le hace sentirse optimista?

-Que estamos reaccionando. La esencia del capitalismo es privatizar los beneficios para unos pocos y externalizar los desechos para todos –contaminación, deforestación– tras extraer su productividad…

-Pues no es una definición ultraliberal…

-En cambio, la tecnología que se puso a servir a esta dinámica hoy empieza a aplicarse también para frenarla, revertirla y hacerla sostenible, y a nuestra especie, resiliente.

-¿Dónde ve reacciones saludables?

-En la internet de la energía, por ejemplo, que privatiza la producción con millones de generadores en casas y retorna el excedente a la red: un tercio de los coches del planeta serán eléctricos en el 2030 y estarán conectados a la red: retornarán energía.

-Lo explicamos no hace mucho aquí.

-Pasará igual con los datos y el reto que suceda también con la toma de decisiones que, por tanto, evitarían así la privatización de la naturaleza que hemos sufrido hasta hoy.

-¿No lo ve usted todo demasiado fácil?

-Creo en que la tecnología nos puede ayudar a salir de los problemas que su mal uso ha causado. Y también creo en que podremos rectificar si trabajamos, invertimos, nos coordinamos. Energía, datos, agua… Democracia en red. Redes para todos.

LA VANGUARDIA