En este artículo explicaré, intentando no deprimir mucho, porque creo que la pregunta acordada sobre la independencia es una pregunta arriesgada. Muy arriesgada. Al menos, como decía @elsomatent en Twitter, es una pregunta sorprendente: Amigos politólogos: hemos innovado. No pasa nada. Teneis más para estudiar, pero los médicos tienen enfermedades nuevas y no se quejan. ‘Ciertamente, se ha innovado: tenemos una pregunta con dos apartados y tres respuestas: ‘¿Desea que Cataluña se convierta en un Estado? En caso afirmativo, ¿quiere que sea independiente?’ Las tres respuestas son: No. Sí-sí. Sí-no. Pasamos de un pregunta con dos respuestas (independencia sí o no) a una pregunta con tres. Esta es la clave. Y ese es el riesgo.
El primer riesgo es matemática pura. Por culpa de la pregunta es más difícil de ganar por mayoría absoluta. No hace falta ser un genio de las matemáticas para entenderlo. Con sólo dos opciones no hay vuelta de hoja. De seguro que una opción llega a la mayoría absoluta (51-49, 55-45, 60-40). Una siempre supera el 50% de votos (incluso en caso de empate, 50-50, siempre será difícil que no sea 50,001-49,999.) En cambio si hay tres respuestas quizá sí alguien supere el 50% de votos (60, 20, 20) pero quizás no (45, 30, 25). Esto es nuevo: por culpa de la pregunta quizá nadie llega al 51%. Esto, antes, no pasaba.
Segundo riesgo: el voto sí puede perder votos por culpa de la nueva pregunta. Tal cual lo digo. ¿Cuántos federalistas, poco a poco convencidos, se habrían acabado decantando por sí y en cambio ahora, con la nueva pregunta, se decantarán por sí-no? ¿Jordi Évole sería un caso? ¿Perderemos síes poco convencidos que marcharán al sí-no? ¿Se puede saber eso? Llamo a Jordi Muñoz, politólogo del diario Ara. En medio de la euforia, la cabeza fría. Un crack. Es él el que me ha convencido de que el referéndum va muy justo. Mucho. Ganamos o perdemos por poco. Por muy poco. Le pido si ha calculado cuántos síes perderemos con la nueva pregunta. Me responde a medias. Dice que él ha cogido el resultado del CEO de junio de 2013, le ha aplicado la pregunta actual con tres opciones, ha hecho aproximaciones (los federalistas, por ejemplo, los coloca votando sí-no) y le sale un 51% de síes. Compruebo que en el CEO del que habla si sólo puedes elegir sí o no, nada de terceras vías, el sí alcanzaba el 56%. Perdemos, pues, cinco puntos por el camino. Ya me lo pensaba, y tiene lógica: si pasamos de dos respuestas a tres preguntas, el voto se dispersa. Durante la conversación no veo a Jordi Muñoz demasiado preocupado. Yo, más: íbamos muy justos. ¿Este 5% nos hará perder? Él dice que es posible que en los próximos meses se ganen muchos síes. Ya lo veremos. De momento, yo veo que por culpa de la pregunta perdemos un 5%. Me dice que intentará hacer un artículo largo comparando el ‘sí’ de una pregunta con dos respuestas, con el ‘sí’ de una pregunta con tres respuestas. Lo leeremos. Y que en las nuevas encuestas que salgan, compare yo mismo.
Tercer problema: no sabemos si para ganar hay que llegar al 51% o no. Antes era claro. Ahora no. Llamo a uno de los asistentes a la reunión del Palau de la Generalitat con Artur Mas. Le pido si hablaron del tema. Me dice que sí y que la respuesta que recibió él fue ésta: ‘La reunión no servirá para decidir qué tanto por ciento hace falta para ganar. Decidimos fecha y pregunta. El tanto por ciento, más adelante. ¡No ahora!’
También me dice que en la reunión sí quedó claro que ‘la gran trampa’ no se produciría. Me explica qué quiere decir ‘la gran trampa’: supongamos que el resultado de la primera pregunta es un 70% de síes. Este luego se divide en sí-sí (50%) y sí-no (20%). Pues aquí el ganador sería el 50% de sí-sí. Que los federalistas no se crean, en el ejemplo dado, el 70% quiere decir federalismo. No. El 70% es la suma de los independentistas (50%) y los federalistas (20%). Nunca se podrá decir que el 70% es federalista y no se podrán quedar con los votos independentistas. Esto dice que quedó claro. No por escrito, pero claro. El primer sí no cuenta. Sólo cuenta el sí de la segunda pregunta’.
Cuarto riesgo: se permite que gane una opción ambigua. El sí-no es pura ambigüedad. Yo uso la palabra federalista para entendernos pero, de hecho, no lo es. El sí-no significa literalmente que queremos ser un Estado no independiente. ¿Esto es un Estado federado? ¿Asociado? ¿Soberano? Confusión pura. Si gana el sí-no, nos reiremos.
En resumen, los cuatro riesgos que veo son estos. Primero, la pregunta permite que nadie llegue al 51%. Antes no pasaba. Segundo, quizás el ‘sí’ pierde voto por culpa de la dispersión. Poco voto, pero vamos tan justos, que puede ser letal. Tercero: no sabemos qué tanto por ciento permite ganar. Y cuarto, puede ganar una opción que no sabemos qué quiere decir.
Finalmente, cuatro comentarios que quiero añadir. Primero: Yo votaré sí-sí. Si ahora toca sí-sí, ahora toca sí-sí. ¡Vamos! ¡A ganar! Dos: no acepto la tesis que dice que como el referéndum no se hará por la prohibición de Madrid todo es igual. No. No es igual. Como decía la gran Anna Lizaran ‘¡si lo hacemos bien, también gusta!’. En tercer lugar, me hubiera gustado una ANC y un Òmnium más cautos. ¿Había que dar por buena la pregunta sólo horas después de saberse? ¿Por qué tanta prisa? Vosotros también sois nuestra voz. La quisiéramos más crítica. Ahora más que nunca necesitamos de gente que haga sonar las alarmas. Con amor, de manera positiva, pero haciéndolas sonar. Vean los artículos de Jordi Muñoz. Convénzase de que la cosa va muy justa. Mucho. Y pregúntese si la pregunta escogida nos hará perder. Si es necesario pegar un grito, hágalo, porque tiene más poder que el que puedan creeer.
Y cuarto. CDC, ERC y las CUP: tienen todo mi amor. Gracias a ustedes quizás votaré sobre la independencia. Brutal. ¡Os llenaría de besos! También quiero agradecer a Unió e ICV por haberlo permitido. Agradecido, también. Pero de besos, nada. Ustedes dos me lo ponen más difícil porque sus condiciones, su pregunta doble, hacen que tal vez del sí (¡y del no!) huyan votos que vayan al sí-no, opción que nadie sabe qué es. Será por su insistencia por la que quizás nadie llegará al 51% de los votos y la interpretación de los resultados pueda ser un caos increíble y descomunal. Un total cafarnaúm.
VILAWEB