Son siglos los que en Euskalherría todos los procesos de paz acaban abortándose. El análisis de este contencioso puede parecer harto complejo aunque su resolución no lo sea tanto.
Sé que mi análisis puede pecar de simplista, pero aquí se logrará la paz o bien cuando desaparezcamos como pueblo, o bien cuando España nos abandone. ¿Qué suerte correría esta descarriada y desvalida Euskalherría sin la tutela de España? ¿Por qué nos impiden experimentarlo?
La barbarie causada por ETA en la T4 de Barajas es espeluznante. De acuerdo. Maldecimos a todo aquel que para conseguir un fin político sacrifica vidas humanas, llámese Bush, Yalal Talabani, Ehud Olmert, Putin… o ETA. Y a los estados, que poseen la libertad de exterminar, someter, cometer crímenes de lesa humanidad en nombre del bien y de la justicia.
No sé en nombre de quién puede actuar ETA; en el mío y en el de la mayoría de los baskos desde luego que no. Porque ¿en qué urnas ha refrendado ETA la voz de este pueblo? Hace años que debiera haberse disuelto. Hace años que está usurpando la palabra a Euskalherría. Ya uno duda de si son patriotas baskos, un coladero del CNI o las espinacas milagrosas del PP. ¡Lástima! Hubo un tiempo en que su lucha era la nuestra…
Conste, pues, que no es únicamente su praxis violenta la que me produce semejante rechazo -para violencia y crueldad, la de España contra nuestro pueblo-; es también su carencia de representatividad.
Y ya, una vez hechas las declaraciones y anatemas previos (ya se sabe, las condenas de rigor), me gustaría desmadejar algunas consideraciones.
Una vez “suspendido”, me urge conocer, me imagino que como a cualquier ciudadano, las entrañas del proceso que al parecer no llegó ni a embrión. Hasta cierto punto podía parecer prudente y comprensible aquel secretismo, pero ya una vez abortado, no tiene sentido.
El pueblo tiene derecho a conocer en detalle tanto la intríngulis de las negociaciones, como la actuación de todos los agentes. Es un capítulo fundamental a la hora de exigir responsabilidades y de saber en manos de quién estaban nuestros intereses e ilusiones. Y es sin duda una forma de corroborar y calibrar la baja calidad intelectual y moral que se atribuye a algunos políticos.
Soy consciente de la enmarañada inflación de juicios, opiniones y bulos que va a desencadenar el evento. “En las democracias de libre mercado -apuntaba A. Roy-, la opinión pública se fabrica como otra mercancía producida en masa: jabón, botones o pan”. Esto va a dificultar enormemente nuestro discernimiento, pero al final todo se sabe y el que quiere se entera.
Pero hay cosas que están ahí haciendo ostentación de una increíble desvergüenza. ¿Qué puede caber en la cabeza de un presidente como ZP, para envanecerse de no haber movido un solo dedo en bien del proceso? ¿No debieran darle un serio toque de atención desde Estrasburgo? Claro que, analizando su forma de actuar, más parece haberse movido a instancias del PP, que con la autonomía y libertad suficientes como para liderar un proceso de semejante envergadura. Si es honesto, no debiera eximirse de una buena carga de responsabilidad en el fatal desenlace.
Sobre Batasuna parece que ya se ha dicho todo. Unos, los de siempre, ya le han dejado como chupa de dómine. Los que van de éticos (una forma de disfrazar su inoperancia) le han endosado los consejos del ritual ad hoc.
Yo no sabría decir por qué andurriales transita este sector de la izquierda abertzale. Pero no puedo ocultar una cierta desolación ante el hecho de que no pueda zafarse de la pesada cruz de este atentado. Y si de la forma que sea no se desprende de tan maldita carga, mucho nos tememos que puede encargar su lápida con su RIP correspondiente.
Batasuna es un elemento insoslayable en la resolución del conflicto. Quien así no lo entienda, o es ciego o no quiere su resolución. No soy quien para recetar medidas, pero mucho nos alegraría que de una vez por todas se independizara de la siniestra sombra de los milikos.
Los más fieles al guión han sido los franquistas del PP, con su gesto y palabras inalterables. Estos carroñeros expertos en generar víctimas e incapaces de aportar un mensaje sin ellas, hoy por fin descorcharán cava extremeño.
Conocedores de su ascendencia sobre el PSOE (a veces se tiene la sensación de que tan sólo las formas les diferencian), lo han manipulado a su antojo. Al PP nunca le ha importado ni la paz, ni el sufrimiento que generan sus gobiernos (a los baskos siempre nos acribillaron, no lo olvidemos). Para ello dispone de un nutrido elenco de personajes corruptos de la judicatura, estratégicamente colocados y capaces de enloquecer cualquier dinámica humana o progresista que sepa a euskaldun.
El PP es una facción que sólo aspira a gobernar y a mangonear las prebendas y los privilegios de lo que siempre ha considerado como su exclusivo feudo, España. Ese es y ha sido desde antaño el espíritu de la derechona carpetovetónica (calificativo bien apropiado).
¿Dónde han estado los llamados partidos abertzales? A muchos, su ineficacia nos ha parecido demoledora. Hoy es el día en que sus desorientados votantes echamos en falta su escaso liderazgo. Es sintomática, cuando no sospechosa, su decisión -hay que apaciguar a la corte- para convocar a la gente contra la violencia de ETA.
Hemos estado en este período esperanzador expectantes de una política unificadora que movilizara al pueblo para blindar y dar alas al proceso. Sabemos que a la postre vamos a ser exclusivamente los baskos quienes nos saquemos las castañas del fuego, y a los presos de las cárceles. Nuestros partidos parecen que sólo bregan para situarse bien en la foto. Habrán dado un gran paso el día que plieguen sus intereses partidistas y sus diferencias y se planten ante Madrid representando al unísono el mensaje unívoco de todo un pueblo.
Otro factor al que se alude para colocar estacas en las ruedas es el tan traído y llevado Estado de Derecho. Yo personalmente no creo en tal invento. A este respecto, citaré por ilustrativa una frase de Mikel Sorauren: “La legalidad es la capacidad de los fuertes para imponer la arbitrariedad sobre los débiles”. Hay están leyes de partidos, cierres de periódicos, connivencias con la tortura, sentencias crueles e irracionales, etc.
Tras el bombazo asesino –confieso que lo que de verdad me ha estremecido y deprimido ha sido la muerte de estos dos hermanos ecuatorianos- y con él, la quiebra de tantas ilusiones, el panorama se me presentó desolador: una ETA incontrolable, temible y al parecer manipulable (todo se sabrá), a quien le importa un bledo los deseos del que dice ser su pueblo. Un terrorífico PP con una gran masa irresponsable y absolutamente manejable, dispuesto a reprimir, a generar más dolor y a prolongar in aeternum el conflicto. Los fanáticos necesitan enemigos para justificar su locura. Un PSOE débil y pusilánime del que ya poco podemos fiarnos… Mucho habrá de cambiar.
Y, sin embargo, este pueblo ha demostrado que anhela la paz y que no acepta imposiciones ni estados que lo dominen. Esa es la única esperanza válida para estos momentos. Espero, debo hacerlo, que un día florecerá.