¡Hecho, era imposible!

A menudo se dice de los padres fundadores de la independencia de los Estados Unidos de América que “lo hicieron porque no sabían que era imposible”. A menudo hemos oído los últimos tres años, a cada paso que se daba, unos u otros (Unamuno diría los “hunos” y los “hotros”) diciendo que era imposible, o que no servía para nada, además de ser imposible.

Hemos oído que la Generalitat nunca podría convocar referendos, que el Estado lo impediría como impidió el de Ibarretxe, que el tripartito nunca aprobaría una ley de referendos, y el hecho es que desde abril pasado los ciudadanos, los Ayuntamientos, y la Generalitat pueden promover y convocar referendos sobre cualquier cuestión que sea competencia de la Generalitat, porque está vigente la ley catalana que lo regula por primera vez en la historia. Esto significa que, hasta ahora, los catalanes sólo podíamos hacer oír nuestra voz en las elecciones, y ahora, además, podremos votar en referéndum sobre cuestiones concretas, como la independencia.

También hemos oído, frente a los referendos no oficiales que comenzaron en Arenys de Munt, que no se podrían hacer, que enviarían la Guardia Civil o vete a saber qué, y el hecho es que a lo largo de meses y en cientos de municipios más de 500.000 personas han votado si quieren o no la independencia de Catalunya, en un proceso con plenas garantías, organizado y financiado por los propios ciudadanos y que el Estado no ha podido impedir.

Más recientemente muchas voces auguraban que con la ley de referendos no se podría convocar sobre la independencia, o que la mesa del Parlamento no admitiría nunca a trámite una propuesta por iniciativa popular en este sentido. El hecho es que acaba de hacerlo, y que nada ni nadie puede detener el proceso de recogida de firmas de los ciudadanos que pidan convocar referéndum con la siguiente pregunta: “Para que el Parlamento de Cataluña lleve a cabo las iniciativas necesarias para hacer efectiva la voluntad popular, ¿Está de acuerdo en que la nación catalana se convierta en un Estado de derecho, independiente, democrático y social integrado en la Unión Europea? “

Ahora redoblan las voces que auguran que el gobierno español que habrá en la próxima primavera no dará permiso para celebrar el referéndum. Nadie lo sabe, eso, y en todo caso lo que toca ahora es recoger en seis meses las firmas del 3% de la población como mínimo, y luego será el Parlamento quien votará si convoca o no el referéndum. Esta es la responsabilidad de las fuerzas políticas catalanas, dedicó sus militantes y simpatizantes a recoger firmas o no hacerlo: promover esto, acompañarlo, mirarlo de lejos o intentar impedirlo, y una vez recogidas las firmas, votar a favor o en contra en el Parlamento. No deben preocuparse por el lejano, en el espacio y en el tiempo, gobierno español, lo que les corresponde, en el aquí y ahora, es trabajar a favor (o no), y votar al Parlamento ( o no), y lo que hagan deberán responder ante el electorado el próximo otoño.

La Comisión Promotora del Referéndum de iniciativa popular sobre la independencia no está al servicio de ningún partido ni estrategia política, excepto la de conseguir votar en referéndum la independencia de nuestra nación, y por eso está abierta a cualquier persona que quiera integrarse. Sin que ningún gobierno español tenga nada que decir en él, en un procedimiento oficial constará el número de personas que en Cataluña reclaman votar. No somos ingenuos y sabemos bien las razones, debilidades y tropismos de las fuerzas políticas y sectores sociales catalanes, pero lo importante es que por primera vez se ha incoado el proceso oficial que puede conducirnos democráticamente a la independencia. Ahora somos nosotros, el pueblo, los responsables de inundar el Parlamento catalán y el gobierno español de firmas. Como dice Vicent Partal: “Hemos llegado mucho más lejos que nunca. La IP abre por primera vez una vía clara y limpia en favor del referéndum. Cuanto más firmas llegan al Parlamento, más difícil les será, a todos, de oponerse … pensando que no sólo está en juego lo que vote el Parlamento, sino también lo que pueda hacer España y, sobre todo, lo que pienso Europa. Esta IP se ha calculado muy bien. Se ha diseñado para que el previsible no del gobierno español deba ser obligatoriamente político y un desafío a las normas democráticas. Es muy importante de cara a Europa que el apoyo a la iniciativa sea multitudinario y que España no pueda aducir ningún defecto jurídico o de forma. Porque entonces, si lo conseguimos, el tablero de juego cambiará definitivamente y la Unión Europea ya no podrá mirar para otro lado nunca más. Imaginemos que no conseguimos trescientas mil firmas, sino cinco mil. Imaginemos que llegamos al millón. Todo depende únicamente de lo que seamos capaces de hacer. Ahora, una situación como ésta haría muy difícil que nuestros partidos pudieran oponerse y sería un descalabro para el gobierno español, en el contexto de Europa. Si pasa, pasará, pero, si no pasa, que no sea porque nosotros no hemos hecho nuestra parte. Sería imperdonable habiendo llegado donde hemos llegado “.

Es de ingenuos pensar o prever la buena o mala voluntad del gobierno español de turno, su buena o mala fe, o fundamentar ninguna estrategia en su actuación favorable. Al contrario, prevemos un gobierno español que hará todo lo que esté a su alcance, legal o ilegal, para impedir la independencia de Catalunya, pero que ya no puede utilizar el método habitual español de antes, la violencia de Estado . La independencia es una cuestión de poder, y como tal se resolverá, si conseguimos hacer imposible o muy costoso al gobierno español prohibió que la gente vote, sin coartada jurídica que envolver su eventual negativa, y actuamos en la correlación de fuerzas de manera que prevalezcan las que sean desfavorables a los españoles y los unionistas catalanes. Depende, en esta fase, del número de firmas de las personas que en procedimiento oficial reclaman votar sobre la independencia. Es el primer referéndum oficial que celebraremos, indirectamente, porque el número de firmantes acredita que al menos todas aquellas personas votan sí al reconocimiento del derecho de autodeterminación y reclaman ejercerlo.

Por cierto, ¿alguien ha visto el gobierno español prohibiendo nada? ¿Alguien lo vio cuando el Ayuntamiento de Barcelona celebraba un referéndum sobre la Diagonal, sin tener su permiso? Se lo aseguro, no es por falta de ganas. Es por impotencia.

Publicado por Avui-k argitaratua