Heval Rojbîn: “La ideología y la revolución viven en nosotros, pero en Kurdistán he encontrado el sitio”

Hablamos con Heval Rojbîn, miembro del movimiento de mujeres del Kurdistán crecida en Alemania, sobre la identidad kurda y la asimilación desde la diáspora. Plantea que la cuestión de la identidad es ahora más precisa en todo el mundo porque se ha vuelto difundida y más individualista pero que mientras la identidad kurda sea negada y perseguida, la política de asimilación tendrá un fuerte impacto en la gente. En el momento de realizar la entrevista estaba en Rojava formando parte de la revolución.

-Desde siempre, con el desplazamiento forzado de comunidades enteras con motivo de la guerra, vemos cómo prácticamente en cada rincón del mundo hay personas de orígenes diferentes, especialmente ahora en Occidente debido a la crisis de las personas refugiadas y con el proceso de globalización del mercado capitalista. Cuéntanos un poco sobre tu historia. ¿Cuándo y por qué tu familia se marchó para venir a Alemania?

-Mi familia decidió marcharse de Turquía y huir a Alemania en 1994, cuando yo tenía 2 años. Por qué escogieron Alemania no lo sé, pero la razón de nuestra huida de Turquía como kurdos fue la opresión y las agresiones del Estado fascista turco.

-En los años 90 no sólo nosotros sino miles de personas kurdas huimos por los ataques del Estado turco, algunos acudieron a las metrópolis turcas, otros a los países vecinos y algunos fuimos a Europa. Aquellos años, 4000 pueblos kurdos fueron quemados y las personas kurdas fueron sistemáticamente perseguidas, arrestadas, torturadas y asesinadas.

-Miles de kurdos “desaparecieron” bajo la custodia de los militares y la policía y todavía ahora sus madres salen a las calles cada sábado exigiendo que les devuelvan sus hijos, exigiendo que les den sus restos, exigiendo justicia.

-En ese momento, los llamados “asesinatos con perpetradores desconocidos” eran también una parte de la política del Estado turco, una parte de su guerra especial para asustar a la población kurda y para romper su espíritu de lucha y voluntad de reconocimiento de su identidad.

-Miles y miles de personas han sido ejecutadas fuera de la legalidad por unidades de contraguerrilla. Mi padre y uno de mis tíos son dos de los muchos casos de “asesinatos con perpetradores desconocidos”. Fueron asesinados en la calle porque nunca habían negado su identidad kurda y exigieron sus derechos esenciales. Aparte de mi padre y mi tío tenemos muchos otros familiares que murieron en este conflicto. La presión del Estado turco fue muy dura. Había el riesgo de sufrir más ataques del Estado turco y por eso nuestra familia, como miles de otras familias y personas, huyeron de Turquía en ese momento.

-¿Cómo viviste tu infancia en Alemania?, ¿te identificaste siempre como kurda? ¿Cuál fue tu relación con la lengua y la cultura kurda?

-Todas las sociedades, comunidades y personas están moldeadas por su historia, tal y como lo está Alemania. En la historia reciente, la sociedad alemana ha estado condicionada particularmente por el fascismo, que todavía está presente en la sociedad y que está anclado institucionalmente, hecho que para mí fue visible cuando era una niña y siendo adulta, incluso sin ser siempre plenamente consciente. Para mí estaba muy claro que no era alemana, aunque hablara alemán o creciera en Alemania. Ni parecía alemana ni me sentía.

Por supuesto, estaba también el hecho de que la sociedad alemana no me aceptaba tampoco como alemana. Todo esto fue muy confuso para mí cuando era una niña, porque crecí no sólo entre dos identidades, sino tres. Tenía nacionalidad turca, vivía en Alemania pero era kurda. Mucha gente incluso no sabía quiénes son los kurdos y, al no tener una comprensión política real ni profunda de qué significa la identidad a menudo para hacerlo más fácil para mí y para la otra persona que no sabía quiénes son los kurdos kurdos, decía que venía de Turquía.

Siempre estuve muy conectada con la cultura kurda aun sin ser siempre consciente de ello. En casa crecí con la cultura y las tradiciones kurdas. Mi madre creció en un pueblo kurdo y no fue a la escuela y con nosotros sólo hablaba kurdo. Puso mucho esfuerzo en intentar acercarnos a la cultura kurda, pero fuera de casa estás rodeada por una cultura distinta con la que crecimos. Cuando era una niña y después adolescente daba muy poco valor a la cultura o a la identidad, o no me daba cuenta. Pero a pesar de no ser consciente de ello, la cultura kurda fue muy importante para mí y fue siempre una parte significante de mi vida. Más tarde, a través de actividades culturales como la danza o la lengua kurdas empecé a ser consciente de la política y empecé a interesarme y a ser políticamente activa.

-¿Cuál es la relación entre la identidad alemana y la kurda en tu caso y cómo crees que la cuestión de la identidad, que cada vez es menos clara (padre y madre de diferentes orígenes, procesos de hegemonía cultural global, desplazamiento, etc.) ), ¿se está desarrollando por lo general en la actualidad?

-La identidad no es algo que esté fijado, pero existen algunos aspectos de la identidad que no son modificables, especialmente los que hacen referencia a la historia propia y de tus ancestros, las experiencias que has tenido y el espacio y tiempo en el que las has experimentado.

Creo que la identidad es un tema muy importante. Existen diferentes círculos de identidad y cada persona pertenece a varios de estos círculos. No es ningún problema que los diferentes círculos de identidades se vuelvan más coloreados, diversos y refinados, pero cuando estos círculos se vuelven borrosos o desaparecen, cuando alguien es privado de su identidad, la búsqueda de una identidad puede tomar formas muy feas y esto puede verse en el crecimiento del fascismo.

Siempre ha habido cambios y desarrollo de las culturas. Cuando no existían las fronteras del estado-nación tal y como existen hoy en día, las culturas y las identidades siempre estaban entretejidas. Como resultado del capitalismo se han dibujado fronteras artificiales y las identidades se han vuelto cada vez más y más borrosas mientras son vendidas como algo muy importante. A menudo, esto lleva hacia una búsqueda que se convierte en un extremo, tal como el nacionalismo, el fundamentalismo u otros.

En mi opinión, la cuestión de la identidad es más precisa en todo el mundo ahora más que antes, porque se ha vuelto difusa y más individualista.

Mi identidad contiene muchos aspectos, por supuesto, tal y como la de todos los demás. Crecí en Alemania y adopté cosas de la cultura de allí, es una parte de mí. También me ha interesado siempre la historia de Alemania porque he vivido en su tierra. ¿Qué había antes de que estuviera yo? ¿Qué ocurrió, qué hizo que la sociedad sea como es a día de hoy? A través de su sociedad, su historia también me ha influído a mí. Y después está mi historia personal, que no puedo considerar de forma separada de la historia entera del pueblo kurdo, que es la historia de mi madre, de mis padres. ¿Por qué estoy hoy en Alemania y no en Kurdistán? ¿Por qué tuvo que huir a mi familia? ¿Por qué hay guerra en Kurdistán?

-En el contexto de los Països Catalans, el hecho de que las personas de otros grupos étnicos no sean consideradas catalanas es a menudo rechazado, porque se considera que no es muy inclusivo, aunque tiene mucho que ver con que ser catalana te da un estatus social y legal que ser marroquí, angoles o kurdo no te da. Por otra parte, podemos interpretarlo también desde la perspectiva de la asimilación, que vincula la cuestión nacional al status como persona ciudadana de un Estado. ¿Cómo se dan estos procesos en Alemania con la comunidad kurda? ¿Qué piensas de estas tensiones entre integración y asimilación y la pérdida de la propia identidad nacional?

-Hay mucha discusión sobre integración en Alemania, pero no tanto en el sentido de que debe haber una cultura acogedora que integre y no que excluya, sino que tiene más que ver en cómo los extranjeros se adaptan a los alemanes, tiene que ver cómo convertirse en un buen alemán.

En Alemania, como en el resto de países occidentales, las personas que no vienen del Oeste o del espacio blanco europeo siempre son vistas con una mirada que está moldeada por el eurocentrismo y el orientalismo. Por supuesto, esto también afecta a la población que no proviene de la misma región, sean albaneses, árabes o kurdos. Por ejemplo, tengo un amigo que es un yezidi kurdo, conocidos por su conexión con su cultura y religión, que está casado con una mujer yezidi kurda y que me dijo que si tuvieran un hijo o hija su mujer querría ponerle un nombre alemán para que tuviera menos problemas en la escuela. Esto muestra cómo especialmente las mujeres migrantes de Oriente Medio sienten la presión de no ser aceptadas.

Durante cientos de años la identidad kurda ha sido negada y perseguida en las cuatro partes del Kurdistán, pero aun así las familias kurdas ponen a sus niños nombres kurdos, a pesar de la gran amenaza de la represión. Pero aquí en Alemania contamos como población árabe, turca o persa, no tenemos estatus ni reconocimiento de nuestra identidad y suceden cosas así. Esto muestra que por sutil que sea la política de asimilación, tiene un fuerte impacto en la gente.

-La cuestión de la identidad nacional es muy importante para la lucha por la liberación en Kurdistán, tal y como han marcado diferentes procesos revolucionarios alrededor del mundo, especialmente en los años 60 y 70 con los procesos de descolonización en América Latina y África. Sin embargo, es también uno de los pilares de la construcción de los estados-nación e incluso del fascismo. Empieza haciendo que alguien se identifique de una manera concreta y, por tanto, no de otra, y se construye una suerte de proximidad con algunas personas y distancia con otras. ¿Cómo se construye una identidad nacional que no caiga en estos parámetros exclusivistas?

-Una identidad nacional en sí misma no es mala. Se torna nacionalismo y fascismo a través del dibujo arbitrario de fronteras y de la formación de estados-nación. Las identidades en las que se basan los estados-nación no tienen ninguna base sólida, ninguna lógica, y fuera de esa complejidad se crean el racismo y el fascismo.

Creo que es positivo conocer, entender y amar a tu país, sociedad, historia y cultura, sin importar dónde y de qué grupo étnico seas. Creo que no es exclusivista decir que hay historias, culturas y sociedades diferentes que viven y se desarrollan en diferentes lugares del mundo. Que haya diferencia no significa que ésta deba generar distancia, al contrario. Creo que una sociedad sólo puede vivir en paz y armonía con otros grupos nacionales e identidades de forma igualitaria si conoce, ama y está orgullosa de su propia identidad.

-¿Cómo encaja el hecho de no negar la unidad territorial de Siria o Turquía con esta cuestión? Quiero decir, reivindicarse kurdos y no turcos, o kurdos y no árabes, para no rendirse al proceso de asimilación, pero al mismo tiempo no negar las fronteras de los estados-nación que han generado estos intentos de aniquilación y que dividen al pueblo kurdo en cuatro Estados diferentes.

-No podemos negar las fronteras nacionales dibujadas. Se han dibujado, existen e influyen. En las cuatro partes del Kurdistán no sólo la cultura de los países vecinos sino también las políticas de los respectivos Estados influyen en la sociedad. Los cuatro Estados ocupantes, Irán, Irak, Siria y Turquía, de distintas formas, tienen una fuerte política de asimilación y negación de la identidad kurda. Están librando una guerra especial con ataques ideológicos a la población. Quieren dividir la sociedad, construir un agujero entre las diferentes partes. Quieren que los kurdos se vean a sí mismos distintos a los de las otras partes, como si fueran personas extranjeras, y que se identifiquen más con los árabes, persas o turcos.

Por ejemplo, todas las ciudades entre las fronteras nacionales turca y siria son ciudades que fueron divididas por estas fronteras, que fueron construidas con violencia y en contra de la voluntad de la gente. Qamishlo y Nisebin eran una sola ciudad que fue dividida. Sólo hay 5 minutos andando para ir de una ciudad a otra, pero quieren que las personas de Qamishlo y Nisebin se reconozcan entre sí como extranjeras. Este es el motivo por el que, por ejemplo, los representantes del YNKS (1) en Rojava que mantienen buenas relaciones con el Estado turco dicen que todos los kurdos que no son de Siria y que han venido para defender a Rojava deben marcharse de la región. Esto es exactamente lo que quieren los estados-nación que han dividido Kurdistán en cuatro partes. Si una persona turca se va de Estambul a Adana, nadie de Adana le dirá que debe irse de la región. O si una persona árabe va de un país árabe a otro esto no resulta problema. Incluso para un nacionalista alemán no sería un problema si una persona alemana se mueve de Berlín a Hannover, por ejemplo. Entonces, ¿por qué es un problema si una persona kurda se mueve de una parte del Kurdistán a otra? Por ejemplo de Nisebin en Qamishlo. Esto es el resultado de la guerra especial. No sólo las fronteras de los Estados deberían reconocerse…

Nosotros estamos en contra de la mentalidad de los estado-nación. Pero disolver estas fronteras es difícil y comportaría nuevas fronteras, significaría más fronteras de estados-nación. Queremos una democracia de base y esto sólo puede crearse a través de una sociedad ética y política que se autogobierne. Lo que queremos ahora es que las fronteras de los estados-nación que existen, y el Estado en sí mismo, pierdan su función y poder. Esto sólo puede lograrse con una democracia radical donde la gente por sí misma encuentre soluciones a los problemas sociales y no deje esto en manos de un Estado cuyo interés nunca ha sido el bienestar de la población. Aquí se han creado alternativas que sacan poder de las estructuras estatales y las dejan disfuncionales. El proyecto democrático en Rojava es un buen ejemplo de que es posible vivir sin Estado y con la inclusión y el reconocimiento de diferentes pueblos. Por supuesto, esto es una espina clavada en los poderes de los estados-nación y éste es el motivo por el que este proyecto no está reconocido oficialmente en ninguna parte, porque si reconocen a Rojava deben admitir que es posible organizar la sociedad sin un estado-nación.

-En Alemania particularmente, como en otros países europeos, existe una comunidad kurda muy grande que se ha provisto de diferentes estructuras organizativas. ¿Cuál es el rol político de la lucha desde la diáspora (objetivos, logros, retos…)?

-Ha habido muchos ataques y masacres en contra del pueblo kurdo a lo largo de la historia y, como resultado, muchas mujeres kurdas han huido a la diáspora y especialmente a Europa. Cuando los kurdos huyeron durante los años 80 y 90, la mayoría se marcharon con la perspectiva de que volverían después de la liberación del Kurdistán. Pero el conflicto es muy largo y los kurdos en la diáspora han construido una nueva vida en una tierra extranjera, y las segundas y terceras generaciones han crecido en la diáspora, algunos sin haber visto nunca el país de origen de sus padres.

Los kurdos que viven en la diáspora todavía sueñan con la libertad del Kurdistán y un estatus para las personas kurdas, tanto en el Kurdistán como en la diáspora. Por tanto, tienen la responsabilidad de luchar por estos objetivos desde sus puestos. Por un lado, es importante extender las ideas y la ideología de Abdullah Öcalan, el confederalismo democrático y la liberación de las mujeres, alrededor del mundo, acercándolo a los distintos pueblos, activistas, políticos y personas de la academia. Hay que presionar a los poderes internacionales para que actúen contra las vulneraciones de los derechos humanos y la guerra sucia en Kurdistán. Para ello, es necesario también organizarse y coordinarse allí y, lógicamente, hacerlo según el confederalismo democrático. Hay consejos, consejos autónomos de mujeres y asociaciones y las jóvenes, estudiantes y personas de la academia también se autoorganizan.

Las personas kurdas, tanto en el Kurdistán como en la diáspora, son criminalizadas por su activismo y por exigir sus derechos fundamentales. Por ejemplo, los objetivos por los que luchamos en modo alguno violan la constitución de Alemania, pero el mantenimiento de las relaciones económicas y políticas de Alemania con Turquía hace que se actúe según el interés del Estado fascista turco y los kurdos y las kurdas son perseguidos.

Aparte de que el Estado alemán y otros estados actúen por el interés del Estado fascista turco, este mismo estado utiliza a miles de agentes de la agencia de inteligencia turca, el MIT, para hacer seguimiento a los activistas kurdos, pasar su información a Turquía, amenazarles e incluso ejecutarlos. En Alemania se han detectado varios casos de intentos de asesinato de políticos y activistas kurdos. Y el año 2013, tres activistas kurdas, Sakine Cansiz, Fidan Dogan y Leyla Saylemes fueron ejecutadas por un agente del MIT en París.

Los y las activistas kurdas están en peligro de ser perseguidas, arrestadas y asesinadas no sólo en su tierra natal, sino también en la diáspora.

-Hay muchas personas kurdas que aman su tierra y no tienen posibilidad alguna de volver, que viven en un exilio permanente y real. En el contexto de desarraigo al que nos empuja el capitalismo (de encontrar cualquier cosa en cualquier lugar y cualquier momento, la flexibilidad de viajar por estudios o trabajo, la hegemonía de la cultura anglosajona…), ¿cómo vive la comunidad kurda en la diáspora esta distancia de su tierra? ¿Qué significó para ti volver al Kurdistán, a pesar de haber crecido lejos?

-En la pregunta qué significa para los kurdos vivir lejos de su país no hay una única respuesta. Tal y como he dicho antes, hay muchas generaciones que viven en la diáspora, algunas nunca han visto su tierra o han estado sólo de visita durante las vacaciones. Lo que yo he visto en las generaciones mayores que crecieron en el Kurdistán y después se fueron a la diáspora es una clara añoranza por su tierra natal. No sé cómo describir esto exactamente, pero es como si sus corazones estuvieran rotos y partes de ellos estuvieran esparcidas por su tierra. El mundo de sus pensamientos siempre ha mirado en dirección a casa. Es como si alguna vez hubieran llegado a una tierra extraña, como si estuvieran en un umbral, esperando para vivir sus vidas otra vez. Las generaciones jóvenes que vinieron cuando eran adolescentes o niños se han instalado más rápido y mejor, pero todavía tienen el deseo de estar conectadas a su tierra.

Yo misma crecí en Alemania y no podía recordar mi tierra natal. Sin embargo, me interesé por entender de dónde venía y por conocer esta región. Había un deseo de visitar mi casa, de ver cómo era, de estar conectada. Kurdistán siempre ha sido mi casa, pero era una casa extraña. La primera vez que viajé, estaba muy excitada y algo ansiosa. El país me era raro, incluso no conocía realmente los miembros de mi familia y al principio la lengua fue muy difícil para mí. Pero gradualmente se fue desarrollando en mí una comprensión política y cultural, aprendí más y más sobre la historia y la resistencia de la región por lo que ésta no se convirtió sólo en mi casa personal y étnica, también fue un sitio que políticamente entendía como mi casa.

También soy consciente de que la ideología y la revolución no están sólo ligadas a una región geográfica sino que también se desarrollan y viven en nosotros mismos, pero en Kurdistán he encontrado el lugar en el que quiero continuar mi actividad política.

-Y para terminar, ¿cómo y por qué tomaste la decisión de unirte al Movimiento de Liberación del Kurdistán pese a vivir en un país con unas comodidades infinitamente mayores que las que hay en Rojava?

-La respuesta a esta pregunta radica en la propia ideología y acercamiento del Movimiento de Liberación del Kurdistán. Abdullah Öcalan se describe como una persona que busca la verdad. Él busca la verdad, la cuestión del significado de la vida, por la búsqueda de la libertad. Él y la gente que le sigue están intentando entender dónde están las raíces de la falta de libertad, ¿cuál es el punto en el que la humanidad ha perdido su libertad? ¿Y cómo volvemos a conseguir esa libertad? El Movimiento de Liberación del Kurdistán no sólo quiere conseguir un Kurdistán libre para establecer un Estado kurdo, lo que queremos es la libertad para el Kurdistán, para Oriente Medio, para todo el mundo y para el universo entero.

Si a mi entender la libertad hubiera sido el hecho de tener 24 horas de electricidad, agua, comida de dinero y una propiedad, entonces me habría sentido libre con mi vida en Europa. Pero viendo cómo los problemas de salud mental, individualismo, antisocialidad siguen creciendo en Europa, viendo qué es lo que está generando esta vida anti-social en Europa a la gente, nunca podría decir que esto es libertad para mí o para cualquier otra persona.

Aquí quizás no hay siempre electricidad y a veces Turquía corta las corrientes de agua que abastecen la región de agua potable. No estaba acostumbrada a esto en Alemania, pero este hecho nunca me ha hecho decir que la vida era mejor allí. Esto nunca me ha desmoralizado, porque sé que los objetivos que queremos alcanzar no son fáciles, que requieren mucha fuerza, paciencia y convicción y que vale la pena al 100%. ¿Cómo podría estar satisfecha en un país con mayores comodidades infinitamente mayores cuando las mujeres no son libres en este sistema y son oprimidas por el sistema patriarcal? ¿Cuándo la naturaleza que es nuestro habitat es destruida por los métodos de producción capitalista? ¿Cuando la sociedad que vive allá es privada de su parte social y comunal?

(1) https://es.wikipedia.org/wiki/Consejo_Nacional_Kurdo

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