Recientemente se han cumplido 75 años de las hecatombes de Hiroshima y Nagasaki el 6 y 9 de agosto de 1945 respectivamente, mediante bombas atómicas de la fuerza aérea norteamericana con estimaciones imprecisas que oscilan sobre los 150.000 muertos. Años antes los sublevados franquistas con la ayuda de la Legión Condor alemana y Aviazione Legionaria Italiana bombardearon indefensas poblaciones de Euskal Herria siendo la destrucción de Gernika, 26 de abril de 1937, la más reconocida por su simbolismo asambleario en la historia vasca y principalmente gracias a la difusión mundial del mural Guernica realizado por Pablo Ruíz Picasso (1881-1973).
Conviene recordar que desde la muerte del criminal de guerra y postguerra el dictador español Francisco Franco en 1975, la villa Gernika tardó seis años en cambiar el denigrante nombre de la calle Fernando II de Aragón alias el Católico por la de Pablo Picasso el 25 de octubre de 1981 con motivo del centenario del nacimiento del genial pintor español.
Durante años y especialmente en aniversarios más señalados han acudido a Gernika mandatarios de las ciudades japonesas destruidas incluso un arzobispo vino en 2010 con la imagen de una virgen rescatada del bombardeo y cinco años después el homólogo de Bilbao, Mario Iceta devolvió la visita con otra cabeza de virgen salvada. Hace algunas décadas y durante unos años alcaldes y algunos más de séquito viajaban a Japón en los aniversarios para asistir a los actos de memoria.
Pero lo que no recuerdo es que jamás y menos este año con un 75 aniversario tan rotundo que en Gernika se haya hecho una conmemoración evocativa, solidaria con las dos masacres civiles más grandes de la historia. Parece una grave desconsideración, una preocupante carencia de recuerdo y reciprocidad.
Cuando en 2005 la fábrica Astra, Unceta y Cia (1918) quedó abandonada hasta que después de siete años se convirtió, absurdamente deformada y banalizada con un colorista cuerpo añadido en una denominada “Fábrica de Creación” en 2012 alguno pensamos muy diferente. Lo hicimos saber a gernikatarrak y personas que pudieran asumir la idea de que en la cercana amplia explanada existente usada de aparcamiento entre los refugios antiaéreos el de Astra y el de Talleres de Guernica, la posibilidad de convertir dicho espacio en una Plaza de la Memoria.
Una sencilla intervención urbanística, arquitectónica y paisajística en el estilo minimalista japonés Zen con una iluminación de velatorio evocativa que significara un memorial universal a las personas que antes y ahora son víctimas de bombardeos. Un lugar, en su esencial sentido social, donde se pudieran conmemorar aniversarios similares a los de Gernika y demás pueblos vascos masacrados con concentraciones de condolencia, recuerdo y homenaje a otras masacres en el mundo desde, Coventry (1940), Dresde (1945), Halabja, Kurdistán Iraquí (1988), Bagdad (1991) etc.
Virus, bares y descontrol
El pasado viernes 14 de agosto víspera de festividad y en otros años de celebraciones en Gernika, regresando en coche desde Busturia sobre las 22:30 horas y como tantas veces atravesando la Villa, trayecto más atractivo que por el rodeo de la variante por simplemente captar el paisaje urbano nocturno, quedamos impresionados a la vez que decepcionados por la evidencia. Una acumulación de personas aglomeradas sin distancia y apenas máscaras, la impunidad del rebaño, celebrando las fiestas, es una falacia municipalista autoexculpatoria la frase de “las no fiestas”. Un gentío que según testimonios ya debió empezar a medio dia y no sólo de jóvenes que cumplían el ritual festivo como es mayoritariamente habitual, bebiendo a todas horas en el espacio publico y que acaparaban Pablo Picasso kalea y desde Eriabarrena ambas aceras y parte de la calzada de Juan Calzada kalea en total entorno a unas 500. Habrá grabaciones para comprobarlo.
En Gernika además del alcalde con potestad para tomar decisiones en circunstancias tan graves en su ámbito y hacerlas cumplir mediante la policía municipal hay una base de Ertzaintza que evidentemente podían prever la situación y lo principal, corregirla. Al parecer nada hicieron, se inhibieron que siga la rutina la aglomeración debió durar hasta que los participantes se cansaron y por tanto tiene su grado de culpabilidad que no se corrige solo con declaraciones. Lo que pensamos al pasar fue unánime e inmediato: de aquí a unos días irrumpirá la resaca vírica. Y así desgraciadamente ha ocurrido.
Ahora toca remediar urgentemente la total falta de control por la máxima autoridad municipal y la negligencia policial. Contagios multiplicados, unos 4.000 test PCR, decenas de casos positivos, trabajo sanitario desbordante, extenuante de la agobiada estrategia médico sanitaria, costos incalculables en riesgos de salud, tiempo, y dinero (resulta necesario conocer el costo material total de cada test, dedicación, carpas, elementos de protección, de análisis, probetas, traslados, informes, etc) para que el capricho de estos empedernidos adictos al festín de la noche, algunos interesados denominan ocio nocturno, vicio quizá más propiamente, que repercute en dedicación de esfuerzos y despilfarro de energías y dinero público. Un caos por inoperancia y dejación que tiene evidentes responsables.
Ante estas catástrofes en una sociedad indisciplinada no es tiempo de apelaciones, ruegos y recomendaciones sociales, es una situación de alarma social, de emergencia que no tiene apenas otra solución que medidas contundentes, restricciones incluso confinamientos parciales. Es lamentable, decepcionante que las unánimes directrices sanitarias preventivas tanto españolas como desde la Consejería de Salud de Eusko Jaurlaritza, queden sometidas a la decisión de otras consejerías Seguridad, Desarrollo Económico e Infraestructuras, (desarrollo no es lo mismo que progreso) Lehendakaritza asombrosa y lamentablemente sumisas a la presión del cartel de las asociaciones de hostelería con unos demagógicos argumentos y recursos judiciales que constituyen un desprecio a la salud humana, un insulto a la inteligencia y a la ciencia.
Intentan presentarse como víctimas cuando unánimemente desde muchos sectores académicos médicos, son los focos contaminantes y muchísimas personas sensatas ya han renunciado a entrar, de esta nueva pandemia, tsunami según la obediente consejera Murga. Especialmente en las capitales y grandes pueblos, el cierre de bares será un índice de progreso social, hay que salir urgentemente de esta ya permanente e insoportable inmersión alcohólica. Otra pandemia que desde hace décadas tanto arruina la salud humana y crea enormes estragos en variados aspectos de la vida de nuestro pueblo.