La llegada de los españoles -no pocos eran militares y religiosos catalanes- a California a partir de 1769 tuvo consecuencias devastadoras para la población indígena que habitaba aquellos territorios. Desde el primer día, los comentarios de los colonizadores en relación con los indios fueron de desprecio y hostilidad. Los militares españoles relatan en sus informes que la gente que encontraban iba sucia, eran ladrones y tenían tendencia al engaño y a la hipocresía.
Un informe de 1780 describe los indígenas de San Diego como tercos, orgullosos, hostiles y belicosos, y afirma que se oponían a cualquier forma de subordinación y tenían un elevado espíritu de independencia. Los españoles tenían, por consiguiente, la obligación de “civilizar” aquellas criaturas “salvajes”, y esta servía de justificación dominadora de los colonizadores. Los militares informaban a Madrid que los indígenas “eran muy poco amigos de los españoles”.
Como siempre, la Iglesia -en este caso los frailes franciscanos- cumplió un papel de primer orden en el arranque del proceso colonizador. A través del sistema de reducción, trabajaron por el control indígena y las misiones españolas de California se convirtieron en instituciones con una fuerte carga coercitiva. Los neófitos -indios inducidos a cristianizarse- que se incorporaron ya no podían andar libremente. Muchos adultos nunca aceptaron de buen grado nuestra religión ni las formas de vida sedentarias, y se manifestaron incómodos al confinamiento impuesto, al trabajo obligatorio y a los castigos que les infligían los misioneros y militares españoles. No fue extraño que el incumplimiento de las normas fuera castigado con la pena de muerte. En poco tiempo, los indígenas perdieron sus tierras, que fueron ocupadas por los recién llegados.
Los efectos de la colonización española sobre la población americana autóctona es uno de los aspectos más relevantes de la conquista de América. La llegada de los españoles fue, desde el punto de vista demográfico, auténticamente catastrófica. Al llegar los nuevos colonizadores, la Alta California oscilaba entre 185.000 y 350.000 habitantes. Se ha calculado que, entre 1770 y 1900, descendió hasta sólo 20.000.
La población indígena disminuyó rápidamente debido a las enfermedades introducidas por los expedicionarios. Sabemos que en 1811, por ejemplo, los nacimientos, en la misión de San Francisco, fueron la tercera parte de las muertes, y eso en los años en que no había epidemia. Las enfermedades importadas por los españoles a California fueron la viruela, el sarampión y la disentería. La más mortífera fue, sin embargo, la sífilis que llevaron los marineros, los soldados y los colonos. Como otros países de América, del norte y sur, los indios eran proclives a contraer la mayor parte de enfermedades europeas. Los colonizadores contagiaron primero a los neófitos que vivían medio recluidos en las misiones, con enfermedades venéreas, las cuales se esparcieron entre las tribus que vivían en el exterior de las misiones.
Durante los años de dominio español se produjeron en California tres grandes epidemias. La primera, la del 1777, de tipo respiratorio. La segunda, en 1802, de neumonía y difteria, que mató a una buena parte de los jóvenes indígenas entre la misión de San Carlos y la de San Luis Obispo. La más devastadora fue, sin embargo, la de 1806, en la que el sarampión diezmó los indígenas que habitaban entre San Francisco y Santa Bárbara, y provocó no menos de 1.600 muertos. Entre otros factores que contribuyeron a la catástrofe demográfica provocada por los colonizadores, cabe mencionar la disentería, los cambios de dieta alimentaria y la mala nutrición. Los indígenas estaban habituados a comer carne, pescado y diversos frutos salvajes. En las misiones, la dieta de los neófitos se reducía a una sopa de cereales, donde sólo a veces había un poco de carne.
La colonización tuvo, además, otros efectos negativos, como la destrucción de la familia y de la organización de la vida comunitaria. En mi libro sobre ‘Los catalanes en los orígenes históricos de California’, Barcelona, 1991, escribí: “En síntesis, los factores más importantes que motivaron el cambio del entorno social de los indígenas se pueden resumir en: campañas militares hostiles, introducción de nuevos sistemas de trabajo, el cambio en los modelos de nutrición y la aparición de nuevas enfermedades y epidemias. De una manera u otra estos factores contribuyeron a la destrucción de la vida, la propiedad, la cultura y la sociedad indígenas”. El de los colonizadores españoles en América, en California, fue un genocidio de libro.
EL PUNT-AVUI