Al leer el artículo de opinión de Del Burgo (16-III-2006), mi primera reacción fue titular mi respuesta “Del Burgo el mentiroso”, pero preferí no comprometer el criterio educacional del periódico, del que espero la gentileza de publicar esta réplica.
Asevera Del Burgo que “el padre de San Francisco Javier reconoció a Fernando el Católico y no perdió su cargo de presidente del Consejo Real de Navarra”, lo que es totalmente falso. El señor Del Burgo sabe, o debía saber, como suponemos lo conoce cualquier investigador, que las afirmaciones históricas más fiables son las que se basan en datos coetáneos.
Pues bien, el inventor de España como imperio-estado, Fernando el católico, hacía jurar a sus súbditos lealtad, fidelidad y obediencia, antes de concederles ninguna gracia, merced o trato. En caso contrario, sus instituciones denominaron a los navarros no adictos, como incursos en crímenes de lesa majestad, rebeldes y franceses. No hay un solo documento en el que el doctor Juan de Jasso, padre de Francisco de Xabier, hubiera jurado, ni “reconocido”, lealtad, fidelidad, obediencia.
Si por algo se respetaban las órdenes del “católico” era por sus consecuencias sobre los navarros colonizados por el español, y por eso se llevaban las cuentas de las gracias y mercedes que concedía en los libros de Mercedes Reales. Tampoco existe ninguna constancia en dichos libros de que recibiera ninguna.
El oficio de los presidentes del Consejo Real y de sus consejeros era firmar las gracias y mercedes que otorgaba el monarca, pues tampoco aparece don Juan de Jasso otorgándolos, no ya como “presidente”, sino ni siquiera de consejero. Lo que confirma que ni recibió ni ejerció el cargo. Convendría además que las afirmaciones de Del Burgo fueran acompañadas de por qué fue represaliado don Juan de Jasso, con pleitos civiles, precisamente amparados, por el órgano, que según el señor Del Burgo, dirigía el citado doctor.
También podría explicar porqué en el archivo de Navarra no existe documentación alguna del doctor Jasso (período 1500-hasta su fallecimiento), ni de sus actos civiles (títulos, matrimonio, propiedades, compras, etc.), de los que no ha quedado ninguna constancia oficial. De servir al católico se hubiera preocupado de testar, y dejar constancia de su hacienda, bienes y documentaciones oficiales, que casualmente lo expedía el Consejo del que se dice fue su presidente hasta su muerte. Por cierto en uno de mis libros recojo a los que fueron presidentes en su época, y no se halla el doctor Jasso entre ellos.
Añade que “sus hermanos mayores (de Francisco) se sumaron al intento francés de conquistar Navarra en 1521”. La respuesta al “intento francés” es muy sencilla; había franceses pagados por los Labrit, y de ahí las dificultades económicas en que se vio incursa posteriormente la citada familia. Pero hay más: hay listas de voluntarios navarros que se sublevaron en Navarra antes de que llegara el ejército franco-navarro al territorio ocupado, y de cómo fueron liberando los pueblos del yugo del virrey español, precisamente escrito en un libro que hace época. Yo, en el caso de Del Burgo, no me preocuparía por los franceses que vinieron a ayudarnos a los navarros (y sí de los italianos y alemanes venidos con los invasores; sí, señor del Burgo, lo mismo que en el 36), y sí de los navarros que cayeron defendiendo Navarra, tanto en Noain como en otros lugares.
Parece que a usted le da mucha marcha que el ejército que invadió Navarra en 1521 estuviera “compuesto mayoritariamente por vascongados y navarros”. Pues fue que no; la lista de los vascongados tiene cifra de tres números y la de los invasores de cinco (30.000). En cuanto a los navarros participantes, también hay listas en uno y otro lado, y a pesar de que el colaboracionismo estaba pagado por los españoles, también sumaban más los que no querían ser colonia española.
En Fuenterrabía se encerraron los máximos representantes de las familias navarras que combatían al colonizador, y aún aguantaron después de la salida de los “franceses”. Por cierto, también había franceses con los colonizadores, como las tropas del duque de Borbón, y más de 3.000 alemanes, traídos expresamente por el emperador alemán Carlos V. Si añade que “Capitularon después de reconocer al emperador Carlos y de beneficiarse de su amnistía”, verdaderamente está usted haciendo renuncia a su condición de navarro con ética de tal. Capitular tras 12 años de exilio forzado (en las condiciones que podía ofrecer el siglo XVI) y con todas sus haciendas y bienes embargados, merece otro calificativo que el de “beneficiarse”.
En Francisco de Xabier explico por qué el emperador tardó en expedir la carta de nobleza, para que no se le admitiera de candidato a la canonjía, de lo que no tiene más que informarse. No voy a entrar en el argumento de Ignacio de Loyola, pero ya que usted ha sabido conservarse tan bien bajo los auspicios del poder que se dice navarro, puede ir pidiendo que retiren su estatua, y no dude que en ese caso, mi firma acompañará a la suya.
Echar la culpa al Papado de que éste “había desposeído de su reino a Juan de Albret y Catalina de Foie”, dice muy poco a favor de quien como usted se define como creyente. Y añadir que “Falsea la realidad quien pretenda presentarlo como un disidente o exiliado de su patria”, indica que usted ha perdido la costumbre de mirarse al espejo. Podemos contemplar la cuestión a la inversa; preguntémonos por qué dio su nombre de cántabro en París y no de español; o por qué se decidió a servir en Portugal en vez de al colonizador de su patria. Su estilo es el de ventilador de basura, y el problema es que se lo está creyendo.
Pedro Esarte Muniain, autor de “Navarra 1512-1530, Conquista, ocupación y sometimiento militar, civil y eclesiástico” y “Francisco de Jasso y Xavier y la época del sometimiento español en Navarra”.