El euskera es una de las dos lenguas oficiales de Navarra. En esto estaremos de acuerdo todos.
El euskera, además, es una de las lenguas más antiguas, sino la más, de Europa, siendo, por supuesto, anterior al castellano. Cuando llegaron los romanos, en Navarra no se hablaba otra lengua que el euskera, y esto debería ser también, por histórico, incontestable. Los romanos lo dejaron escrito antes que yo.
El euskera, por tanto, es un patrimonio cultural del que nos enorgullecemos todos aquellos que sentimos a Navarra como lo que es y ha sido, la cuna de un pueblo único con un idioma único y que se ha relacionado de igual a igual con todos los pueblos europeos. Mucho antes del nacimiento de la España que conocemos ahora.
Así que no entiendo el debate que se mantiene habitualmente sobre si el euskera debe sumar, restar o multiplicar para acceder a puestos de la Administración en la zona no vascófona. ¿Pero qué polémica absurda es ésta?
La prioridad de todo político que accede al Gobierno de Navarra, mientras no se normalice el uso de nuestra lengua ancestral, debería ser poner todos los medios para conseguirlo en el menor tiempo posible.
El problema de la zona no vascófona no es si a los que acceden a puestos de la Administración les puntúa o no su dominio del euskera. El verdadero problema es que hay en ella un gran porcentaje de gente que no habla euskera y que no se incentiva, desde el Gobierno, el interés por aprenderlo ni se ponen los medios adecuados.
¿Hay alguna limitación legal para implantar el modelo D y generalizarlo en toda la comunidad foral? Dedique el Gobierno sus esfuerzos a eliminarlas. Bestela, zertarako balio digu gure autonomiak? Eta gure Gobernua?
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