Bajo la Lupa
La dupla anglosajona montó una nueva causa terrorista por la cual librar su cuarta guerra simultánea en otro país islámico: Yemen, al unísono de Irak, Afganistán y Pakistán.
Las guerras en Afganistán y Pakistán forman ya una sola y han sido bautizadas por sus semiólogos en mercadotecnia bélica como Af/Pak.
Cuatro guerras de Estados Unidos y Gran Bretaña contra y en cuatro países islámicos, dos de ellos árabes a carta cabal (Irak y Yemen), marcan el diapasón del choque de civilizaciones del racista Samuel Huntington, connotado mexicanófobo y profeta de la supremacía hoy decadente del wasp (blanco-anglosajón-protestante).
El primer día del Año Nuevo que presagia ser más sangriento, The Financial Times, portavoz del neoliberalismo global, alertó que a iniciativa (sic) del premier británico, Gordon Brown, Londres (but of course and curse!) será la sede el mismo día 28 de enero tanto de una cumbre contra el terror en Yemen (la nueva base del reclutamiento terrorista global) como, en forma paralela (sic), de una conferencia sobre Afganistán.
El belicoso Brown alega que la cumbre sobre Yemen cuenta con un respaldo vigoroso (sic) de Estados Unidos y la Unión Europea, cuando Gran Bretaña anhela asegurar el apoyo de Arabia Saudita y los países del golfo. Llama la atención la ausencia del BRIC (Brasil, Rusia, India y China), ya no se diga del G20 y del G77 de los países No-Alineados (que en realidad son 130).
La dupla anglosajona posee la evidencia de que el hijo de un banquero nigeriano islámico –quien en forma sacrílega intentó en Navidad estallar el vuelo 253 a Detroit– fue reclutado por Al Qaeda en Yemen tras haber vivido en Gran Bretaña.
Desde Obama hasta el almirante Dennis C. Blair, director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, han sido expuestas con notable candidez las fallas humanas y sistémicas de espionaje, las cuales obligan a tomar mayores medidas de alta tecnología de masivo control orwelliano, sin contar su gran negocio aeroportuario.
Pasaremos por alto las valiosas dudas sobre el extraño atentado (que siempre no fue) del inepto terrorista nigeriano islámico, lo cual parece redición de otro montaje hollywoodense al estilo 11/9, como deja entrever WSWS.org (31/12/09).
Aquí no importa la verdad –como fue el caso flagrante con las armas de destrucción masiva de Saddam Hussein, que siempre no fueron–, sino la credulidad de la opinión pública de Estados Unidos y Gran Bretaña a las versiones de sus mendaces gobernantes.
Las metástasis terroristas de Al Qaeda otra vez resucitada han sido decretadas por la dupla anglosajona y ahora, para defender a la civilización occidental agazapada, se exige erradicar su foco cancerígeno trasmutado en su nueva matriz en Yemen (antes había sido localizado en Afganistán, Pakistán e Irak).
Press Tv, de Irán (1/1/10), comenta con sarcasmo que la cumbre anglosajona ha sido convocada cuando una ofensiva militar saudita-yemení ha matado a centenas en el norte del pobre, pero muy rico en petróleo (¡supersic!), país árabe al borde del desastre humanitario, mientras en el sur, las fuerzas gubernamentales de Yemen y el ejército de Estados Unidos han bombardeado a quienes llaman (¡supersic!) militantes de Al Qaeda. Agrega que los alegatos sobre el inepto terrorista nigeriano han levantado sospechas y concluye que a Yemen es probable que le espere el mismo destino trágico de Irak y Afganistán.
Pero, ¿cuál es el problema, si de lo que se trata es de poner en jaque el tránsito de mercancías y petróleo desde el canal de Suez hasta el golfo de Aden en el mar Arábigo (parte del océano Índico), que perjudicaría ostensiblemente tanto el exitoso libre comercio como el abastecimiento energético de China?
La dupla anglosajona ha apretado las tuercas a los dos lados del golfo de Aden y en el célebre estrecho de Bab Al Mandab (la puerta de las lágrimas): primero, en Somalia y el cuerno de África (ver: Londres, detrás de los piratas somalíes, Bajo la Lupa, 20/5/09) y ahora, del otro lado, Yemen.
Tanto el estrecho de Hormuz (entre el golfo de Omán y el golfo Pérsico), como el estrecho de Bab Al Mandab han ligado sus destinos y pletóricas riquezas de hidrocarburos en las dos costas, occidental y oriental, de la península Arábiga.
La simultánea cuarta guerra anglosajona –y la primera que ha iniciado Obama cuando las otras tres fueron legadas por su antecesor Baby Bush– había sido muy cantada por Chatham House, centro de pensamiento británico, con bastante antelación al presunto montaje hollywoodense del inepto terrorista nigeriano.
Desde los orígenes genéticos de Osama Bin Laden, a quien nadie puede hallar, hasta el inepto terrorista nigeriano Farouk, de 23 años, se repite la conexión yemení.
Los orígenes del Yemen unificado en 1990 (con un total de 527 mil 968 kilómetros cuadrados) provienen de su previa balcanización entre el norte (que obtuvo su independencia del imperio otomano en 1918 con 195 mil kms2) y el sur (que se independizó de Gran Bretaña en 1967 como República Democrática del Pueblo de Yemen del Sur, con 332 mil 968 kms2).
En el Yemen unificado coexistían 53 por ciento de sunnitas (apoyados por Arabia Saudita) y 47 por ciento de chiítas, primordialmente la tribu houthi (apuntalada por Irán).
El sueño anglosajón hecho realidad consiste en fomentar la guerra civil religiosa entre sunnitas y chiítas, que incluye notoriamente a Yemen, como se notó durante las carnicerías para perturbar la fiesta sagrada chiíta del Ashura (el martirologio de Hussein, nieto del profeta Mahoma) en toda la geografía de lo que hemos denominado Chiistán: desde Pakistán hasta Líbano, como relató Debka (1/1/10), presunto portal del Mossad (espionaje israelí).
La guerra del gobierno yemení contra la tribu chiíta de los houthi es también demográfica.
Al ritmo demográfico galopante de los chiítas en poco tiempo Yemen hubiese sido dominado por una mayoría vinculada a Irán. Esta democracia biológica no le conviene a la dupla anglosajona que, a nuestro juicio, prefiere balcanizar a Yemen en sus dos pedazos históricos anteriores: 1. el norte, donde el portal israelí Debka asegura que Arabia Saudita sufrió una derrota en la guerra asimétrica que libra contra los houthi chiítas, y 2. el sur, a mayor densidad demográfica sunnita, donde Washington libra subrepticiamente desde hace algunos meses su cuarta guerra simultánea.
Dominado virtualmente el sur, gracias a la iniciativa británica de la cumbre de Londres, ¿intentará la dupla anglosajona extender luego su guerra al norte (de mayoría chiíta), lo cual la confrontaría con Irán en un frente más?
Una joya superestratégica se encuentra en juego en el océano Índico y pasaría a manos del nuevo sur: la isla de Socotra, de 3 mil 625 kms2, ubicada marcadamente más cerca de Somalia (a 80 kms.) que de la costa yemení sureña (a 380 kms.).
Socotra fue en el siglo 19 un protectorado británico para cuya marina (aun sus piratas) constituía una escala estratégica importante, que hoy está a punto de resucitar.