Vaya cruz

El Ayuntamiento ha denegado al colectivo Altaffaylla el permiso para que el exembajador de España en el Vaticano, Gonzalo Puente Ojea, imparta en el Patio de los Gigantes la conferencia titulada La Cruz y la Corona. Las dos hipotecas de la Historia de España. El Consistorio argumenta que en dicho local municipal no se pueden realizar actos de índole política. Efectivamente, durante los últimos años han cambiado las ordenanzas con el fin de proscribir la celebración de actos políticos de la inmensa mayoría de los recintos municipales: colegios, polideportivos, frontones… Lo mismo lo próximo es prohibir los actos políticos en el salón de plenos de la Casa Consistorial. Todo muy normal y democrático. Todo totalmente abierto a la participación ciudadana, siempre y cuando la ciudadanía no se meta en política. Y es que la política es muy mala. Hay que salvar a la ciudadanía de la política. Los de siempre intentarán liarnos con el manido argumento de que en este mundo todo es política. De eso nada. Los ejemplos siempre resultan esclarecedores. Pondré algunos. Con motivo de los premios Príncipe de Viana, todos los años organizan un tremendo sarao a cuenta del erario público, en el que las fuerzas vivas navarras, ignorando a los premiados, se arremolinan en torno a los Príncipes de Asturias compitiendo por ver quién les rinde pleitesía con mayor fulgor, quién realiza la genuflexión más profunda, quién suelta en el discurso oficial la loa más hiperbólica a la Corona. Evidentemente, se trata de un acto estrictamente cultural y carente de cualquier tipo de connotación política. Sin embargo, una charla crítica con la monarquía es un acto de subversión política inaceptable en un local municipal. Más ejemplos: el privilegio de la unión se conmemora todos los años con una misa en la seo pamplonesa, durante el transcurso de la cual la alcaldesa toma la palabra y se encomienda a Santa María la Real en nombre propio y de todos sus vecinos. Huelga decir que se trata de un entrañable acto tradicional de índole religiosa, sin un ápice de intencionalidad política. Ahora bien, una conferencia crítica con la Iglesia católica es un aquelarre político inalbergable por un local municipal. Así las cosas, hablar de censura política no tiene sentido. Si acaso, sería censura apolítica, regida por el ese mítico lema que reza siesta sí, política no.

Publicado por Noticias de Navarra-k argitaratua