Ayer la Asamblea Nacional de Cataluña decidió, entre otras muchas cosas, que la próxima Diada se forme una gigantesca letra V en la ciudad de Barcelona. Más de un millón de personas deberán rellenar tramos de la Avenida Diagonal de Barcelona y de la Gran Vía de las Cortes Catalanas. Estas dos avenidas si se miran desde el aire forman juntas la letra V. La Asamblea ha elegido la letra V de ‘Via, Voluntad, Votar y Victoria’. A mí me parece muy bien todo, y humildemente añado más variedad en la lista: V de Verdaguer, Vespre (Tarde), Vagina, Verga, Vodka y Revolución, V de revolución. Porque, diría, si hay una palabra que describe el proceso que vivimos es Revolución. Mucho más que Vía, Voluntad, Votar y Victoria. Yo, cuanto más textos leo sobre la Revolución, más parecidos veo. Recomiendo, por ejemplo, la corta y preciosa ‘Teoría de la Revolución’ (http://www.uni-leipzig.de/~sozio/mitarbeiter/m29/content/dokumente/595/davies62.pdf) escrita en 1969 por el sociólogo estadounidense James C.Davies. Son catorce páginas que teorizan sobre la revolución americana, la francesa, la rusa y otras. Catorce páginas donde nos veo a nosotros sin parar.
‘Es más probable que las revoluciones tengan lugar cuando después de un período de desarrollo social y económico objetivo, viene un corto periodo de abrupta inversión. La gente, entonces, cree subjetivamente que se puede perder el terreno ganado con tanto esfuerzo; y los ánimos se vuelven revolucionarios’, dice el autor. Es decir, no hay nada como tocar la miel con los dedos para que, al quedarte sin ella, empieces una revolución. Necesitamos mejora para alzarnos. No es cuando estamos abajo del todo cuando nos rebelamos. Abajo de todo, apenas subsistimos. Es cuando hemos tocado la felicidad por un instante, y al siguiente nos quitan la alegría de las manos. Ahí saltamos. Esto dice que pasó en la Revolución Rusa, la Revolución Americana, y la Revolución Francesa, entre otras.
En América, la Revolución nació después de un crecimiento económico progresivo y una autonomía política que provocaron expectativas crecientes. La gente veía futuro. La vida era miel. Y un segundo después, Inglaterra les cortó las alas, frenando el crecimiento que vivían. La gente se levantó. En Rusia, creyeron que las reformas del Zar superaban el feudalismo. Por un segundo se crearon expectativas, y al frustrar a la gente, se sublevó. En Francia, dicen que pasó igual. Y las revueltas de los negros en los EE.UU. de los años sesenta fueron en ciudades en crecimiento y apertura que vieron frustradas sus ilusiones. No fueron las ciudades donde los negros vivían peor las más revolucionarias. Fueron donde tenían más expectativas de mejora. Mejora que al no realizarse provocó la revuelta.
Esta idea contradice una idea muy extendida que dice que cuando la pobreza y la injusticia superan unos límites, la gente se levanta. La revolución nace de la miseria absoluta, la injusticia total. Cuanto peor vamos, mejor para la revolución. Querrá decir que estamos a punto de ebullición. Según Davies cuando la gente está abajo del todo, hundida, todo el esfuerzo se dedica a subsistir. Nada de levantarse. Sumisión total, como los judíos en los campos de concentración. Allí, aguantar, y gracias. La revuelta necesita un periodo de bonanza, que se trunca después.
¿Qué es el proceso catalán sino el resultado de varios años de bonanza, que se truncan después? Los catalanes no se sublevaron en pleno franquismo. Allí, aguantar y gracias. El proceso nace después de treinta años de democracia. El avance imparable se ha frustrado con la sentencia del Estatut. Una vez has probado la miel, te la retiran. E incluso pierdes terreno. ¿Lengua catalana dices? Ley Wert. ¿Estado del Bienestar? 25% de paro. El horror. Tu que creías que sí, y no. La distancia entre las expectativas y lo que realmente recibes, marca la revuelta. Mejoras, aunque sea un poco, te haces ilusiones, y cuando la realidad no se corresponde, te levantas. Y de qué manera. Pasó en Rusia, América y Francia. Antes de la revuelta, unos años de mejora. Diría que es lo que ha pasado en Cataluña después del franquismo. Por eso a mí no me extrañaría nada que por la Diagonal se formara una V de Revolución.
Que no nos asuste la palabra. Revolución. Yo la usaría más porque bien parece que seguimos el patrón. Una vez probada la miel, no la queremos perder.
VILAWEB