Un pan como unas hostias

Un pan como unas hostias es lo que ha conseguido hacer Pedro Sánchez convocando nuevas elecciones. Si con los resultados del 28-A Sánchez decía que un pacto con Podemos no le habría dejado dormir tranquilo, los resultados del 10-N son de insomnio idiopático (*). Y si no fuera porque el batacazo de Albert Rivera y su Ciudadanos lo tapa todo, quien realmente se debería plantear la dimisión es Pedro Sánchez. Debería retirarse por incapacidad política de gestionar el resultado del 28-A; por haber convocado nuevas elecciones por interés partidista; por haber facilitado que el monstruo de la extrema derecha avanzara de manera brutal y por agravar aún más la inestabilidad política en España. No sé si alguna vez sabremos por qué con los resultados del 28-A no quiso o no pudo pactar con Podemos. Pero tanto si fue obra de sus ‘spin doctors’ como si fue por imposición de determinados poderes fácticos o coronados, o todo a la vez, el grado de irresponsabilidad personal no tiene parangón.

Desde el punto de vista español, con esta repetición electoral se ha hecho realidad aquello de «quien siembra vientos, recoge tempestades». Si el eje principal de la oferta en campaña era asustar con la amenaza de una división de España dirigiendo todas las iras hacia Cataluña, el resultado no podía ser otro que alimentar el voto de quien mejor representaba los dos objetivos. La catalanofobia siempre da buenos resultados, pero no necesariamente en la misma proporción a todos los que la fomentan, sino más a los que la representan más genuinamente. El problema para España, sin embargo, es que con Vox no sólo deja campar el nacionalismo español más xenófobo, sino que también abre la puerta a un neofranquismo aún más apolillado. Y ni siquiera pasarán veinticuatro horas cuando ya calcularán los costes de tener partidos soberanistas vascos y catalanes condicionando otras posibles mayorías de gobierno que no sean la hipotética gran coalición. La tentación de una reforma electoral está servida.

Finalmente, desde el punto de vista de Cataluña, repito por enésima vez que querer medir los resultados de unas generales como expresión de la salud del independentismo, aunque haya salvado los muebles con 16.000 votos más y un 3,2% más de representación, o que haya superado por más de 100.000 votos a los partidos del 155, me parece fuera de lugar. Lo podremos contar cuando se haga la pregunta adecuada. Pero este 10-N se preguntaba cuál debía ser la composición de las Cortes españolas. Ni siquiera quien debía presidir el gobierno de España, porque no eran unas presidenciales. Por lo tanto, los independentistas deben haber hecho de todo: no votar, dar un voto útil para bloquear o inestabilizar aún más España -o, al contrario, para facilitar un gobierno de izquierda-s, o votar por adhesión -poco o muy resignadamente- a un líder o a unas siglas… Por tanto, querer sacar otras conclusiones del millón seiscientos cincuenta mil votos obtenidos es un ejercicio inútilmente confundidor.

Ahora bien: es notorio que los partidos independentistas -no el independentismo en general- tienen un problema. Y es, desde mi punto de vista, que no son capaces de merecer la confianza de todo el electorado independentista disponible. Y no sólo porque ahora alguien haya estado confuso sobre qué iba a hacer en España, o porque ir más divididos no ha convocado más sensibilidades, y haber conseguido un diputado más totalmente irrelevante. El problema es que sea dramáticamente confuso identificar los espacios ideológicos que ocupan, los intereses sociales que defienden o las estrategias que piensan seguir allí y aquí para conseguir los objetivos a los que están comprometidos.

Visto el panorama de inestabilidad que les ha quedado en España, los partidos independentistas catalanes deberían aprovechar los próximos meses para hacer un ‘sit and talk’ (sentarse y hablar)… pero con ellos mismos y entre sí, a fin de reducir el escepticismo general y demostrar a sus votantes que son capaces de llevar al país a buen puerto. De la reciente lección española se puede aprender mucho.

(*) https://es.wikipedia.org/wiki/Idiop%C3%A1tico

ARA