Tiempo, espacio y materia de Twitter, por favor

Tiempo.

Hay un historiador de mi pueblo que tiene, en el perfil del WhatsApp, la frase «Dedico mi tiempo al pasado porque no puedo soportar este presente»: pues mal asunto, niño, porque el pasado debe servir para vivir críticamente el presente y para mirar sabiamente hacia delante. Una de las lecciones de la Historia que muchas asociaciones culturales no han aprendido del pasado es la que tiene que ver con la idea de que «Nosotros no hacemos política», que sólo tiene sentido si quiere decir que la asociación se mantendrá al margen de cualquiera partidismo, lejos de relacionarse con ningún partido político concreto o de apoyarlo. Hay dos formas de pervertir la idea del apoliticismo: una es afirmar y, por ello, querer practicar el razonable apartidismo e incluso el absurdo apoliticismo, pero publicar en una red social como Instagram una foto con el comentario de que ha sido un honor para la asociación haber recibido la visita de tal partido neofalangista o procesista (da igual) en plena (pre)campaña electoral (que es siempre) o perder el culo para que venga a la cena anual de la asociación tal político o tal autoridad; la otra es afirmar que nada de lo que hace la asociación es política, que es lo que decía Franco: «Yo no me meto en política», claro: no necesitaba, porque ya le iba bien la política que había y, por lo mismo, quienes afirman su apoliticismo son precisamente quienes no quieren que la política que impera experimente sacudida de verdad alguna o que, queriendo mejorar, por ejemplo, el grado de protección de inmuebles históricos de la ciudad a base de solicitarlo a la instancia municipal correspondiente, afirman, estúpidos, que ellos no hacen, política (sic), pero, en el fondo, es hacer política también al hacer la vista gorda a una situación política injusta o al querer intervenir para cambiarla a favor del bien común. Ya lo decía Joan Fuster: «La política, o la haces o te la hacen» pues todo, absolutamente todo, incluso cosas tan públicas como el sexo o tan públicas como el fútbol son política, que viene de «polis», es es decir, de comunidad, de todo lo que tiene de común, de ciudad, de Estado, de civilización, la humanidad. ¡Qué altísimo honor, pues, huir o que te expulsen de una madriguera de cretinos y de ‘botiflers’ como la de una asociación que es incapaz de haber entendido esta lección histórica de primer curso de la Educación Secundaria Obligatoria! Y cuánta sabiduría y valentía la de Andreu Giménez Fort, que, cuando fue presidente de mi querido Club de Natación Reus Ploms, se atrevió a poder decir, desde lo alto del escenario del Teatro Bartrina de Reus y ante un patio de butacas lleno hasta los topes, que los estatutos del club decían que el club no podía meterse en política, pero que el club no era apático y que, por eso, apoyaba la consulta popular sobre la independencia de la nación catalana que ‘Reus Decideix’ organizó el 25 de abril de 2010 (mientras el otro club de la ciudad, el Reus Deportiu, presidido por Mònica Balsells i Pere, no apoyaba al haber vendido su alma al diablo del concejal de Deportes del PP por el pacto del alcalde Carles Pellicer Punyed de Convergència i Unió)! Los de CNR Ploms hicieron, pues, la mejor política por acción a favor de la libertad de la nación; el Reus Deportiu, la mejor política por omisión a favor de la ocupación de la nación.

Espacio.

Y hay un tuitero marinero que, con una foto del ‘locus amoenus’, es Migjorn Gran de Menorca, se maravilla y escribe » Azul de mar para soñar». No, para soñar, no: yo me atrevo a poder cordialmente discrepar porque el espacio es muy concreto, tangible y físico, protegible, obviable o destructible. Y tiene nombre propio, topónimo: Menorca. Y nación propia: Països Catalans. Y es patria (y mundo a la vez). Y fue Estado e Imperio. Y ahora el ecosistema natural (y cultural) sufre amenazas ciertas.

Materia.

Somos materia. Y espíritu, también. Sin embargo, sin la materia no somos nada. Ahora, con las redes sociales, parece que el tiempo, el espacio y la materia se hayan multiplicado, ensanchado y volatilizado, respectivamente. Seguramente, hay mucha literatura científica y de todo tipo sobre la cuestión, pero no la he podido leer toda (no quiero hacer una tesis doctoral: terminaré la tesis doctoral, cuando me jubile, sobre la chusma etnopoética y etnomusicología, sino un breve artículo de opinión, éste, para posicionarme). Hay que haber leído mucho antes de atreverse a poder escribir nada sobre nada: se escribe demasiado y se publica demasiado sin el suficiente bagaje cultural. Al menos, quiero citar unas cuantas lecturas que me han ayudado a pensar y redactar este artículo: primero, de Bernat Dedéu, este texto sobre Twitter y catalanidad (1); después, también esta reflexión del Roger Canals sobre inteligencia artificial y conocimiento humano (2); de Enric Vila, especialmente el primer párrafo de la página 259 de la edición definitiva de su ‘Lluís Companys. La verdad no necesita mártires’: «La violencia (de la FAI…) demuestra el daño que hace la ideología sin el contrapeso de la tierra que se pisa; es decir, sin el contrapeso de la cultura»; y de Abel Cutillas, sobre todo el primer párrafo del capítulo 2 de su ‘Desánimo de lucro. Crítica de la ideología cultural’: «El mundo de ayer está amortizado y éste, como todos los mundos del pasado, no tiene ningún derecho sobre el mundo de mañana, que está a la espera. El fatalismo frankfurtiano sobre el fin de la Historia, porque en el fondo sólo se trata de hegelianismo negativo extremo, sufre un defecto de forma: se han cumplido las condiciones que describía la profecía pero no su resultado. La cultura ha quedado inmersa en el mercado pero la libertad de pensamiento no ha sido destruida, tal y como puede comprobar a cualquier lector que se atreva a sopesar honestamente su condición simultánea de consumidor cultural y ciudadano de pleno derecho».

Twitter.

Si me fijo más en Twitter, es porque es la red social que más uso porque la prefiero. ¿Tiene inconvenientes? Sí, por supuesto. ¿Tiene ventajas? Sí, muchas más que desventajas. Si en Instagram predomina la imagen (porque es su punto de partida); en Facebook, predomina la palabra (porque es su ‘incipit’). En todas partes, hay texto e icono. Hay que desmentir, pues, el tópico de que una imagen vale más que mil palabras, que sitúa la iconografía en la cima del conocimiento: las palabras y los dibujos se necesitan recíprocamente y unas sin otras sufren hambre y sed pues necesitamos explicarnos a nosotros mismos y a los demás lo que vemos y necesitamos imaginar lo que leemos. En Twitter, encuentro el equilibrio porque propone unos límites austeros (preconizados por Italo Calvino en ‘Six Memos for the Next Millenium’ (3 y 4) sobre la «forma breve»): de los 140 caracteres, a los 280 (aunque ahora pueden llegar a ser 4.000, pero sólo para suscriptores de Twitter Blue) y 4 fotos, con enlaces que permiten relacionarlos con otros textos más extensos y más imágenes lustrativas. ¡Qué estercolero, qué avispero, qué follón, sí, pero cuánta interacción dialógica provechosa también!

Somos tiempo, espacio y materia. ¿Hay que añadir a continuación, para describirlas, adjetivarlas y valorarlas, los utensilios que el hombre ha inventado para medirlas, las tres magnitudes? El reloj, la cinta métrica y las balanzas. La Historia, la Nación y la Independencia. Gracias, Ferran Pastor Ortiz, por haber osado poder escribir las palabras (‘avior’, ‘hic te nunc’ y ‘porvenir’) del fin de este texto mío que, bien mirado, también es de otras muchas plumas más: «Mi larga historia debe continuar», a favor de la acción política a favor de la lengua catalana a favor de nosotros, los catalanes, la nación catalana (4).

(1) https://www.elnacional.cat/es/opinion/descatalanizaos-twitter-dedeu_1016811_102.html

(2) https://www.nuvol.com/pantalles/cultura-digital/que-ve-el-llop-el-chatgpt-i-les-universitats-306438?utm_source=SUBSCRIPTORS+DE+LA+NEWSLETTER&utm_campaign=c8fe7661ac-EMAIL_CAMPAIGN_2020_01_31_08_48_COPY_01&utm_medium=email&utm_term=0_b03a8deaed-c8fe7661ac-186300757

(3) https://www.upf.edu/documents/3555024/0/Dusini_Roman_trad.pdf/dfb7119d-255d-411d-a8fb-2180055a216f

(4) https://audiocreativa.files.wordpress.com/2017/03/calvino-italo_-seis-propuestas-para-el-proximo-milenio.pdf

(5) https://reusdigital.cat/noticies/digues-la-teva/la-meva-llarga-historia-ha-de-continuar

RACÓ CATALÀ