Territorio megalítico

Los montes de Eskual Herria albergan entre dos y tres millares de dólmenes, sobre cuya historia todavía persisten ciertas lagunas.

CUENTAN en Ataun que los gentiles, seres de la mitología vasca dotados de una fuerza sobrehumana, entendieron que su existencia sobre la tierra había llegado a su fin cuando divisaron una blanca neblina. Supieron de esa forma que el cristianismo también se estaba extendiendo por tierras vascas y decidieron sepultarse en el interior de un trikuharri de Aralar. Desde entonces, aquel dolmen es llamado Jentilarri por los habitantes de la sierra.

Esta leyenda, igual que otras historias parecidas, muestra el interés y la curiosidad que desde siempre han generado los monumentos megalíticos entre la gente. Se calcula que existen entre dos y tres millares de estructuras de este tipo, muy comunes en el paisaje vasco. Y, sin embargo, salvo los más expertos, pocos conocen las diferencias, el origen y la función de estas obras de la Antigüedad. Para arrojar un poco de luz sobre estas y otras cuestiones, el arqueólogo Xabier Peñalver (Donostia, 1952) ha publicado el libro de divulgación Dólmenes, crómlech y menhires. Guía básica del megalitismo en Euskal Herria.

En la relación científica que, desde hace 30 años, mantiene con los megalitos, el estudioso donostiarra ha ido percibiendo que montañeros, cazadores y paseantes «conocen los monumentos». «Muchas veces veían piedras, pero no sabían muy bien qué había allí, a qué época pertenecen, etc.», expresó ayer en Donostia Peñalver, acompañado del portavoz de la editorial Txertoa, Martín Anso.

Efectivamente, el arqueólogo informó de que todavía existen «muchas lagunas» sobre la Prehistoria. Según comparó, «se conoce mucho sobre la muerte de las gentes que habitaron el País Vasco en la época de los dólmenes», desde el Neolítico hasta el comienzo de la Edad de Hierro (entre 3.300 y 800 años a.C.); sin embargo, «sus formas de vida son bastante desconocidas».

El conocimiento de los rituales funerarios de aquella se debe, en efecto, a que los dólmenes y los crómlech -construcciones más tardías- se erigían para dar sepultura a los muertos. Los primeros, llamados trikuharri en euskera, acogían el enterramiento de uno o varios cuerpos fallecidos mediante inhumación. Los segundos, en cambio, tenían un carácter individual: en medio del círculo de piedras que lo delimitan, se enterraban las cenizas de un cadáver.

La función de los mehnires, por el contrario, sigue siendo un gran «misterio», según apuntó Peñalver. Aunque «casi siempre aparecen asociados» a otros monumentos megalíticos, las excavaciones practicadas hasta ahora en Euskal Herria no terminan de clarificar este tema. «Pudieran servir de referentes o señalizadores de algo, aunque no sabemos qué», lamentó.

conservación

La amenaza de las pistas

El arqueólogo donostiarra explicó que hoy día se siguen descubriendo muchos yacimientos de este tipo en Euskal Herria y llamó la atención sobre la necesidad de «catalogar» la existencia de todos ellos. De los cientos de monumentos existentes, según detalló, los científicos seleccionan para su estudio las «más importantes» y las que podrían aportar «más luz» sobre las «zonas oscuras» de la Prehistoria. «La investigación no se acaba nunca», sentenció.

El autor del libro también quiso alertar de la necesidad de «proteger» estas obras prehistóricas. Aunque hoy día, en su opinión, existe una «mayor conciencia» sobre este deber, Peñalver consideró que el peligro más latente proviene de las «piestas forestales» que se abren en la montaña para, entre otras razones, extraer madera.

A estas y a otras cuestiones trata de responder Dólmenes, crómlech y menhires. Guía básica del megalitismo en Euskal Herria. Según refrendó su autor, ha tratado de crear «un libro sencillo». En sus 115 páginas, además de las preguntas básicas sobre estas construcciones, también se pueden conocer las ubicaciones preferentes, los ajuares con los que se realizaban los enterramientos y su relación con la actividad pastoril, entre otros, así como una ruta por los monumentos megalíticos más importantes del país. Desde el menhir de Iruñarri (Erasun) a los espectaculares dólmenes de Sorginetxe (Agurain) y la Chabola de la Hechicera (Laguardia), pasando por los crómlech del monte Okabe (Zuberoa).

Publicado por Noticias de Gipuzkoa-ek argitaratua