La disminución de la producción del crudo de petróleo que se espera a partir de este año, obviamente, afectará a los precios del petróleo y sus derivados. Los precios del petróleo alcanzaron niveles récord en 2008. En el pasado, las subidas repentinas de los precios del crudo han sido movimientos bruscos y han acostumbrado a reflejar el impacto debido a un acontecimiento único, ya fuera motivado por la escasez de suministro como consecuencia de un conflicto o por restricciones deliberadas en la producción que hacen los países productores para así poder inflar los precios del petróleo.
La escalada de precios más reciente, que comenzó en 2002, en realidad fue un crecimiento gradual, lo que indica que a dicha escalada contribuyeron diferentes factores. Si bien es cierto que la especulación debida a los mercados de futuros pudo haber desempeñado un papel importante en la burbuja especulativa que se ha experimentado recientemente, el hecho cierto es que todo ello se superpone a una tendencia al alza de los precios del petróleo. Se trata de una tendencia alcista que está más relacionada con aquellos factores fundamentales que intervienen en el equilibrio oferta-demanda.
Por otra parte, aunque se intenta ocultarlo o no decirlo claro por presiones de algunos países y/o lobbies interesados, ya no se pueden ocultar muchas pistas. Así, el informe de la Agencia Internacional de la Energía, WEO 2008, preveía un precio del petróleo de 200 dólares/barril para el año 2030, lo que representa un aumento de 135 dólares/barril con respecto a informe WEO 2007 donde la estimación para 2030 era de tan sólo 65 dólares/barril.
De cualquier modo, si bien es cierto que tales predicciones generales ofrecen muy poca confianza en lo que se refiere a los valores cuantitativos que se pronostican, todos los indicadores cualitativos utilizados sugieren que habrá aumentos de precios que llegarán a ser considerables, incluso en un futuro a corto y medio plazo.
A su vez, y desde otro enfoque complementario, las subidas de precios que se prevén son también inevitables conforme a la ley de rendimientos decrecientes. Contra esta ley no hay nada que hacer. A pesar de que las nuevas tecnologías de extracción puedan retrasar el período y la gravedad de los aumentos de precios, nunca se podrán escapar al problema que plantea el hecho de utilizar recursos limitados que no son renovables.
Otra realidad a tener en cuenta es que, a medida que aumentan los precios, el ‘business case’ o caso de negocio para el desarrollo de fuentes de energía no convencionales mejora, aunque estas fuentes de energía sean más caras y de peor calidad.
Ésta ha sido la razón principal por la que las arenas bituminosas de Canadá y los recursos petrolíferos situados en aguas profundas entraron en producción a lo largo de la última década. Pero no nos olvidemos tampoco de que, en teoría, el ahorro de los mejores recursos de petróleo —el crudo convencional— se opone a las reglas del libre mercado.
Así pues, parte de la razón por la que dichos recursos de petróleo más pobres —más caros para extraer y de peor calidad— han entrado en producción, se ha debido a que las mejores reservas de petróleo están disminuyendo rápidamente. En realidad, se están agotando mucho más deprisa de lo que nos pensamos y muchos datos sobre el agotamiento de los yacimientos gigantes de petróleo son muy alarmantes.
Por consiguiente, si lo que se quiere es mantener la seguridad energética se debería seguir una política que tenga en cuenta la ley de los rendimientos decrecientes, salvo que los rendimientos disminuyan no sólo económicamente sino que también afecten al estado del medio ambiente y a aquellos factores que soportan la propia seguridad del mercado de la energía, tal como lo conocemos en funcionamiento.
En conclusión, prepararse para unos altos precios del petróleo es la política mas sensata y responsable que podemos aplicar ahora. La apuesta por las energías renovables y el ahorro y la eficiencia energética, el transporte y la edificación sostenibles son la única solución posible. ¿Su país está actuando de manera responsable?. La respuesta la podrá dar usted mismo a la vista de las políticas energéticas que en su país se están aplicando.