Subilaros y porrondokos: Los troncos de Navida

Cuando yo era un crio en la mayoría de las casas de Ujué se cocinaba en los hogariles.

El hogaril, -pucheros en torno al fuego, caldera colgada sobre las llamas- era el lugar alrededor del cual nos juntábamos todos al calor de la lumbre.

A cada lado del hogaril y arrimados al fuego, solía haber un par de troncos bastante recios y largos.
En el espacio que se dejaba entre dichos troncos se mantenía el fuego echando astillas y leña mas menuda.
Conforme los leños laterales se iban consumiendo, se los iba arrimando hacia adentro para mantener el espacio de combustión.

Pues bien, recuerdo que cuando yo era un muetico y llegaba Navidad no se apagaba del todo el fuego del hogaril.

En Nochebuena había que dejar fuego o alguna brasa encendida «pa que se calentara el niño Jesús”.

txokoa

 

Con el tiempo fui conociendo costumbres similares en otras casas de Ujué.
Pasados los años leí que en otros pueblos de Navarra se le daba un nombre a los troncos que se quedaban encendidos en Nochebuena.

Es más: Supe que a dichos troncos de Navidad les atribuían poderes milagrosos como enseguida veréis.

EL TRONCO DE NAVIDAD Y SUS DISTINTOS NOMBRES

Si vamos a la entrada  Navidad de La Gran Enciclopedia Navarra veremos que al tronco de Navidad se le llamaba «Txubilar» (Romanzado), «txubil», «supil» o tupil» (Urraúl Alto), «Olentzero-emborra» (Araquil), «porrondoko» y «gabonzuri», en otras partes.

A este tronco se le atribuían poderes milagrosos: En muchos pueblos guardaban el tizón final como una reliquia o talismán, utilizándolo el día de San Antón para bendecir los animales o para conjurar tormentas durante el verano.

Sus cenizas llegaron a ser recogidas para curar determinadas enfermedades del ganado o librar los campos de plagas.

En amplias zonas de la Montaña y la Navarra Media cada miembro de la familia ponía sobre el tronco una astilla «para calentar al Niño», recordando a familiares vivos ausentes y a los difuntos.

Si miramos en la Enciclopedia Auñamendi  encontraremos el siguiente texto del insigne etnógrafo y antropólogo Jose Miguel Barandiar

«Tea de Nochebuena», «Nochebueno». Tronco de árbol que, en muchos pueblos de Vasconia, colocan en el fogón por Nochebuena.

Es uno de los objetos y símbolos que caracterizan el solsticio de invierno y la fiesta de Navidad.

Lo llaman con diversos nombres, según los lugares: Gabon (Trespuentes), Gabonzuzi (Cegama), Gabon-subil (Abadiano y Anzuola), Gabon-mukur (Bedia), Olentzero-enbor (Oyarzun), Onontzoro-mokor (Larraun), Subilaro-egur (Aezcoa), Suklaro-egur (Salazar), Sukubela (Liguinaga), Porrondoko (Salvatierra), etc.

El tronco que en Trespuentes ardía por Nochebuena en el hogar lo traía hasta la cocina una pareja de bueyes y allí estaba en el fogón durante todo el año.

En Larraun, como en la mayoría de los pueblos, ardía en el hogar sólo durante Nochebuena; en Llodio y en Salvatierra hasta la última noche del año.

En Esquiroz y en Elcano ponen al fuego tres troncos: el primero para Dios, el segundo para Nuestra Señora, el tercero para la familia.

En Eraso y en Araquil ponen, además, un madero para cada uno de los miembros de la familia y otro para el pordiosero.
En Olaeta encienden en el hogar un tronco de haya durante la última noche del año y queman a su lado todo lo que queda del tronco del año anterior.

Por haber estado al fuego durante la Nochebuena o en el último día del año, Gabonzuzi tiene virtud especial.

Con su fuego preparan la cena de Nochebuena en Oyarzun.
En Abadiano y en Anzuola hacen lo mismo; además, después de la cena, la familia se agrupa en su derredor para calentarse.

En Elduayen procuran hacerle arder a gran fuego, a fin de evitar, según se lo dicen a los niños, que descienda de la chimenea el personaje Olentzaro, armado con una hoz, a quitar la vida a cuantos viven en la casa.

En Esquiroz colocan el tronco o Gabonzuzi consagrado a Dios en el umbral de la puerta principal de la casa el primer día del año, o el día de San Antón, y hacen pasar por encima a todos los animales domésticos.
Creen que así los animales no morirán por accidente durante el año. La misma costumbre existía también en Oyarzun y en Araquil.

En Salvatierra creen que Gabonzuzi tiene la virtud de alejar las tempestades y lo ponen al fuego cada vez que se acerca una tormenta.

En las casas donde hay toro semental practican lo siguiente: colocan al fuego en el hogar dos palos durante la cena de Nochebuena; ambos se queman algo por un extremo; hienden luego el más largo de los dos por el extremo quemado y colocan el segundo atravesado en la hendedura del primero de modo que ambos formen una cruz; ésta es llevada al establo donde se halla el toro y clavada o colgada de un muro o poste.
Con esto creen que el toro no tendrá durante el año el mal conocido con el nombre maminpartidu.

En Aezcoa recogen el carbón y la ceniza producidos por la combustión de Gabonzuzi. Cuando una vaca tiene endurecida la ubre, ponen al fuego tales residuos y aplican su sahumerio a la ubre enferma.

En Amorebieta dicen que el nochebueno o Gabonzuzi evita que la comadreja perjudique a quienes viven en la casa o a sus animales. No dejan que se apague el fuego del hogar durante la Nochebuena para evitar que alguno de la familia muera durante el año.

En Bedia conservan el tronco o sus carbones, pues piensan que asi continúa bendecida la casa. La ceniza producida al quemarse ese tronco en el hogar es conservada hasta el día de San Esteban en Ibárruri.

Ese día la llevan a las piezas de cultivo y es esparcida en forma de cruz en la tierra. Así piensan que los animales dañinos morirán

Según creencia de Liguinaga el nochebueno influye en que sean hembras los corderos que nazcan en el rebaño.

Cuando muere una persona le ponen al lado Gabonzuzi en Eraso.

En Olaeta ese tronco, que allí arde en la última noche del año, es retirado después de la cena y colocado en el establo a fin de preservar de enfermedades a los animales allí recogidos.

(Ref.: J. M. de Barandiarán: Kalerre ta Subilaro, pp. 8-9, «Egan», núms. 5-6, 1956.)

COMARCA DE SANGÜESA Y VALLE DE AIBAR.
En la revista de Sangüesa «Zangotzarra» editada por el grupo cultural Enrique II de Albret  (nº 12, diciembre del 2008) hay un jugoso reportaje donde se habla de la pervivencia de la costumbre del Tronco de Navidad (al que también llaman Txubilar) en los pueblos de Aibar, Eslava, Leache, Sada, Liédena, Sangüesa… pueblos bien cercanos a Ujué.

También hablan de la pervivencia del Tronco o Troncada de Navidad en otros lugares mas allá de Sangüesa y La Valdonsella: Longás, Lobera, Isuerre… Tiermas, Pintano, Navardún …. etc (ver aquí).

VALDORBA.

Nuestro paisano el uxuetarra Gaudencio Remón nos comunica que en la Valdorba, valle cercano a Uxue, en la noche de Navidad se dejaba un tronco encendido durante toda la noche para que la Virgen secara los pañales del Meón.

Gaudencio tenía parientes en Sansoain (Valdorba) y dice que seguían manteniendo esta costumbre bien entrados los 80.

En el poemario «Romancero del campo» escrito por nuestro paisano hay un verso que nos retrotrae a esa piadosa costumbre.

MIKEL BURGUI

http://ujue-uxue.blogspot.com.es/2014/12/subilaros-y-porrondokos-los-troncos-de.html