EL pasado 4 de octubre el consejero deInculturas Juan Ramón Corpas, en comparecencia ante el Parlamento, daba el visto bueno al llamado Centro Termal de San Agustín argumentando, como siempre, «el poco valor de los restos» allí aparecidos. Esta eminencia llegó incluso a afirmar que los restos que puedan aparecer en el solar donde se va a levantar el antiguo Euskal Jai «serán en todo caso de escaso porte y pobre factura». La escandalosa falta de rigor científico exigible en un cargo de tan inmerecida importancia como el que ocupa Corpas es una burla y una afrenta para toda la ciudadanía navarra. ¿Cómo sabe Corpas de antemano que los restos que aparezcan van a ser de poco valor y escaso porte y factura? ¿Acaso ha recurrido otra vez a su amiga la pitonisa Mª Ángeles Mezquíriz, la que con el mismo método científico empleado por el consejero mucho antes de empezar las excavaciones de la plaza del Castillo, allá a mediados de septiembre de 2001, vaticinó aquel famoso augurio de no habrá nada monumental ? Años más tarde, esta misma pitonisa arqueóloga reconocería que sus hipótesis sobre la Pamplona romana eran erróneas, pero para entonces el expolio ya estaba consumado. ¿Cómo puede saber ni el señor Corpas ni nadie del escaso valor de los restos, cuando las evidencias, además, apuntan todo lo contrario?
La monumental muralla romana de más 5 metros de anchura aparecida y destruida ¡cómo no! en la calle de la Merced que, incluso, como algunos expertos opinan, podría corresponder a la Edad de Hierro, se sabe que hacía un quiebro de 90º justamente a la altura del Euskal Jai, por lo que el informe arqueológico del 28/8/05 que maneja Corpas, afirma que es segura su presencia en el solar del Euskal Jai.
¿Por qué el consejero no ha informado de ese importante dato ante el Parlamento ¿Por qué oculta esta y otras muchas informaciones?
El mismo informe reconoce muchas cosas más, y así llega a ubicar en dicha zona la posible aparición de lajudería. Las especiales circunstancias geomorfológicas del yacimiento también son materia de ocultación por parte del consejero: la configuración natural de esa zona la convierte en un yacimiento excepcional. La zona era un barranco cuyo proceso de relleno, según reconoce el citado informe, pudo iniciarse en época alto-imperial romana, o incluso durante la Edad de Hierro, lo que lo convierte en un yacimiento de altísimo potencial arqueológico, máxime cuando, como se indica en el informe, el fondo del barranco supera en muchos puntos los 10 metros de profundidad, de los cuales los estratos romanos pueden alcanzar y superar los 4 ó 5 metros de profundidad. ¿Conoce el consejero muchos yacimientos de estas características?
El obligado sondeo arqueológico que fue la base del informe que venimos citando, se redujo de las inicialmente 8 catas propuestas a únicamente 5 y, casualmente, una de esas catas anuladas coincide con la muralla de la Edad de Hierro o romana detectada en la calle de la Merced. Pues bien, a pesar de esos escasos y pequeños sondeos, la abundancia de materiales encontrados ha sido grande, y así han aparecido materiales romanos del alto y bajo imperio, una lucerna romana prácticamente completa de finales del siglo I d.C., abundantes materiales medievales, como monedas de los s.XIII-XVII, abundantes restos de cerámica, un pozo, una pileta de piedra, una bala de cañón, vidrios, clavos, un recipiente singular de mármol blanco y numerosos restos de muros de construcciones de distintas épocas. Pese a todo lo expuesto, seguramente el factor de mayor relevancia lo constituya el geomorfológico. El altísimo y constante grado de humedad de este emplazamiento, debido a su condición de barranco profundo, lo hace muy adecuado para la conservación excepcional de materiales orgánicos, ya que por las especiales condiciones de humedad y falta de oxígeno han resistido a la pudrición, lo que ha permitido el importantísimo hallazgo de restos de cuero, resultado de los recortes de desecho de un taller de zapatero o guarnicionero. Este relevante hallazgo permite prever la magnífica probabilidad del hallazgo de abundantes elementos de otros materiales orgánicos como la madera, formando estructuras, construcciones, objetos, etcétera, con mucha mayor probabilidad, abundancia, relevancia e interés que los restos de cuero hasta ahora encontrados. Todo ello convierte a este yacimiento en un lugar de especial interés ante las excepcionales condiciones que atesora y que en tan escasas ocasiones se presentan. Unos cuantos maderos del puerto romano de Oiasso, aparecido en condiciones geológicas similares, han dado lugar en Irún a la construcción de todo un museo en donde, junto a otros hallazgos, estos elementos orgánicos forman la parte más importante, valiosa y fundamental de todo lo allí expuesto.
La importancia de nuestro modesto taller de zapatero ha trascendido ya, y es bien conocido en los círculos arqueológicos de regiones limítrofes a la nuestra, pero aquí, y ante el mismísimo Parlamento, Corpas oculta y esconde una información de este calado con fines absolutamente inconfesables; por eso la ocultación de estos datos podría calificarse, como mínimo, de prevaricación, pues la obligación del cargo de consejero es velar por el patrimonio de todos los navarros, y no por el de su grupo político y sus particulares intereses, como los hechos parecen demostrar.
Su gestión como consejero y responsable del patrimonio es una desgracia que los navarros lamentaremos durante generaciones. Baste recordar su currículum: destrucción del yacimiento de la Plaza del Castillo. Destrucción de la impresionante necrópolis vascona del Palacio de Condestable (s.VI-VII). Destrucción del propio frontón Euskal Jai, el mejor del mundo según la mayoría de los pelotaris… y así un largo listado que no vamos a poder enumerar aquí.
Para terminar, no debemos olvidar que tanto Corpas como su partido han desoído la mayor y más concienzuda encuesta sociológica realizada sobre el proyecto del centro termal por ellos propuesto. En esta encuesta, realizada por la AAVV Alde Zaharra, la inmensa mayoría de los vecinos rechazaron de plano el proyecto que UPN pretende imponer, destrozando un frontón centenario y un importante yacimiento arqueológico. Y, por si todo este desprecio a la ciudadanía fuera poco, su cinismo y desvergüenza raya lo obsceno al pretender, con fines claramente electorales, la nominación de Pamplona como Ciudad Europea de la Cultura.