Algunos expertos en el sector transporte todavía se muestran escépticos respecto al desarrollo del coche eléctrico. Consideran que sólo podrán existir en las grandes ciudades y nunca podrán circular por las carreteras de manera masiva por falta de infraestructura de apoyo al coche eléctrico.
En este sentido, suponen que los gobiernos no apoyarán las necesarias instalaciones de cientos de miles de puntos de recarga, de estaciones de servicio para el intercambio de baterías y de redes eléctricas inteligentes o smartgrids para el control y optimización de las operaciones de recarga, por lo que las empresas eléctricas tampoco lo harán.
Según ellos, el coche eléctrico sólo podrán comprarlo los que sean ricos y caprichosos dado que tanto el coche como las baterías y la instalación de recarga en casa saldrán muy caros. En definitiva, que sin la adecuada infraestructura no consideran que el coche eléctrico sea un vehículo de transporte que resulte muy útil.
Dan Sperling, director del Instituto de Estudios del Transporte de la Universidad de California, Davis, estima que una batería típica de coche eléctrico cuesta al fabricante unos 12.000 dólares y que una unidad de recarga eléctrica de 240 voltios que se instale en la casa familiar llegará a costar por lo menos 1.500 dólares.
Los más pesimistas consideran que, sin que haya grandes ayudas, la realidad será que estos vehículos eléctricos no llegarán a tener apenas éxito, ni se convertirán en una parte importante del mercado automovilístico durante un largo periodo de tiempo por lo caros que resultarán.
Sin embargo, la mayoría de los expertos no piensa igual. El proyecto que impulsa Better Place en Israel y Dinamarca nos demuestra que si se instalan las infraestructuras necesarias para que el coche eléctrico sea competitivo con los vehículos de combustión interna, el coche eléctrico sale más barato tanto en el precio de compra como en los gastos de consumo que los coches de gasolina o de gasóleo.
Esto lo sabe muy bien la administración Obama y por ello, a pesar de tal escepticismo de algunos expertos, Washington cree en le proyecto y está poniendo una considerable cantidad de dinero para ayudar a este inestimable esfuerzo por electrificar la carretera y por reducir los consumos de petróleo y sus derivados. Las ayudas federales incluyen también miles de millones de dólares en préstamos que se han otorgado a Ford, Nissan y Tesla Motors.
Dentro del plan de estímulos a la economía que Obama consiguió que se aporobara el año pasado por el Congreso, se contempla que se destine la cantidad de casi 200 millones de dólares como apoyo al lanzamiento del coche eléctrico Nissan ‘Leaf’, financiando la instalación de 13.000 estaciones de recarga alrededor de las ciudades de Oregon, Washington, California, Arizona y Tennessee. Estas estaciones de recarga deberán estar finalizadas en el año que viene.
Si los coches eléctricos tienen éxito, los consumidores y misma sociedad también se beneficiarán de ello. En efecto, los coches que llevan motores eléctricos son muchísimo más eficientes —cinco veces más— que los coches que llevan motores de gasolina. Los rendimientos son del 95% para el motor eléctrico frente a un 19% para el motor de gasolina menos de un 30% para el de gasóleo. Los costes medios de conducción del coche eléctrico son unos 2 €/100km frente a un coste promedio de 9,2 €/100km que le sale un coche de gasolina de alta eficiencia.
El Departamento de Energía de Estados Unidos piensa lo mismo y además considera que los coches eléctricos producen muchas menos emisiones de GEIs que los vehículos tradicionales y las emisiones que produce son indirectas ya que son debidas a la fuente de suministro de energía a la red eléctrica local. Si la fuente es renovable como la energía solar, la energía undimotriz o la energía eólica, entonces las emisiones de GEis son cero.
Antes de que los primeros coches eléctricos ‘Leaf’ de Nissan y los coches híbridos ‘Volt’ de Chevrolet lleguen a los salones de exposición de automóviles, en Tel Aviv y en diversas ciudades de Israel, así como en el Área de la Bahía de San Francisco se está probando una infraestructura completa de carga que permita que el coche eléctrico, aunque todavía de forma limitada, pueda circular con total autonomía por dichas áreas metropolitanas.
Google, que está hablando con los fabricantes de automóviles sobre el uso de su software de gestión de la energía, ‘PowerMeter’, ya se ha convertido en un ‘hub’ del transporte eléctrico. En la sede de la empresa informática situada en Mountain View, un grupo de técnicos empleados se desplazan a trabajar en Tesla Roadster y otros más manejan una flota de coches híbridos Toyota ‘Prius’ —modificados para ser enchufables— y que son propiedad de Google.
Los empleados aparcan sus coches dentro de unas cocheras que están cubiertas con paneles solares y se enchufan a la red para cargar la batería de sus coches en las cien estaciones de carga disponibles.
Cerca de Mountain View, en el propio centro de San José, la ciudad ha reservado aparcamientos en la calle e instalado estaciones de recarga de para coches eléctricos. De igual modo en la sede de Adobe Systems, se han instalado una docena de estaciones de recarga en el garaje que hace de parking y, para finales de año, se instalarán otros dieciocho más.
Poco a poco todos los actores van tomando su iniciativa y se van preparando para el futuro que viene. Es cierto que el principal esfuerzo lo están haciendo las instituciones públicas y algunas empresas automovilísticas pero la iniciativa privada tampoco se ha quedado dormida. La electrificación del transporte es ya un fenómeno imparable. Al menos en aquellos países que son inteligentes y serios y saben preparar el futuro.