Sala i Martín desmenuza una por una las amenazas contra la independencia
En una conferencia en el Orfeó Gracienc, que dejó doscientas personas en la calle por falta de espacio
La conferencia comenzaba a las 19.30, pero a las 19.10 la cola para entrar en el Orfeó Gracienc, en la calle de AstÚries, junto a la plaza de la Virreina, ya repuntaba un buen tramo de la calle Verdi arriba. Y eso que las puertas ya estaban abiertas. El escenario no era ningún aula de cualquiera de las grandes universidades americanas. Ni ninguna cena en Davos. Ni ninguna videoconferencia desde la otra punta del mundo. La gran mayoría de los interlocutores tampoco eran estudiantes brillantes de escuelas de negocios, ni economistas de primer nivel, ni altos cargos de la Comisión Europea. No: era un público de barrio, de la ciudad de Gracia, heterodoxo y de todas las edades y condiciones sociales. En el Orfeó nadie recordaba un acto tan concurrido. En el auditorio, con 220 veinte sillas, no cabía ni un alfiler; incluso se habilitó otra sala, con 150 puestos, para seguir la conferencia a través de un circuito cerrado de televisión. Unas 200 personas se quedaron en la calle por falta de espacio.
Xavier Sala i Martín superó todas las expectativas de la ANC de Gracia, organizadora de la conferencia. El título, eso sí, prometía: ‘¿Es la hora del adios?’. En casi dos horas de conferencia, preguntas del público incluidas, el prestigioso economista desmenuzó uno por uno todos los argumentos y todas las amenazas contra la independencia que llegan de España, de Europa y de Cataluña mismo. ‘No hay ninguna garantía de que seamos mejores que los demás ni de que lo hagamos mejor, pero tenemos la oportunidad de probarlo, y eso es lo más importante’, dijo.
Como buen profesor de economía, la conferencia comenzó con un cuadro con dos puntos esquemáticos: ‘Costes y beneficios de quedarse en España’ y ‘Costes y beneficios de marchar’. ‘Entre estos costes y beneficios también se cuentan los sentimientos, los lazos de cada uno y las ganas o no de escuchar a Margallo cada día, pero yo sobre esto no les puedo decir nada; yo les hablaré de economía y de todas las mentiras que se dicen’, dijo el profesor nada más empezar. Y a partir de aquí la conferencia se convirtió en una serie de argumentos sólidos y bien documentados contra aquellos que dicen que en caso de independencia se acabarían las pensiones, que nos quedaríamos sin mercado donde exportar, que nos harían boicot, que las multinacionales se irían, que la deuda española se nos comería, que saldríamos del euro, que España nos vetaría, que vagaríamos durante siglos por el espacio sideral, que nos echarían fuera de Europa, que hacer estados nuevos no está de moda… Al final, una conclusión clara: ‘A la hora de votar, no piensen en la economía porque todo irá bien, o incluso mejor que ahora; por tanto, voten con el corazón’.
Pero vayamos por partes. He aquí un modesto y pequeño resumen de todas las amenazas desmontadas.
1. No habrá dinero para pagar las pensiones
Sala i Martín lo dijo claro: ‘Las pensiones no sólo no peligran sino que subirán de un 10%’. ¿Cómo? Sencillo: las pensiones de hoy se pagan con los impuestos de los jóvenes que trabajan. Y resulta que en Cataluña hay más proporción de jóvenes y menos pensionistas que al conjunto del Estado español. Además, los trabajadores de Cataluña tienen salarios más altos y, por tanto, con los mismos impuestos habría más dinero para dedicar a las pensiones. Concretamente, un 10% más. Además, justo antes, Sala i Martí ya había explicado que cada año Cataluña deja escapar 16.500 millones de euros. Dinero que no regresa, según las famosas balanzas fiscales, que se encargó de explicar con detalle. Y recordó que el total de recortes hechos por el gobierno catalán estos últimos años suman 4.000 millones de euros. ‘Es decir, ¡una cuarta parte del dinero que no vuelve cada año!’
2. Hacer estados nuevos es ir a contracorriente en un mundo globalizado Acompañado de un gráfico, Sala i Martí explicó que de 1800 aquí, se han creado casi 180 estados nuevos en el mundo, 22 de los cuales, curiosamente independizándose de España. ‘Si formar parte de España fuera tan fantástico habría cola para volver y, de momento, ninguno de estos 22 no lo ha pedido’. Desde un punto de vista económico hay una razón: ‘Los beneficios económicos de estar juntos desaparecen precisamente en un mundo globalizado, porque el mercado deja de ser autárquico y se convierte en global. Por eso hay más estados, porque ya no hay ninguna razón de mercado para ir juntos si somos diferentes’.
3. Saldremos de la Unión Europea
‘Fíjense en que no hay ningún líder europeo que haya dicho claramente que Rajoy tuviera razón’, dijo Sala i Martín. ‘¡Barroso!’, gritó alguien desde el público. Inmediatamente, el profesor pasó a la siguiente transparencia, una foto gigante de Jose Durao Barroso, eludiendo la explicación de la anterior. Y tras recordar que justamente la semana próxima Barroso termina el mandato como presidente de la Comisión Europea, relató la famosa cena que compartieron en Davos. Una cena, curiosamente -no se ahorró el comentarlo-, que coincidió con la dimisión de Sandro Rosell como presidente del Barça.
‘Le pregunté a Barroso, que estaba sentado a mi lado, cómo explicaría al mundo que la Unión Europea aceptaba a Eslovenia, que se hizo independiente por una declaración unilateral de independencia, y a Croacia, que consiguió la independencia después de una guerra sangrante, y no aceptaría a Cataluña, que quiere ser independiente a través de las urnas, y los ciudadanos de la cual ya son ciudadanos de la Unión Europea. Es decir, ¿la Unión Europea acepta estados que han dibujado las fronteras derramando sangre y no acepta a los que las han dibujado con los votos? Pues si esto es la Unión Europea yo no quiero formar parte de ella’. Aplausos. Entonces avisó que efectivamente hay unanimidad de todos los Estados miembros para aceptar nuevos miembros y que España podría vetar. Pero enseguida especificó que para formar parte del libre comercio europeo, ‘que es lo que nos interesa más’, no hace falta la unanimidad de los estados, sino una mayoría, y que en este caso tendríamos el mismo estatus que tienen países como Suiza y Noruega. Además, mostrando los mapas de las infraestructuras de comunicación de España y Francia demostró que España sería el primer interesado en querer atravesar las fronteras catalanas sin pagar aranceles, porque sus productos deberían pasar casi forzosamente por Cataluña para llegar a Europa.
‘Que me avisen el día que vayan a casa de Sánchez-Camacho a quitarle el pasaporte español, porque quiero ver qué cara pone’
En cuanto a la libre circulación de personas en Europa, explicó que, en este caso sí, hace falta unanimidad de los estados. Pero entonces se preguntó: ‘La constitución española -eso que Dios escribió sobre una piedra- dice que a ningún español se le puede negar la nacionalidad española. Entonces, ¿cómo lo harán? ¿Irán casa por casa a quitarnos el pasaporte español? Con este pasaporte nadie nos puede negar el viajar por Europa. Y si lo hacen así, que me avisen el día que vayan a casa de Sánchez-Camacho a quitarle el pasaporte español, porque quiero ver qué cara pone’.
Y finalmente, con una foto de la planta de BASF en Tarragona, explicó que en el improbable caso de que la Unión Europea decidiera que dejar fuera siete millones de ciudadanos, los catalanes, era un problema pequeño, ya no lo sería tanto explicar a las multinacionales alemanas que dejaban de formar parte de la Unión. ‘¿Qué le dirán a Merkel? ¿Que tiene que pagar millones de euros y de impuestos en aranceles para fabricar en Cataluña? El poder económico, que es lo que realmente cuenta, no lo permitirá. ¡Fíjense en los esfuerzos que han hecho para salvar países como Chipre y Grecia!’
Y, avisando que esto ya era ciencia ficción, planteó una hipótesis: ‘Si todo esto ocurriera de verdad y no formáramos parte ni de la Unión Europea ni de la unión de libre comercio en Europa, ¿qué pasaría? Que tendríamos unas fronteras controladas por nuestra policía que supervisarían el paso de mercancías, sobre todo españolas. Y les dirían: «Ah, ¿no decís que estamos fuera de la Vía Láctea? Pues entonces paciencia y a pagar». Nadie, y menos España, se puede permitir el enviarnos fuera de la Vía Láctea’.
4. Tendremos que asumir una parte de la deuda española
La respuesta de Sala i Martín es también muy clara: ‘La deuda española es nominal y el papel dice «Reino de España». Por tanto, la deuda es de ellos y, además, si somos independientes, perderán un 20% del PIB, que es lo que representa Cataluña. De modo que no lo podrán pagar y todos los bancos españoles harán quiebra’. ¿Y qué pasa si nos quieren endosar una parte? ‘Entonces les recordaremos una vez más eso de la Vía Láctea’. Para Sala i Martín, esta es una de las cartas para la negociación. Cataluña, efectivamente, deberá asumir una parte de la deuda, pero entonces, teniendo en cuenta que la deuda es en nombre de España, habrá que negociar otras cosas, como la pertenencia a la Unión Europea o más vetos que el Estado español pretenda aplicar contra Cataluña.
5. Cataluña saldrá del euro
‘Nadie nos puede echar fuera del euro. Por ley. Además, un ejemplo: Ecuador utiliza dólares americanos y no ha tenido que pedir permiso’. Para Sala i Martín, es prácticamente imposible que el nuevo Estado catalán no pueda utilizar el euro. Además, dice, siempre podremos adoptar cualquier moneda de un Estado que no forme parte de la Unión Europea. ¿Cuál? ‘Pues por ejemplo la moneda andorrana, que es el euro’.
6. La independencia genera incertidumbre
‘En eso les tenemos que dar la razón, no sabemos qué pasará’, dice Sala i Martín. Pero añade: ‘Por otra parte, ¿qué certeza nos da seguir formando parte de España?’ Y entonces, en cinco minutos trepidantes, muestra una serie de transparencias con fotografías del rey Juan Carlos cazando elefantes, Díaz Ferran, Botín, Bankia, Rajoy, Wert, Aznar… ‘No hay ningún país civilizado con las instituciones tan desacreditadas. Quedarse es eso. ¿Esto no es incertidumbre?’ Y en este punto aprovechó para recordar uno de los mensajes clave de la conferencia: ‘No sabemos si seremos mejores, no hay ninguna garantía, pero tenemos la oportunidad de hacerlo todo de nuevo y desde cero y, además, sin un gobierno a la contra’. Porque, recordó: ‘¿Cómo haremos para cambiar la educación, las infraestructuras o la justicia siendo parte de España? ¡Es imposible! Quizá los catalanes somos igual de incompetentes, pero al menos, con la independencia lo podremos probar’.
El principal enemigo de la independencia somos nosotros mismos
Por último, Sala i Martín lamentó que, a menudo, en los políticos, no ve el mismo espíritu de unidad que sí hay en la calle. España espera que nos peleemos entre nosotros, cosa que puede pasar’, dijo. Y llamó a la unidad: ‘Si los ciudadanos mantenemos este espíritu, los políticos no tendrán más remedio que seguirnos, porque si se pelean, ellos habrán ganado’.
Esta conferencia fue programada hace meses, pero no ha sido posible hasta ahora, cuando Sala i Martín ha pasado dos días en Cataluña. Mañana vuela hacia Arabia Saudí y, a continuación, a México, antes de volver a Nueva York.
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