Respirad. La aventura nazi ha terminado

La ofensiva de la seducción española ha empezado. La España amable finalmente ha despertado. Tenía un sueño tan profundo que hasta ahora no se había podido quitar las legañas de los ojos para venir a rescatar Cataluña de la peligrosa deriva separatista. Ya podemos estar tranquilos. No será necesario que rompamos nada. Ahora podremos mirar a los ojos de los abuelos y decirles que no perderán las pensiones por culpa nuestra. Podremos ir a París sin tener que pasar la aduana. Los hijos de la inmigración ya no verán a sus padres como extranjeros. Ya no tendremos que pasar hambre. Y dialogaremos todo el día sin parar. Instalaremos mesas de diálogo en cada esquina. Tranquilos. Respirad. La aventura y la fantasía nazi se han acabado. La España plural nos viene a rescatar.

España es futuro. Esto todos lo tenemos claro. Y, para demostrarlo, nos envía un interlocutor que acaba de empezar su carrera política. ¡Señoras y señores, con todos ustedes, Felipe González! Hoy ha venido vestido de cartero y nos trae un mensaje. Escuchémosle: dice que reformarán la constitución, que estudiarán la fórmula de aligerar nuestra contribución a la solidaridad -así lo llaman- y que es necesario establecer un clima de confianza y de diálogo. ¿Qué os parece? ¡Es nuevo y todavía brilla!

¡Esperen, esperen! ¿Qué escucho por aquí? ¡Ostras! Alguien que todavía da más. ¿Como se llama? ¿Susana Díaz? ¡Bienvenida! ¿Qué? ¿Que nos ofrece una reforma del senado? ¿Una verdadera cámara de representación territorial? ¡Fantástico! Suerte que siempre hay alguien que lo sabe ver. Pobres de nosotros, que estamos atrapados entre los intereses de CiU y del PP… La señora Susana Díaz ha venido desde Andalucía para explicárnoslo. ¡Con lo buena persona que es! Ved con qué alegría que hace todo esto a la vez. Ahora ya podemos llamarlo ‘lote’. El ‘lote’ de la España amable. Seguro que aún podemos añadir algo más. A ver si alguien propone alguna reforma nueva…

¿Qué dice? ¿Que Felipe se levanta para ofrecer más cosas? A ver… ¡Oh! No os lo crereis: en adelante, a la indisoluble nación española le llamarán ‘el espacio público español’. ¿Qué os parece? Esto es otra cosa. ¿Veis como todo se puede transformar si se acepta el diálogo? ¡Eh! ¿Qué dice, señor González? ¿Que también nos ofrece el poder cambiar el ‘marco de juego’? Entendido. Se ve que lo podremos hacer según las normas establecidas en el ‘marco constitucional’; que tendremos que convencer a dos terceras partes de las cortes españolas y que todo quedará renovado. ¡Caramba! Eso sí que no me lo esperaba. ¡Qué oferta más buena!

Ciertamente, han tardado en despertarse, pero ha valido la pena esperar, ¿verdad? Todas estas ofertas quedan bonitas. Ya os lo decía yo, que esas ganas de romper las cosas, de separar, de fracturar, de ir a la deriva, de entrar en un callejón sin salida, todo eso no tenía ni ton ni son. Va, dejémoslo estar. Desconvocad todos estos actos de falsificación histórica del Tricentenario. Haced el favor de dejar aparcar los coches en el antiguo mercado del Born (¿cuántos caben, Quim, en la sala de las bombas?). Presidente, ceda el paso a alguien que se preocupe por las cosas que importan a la gente y que no pierde el tiempo en cuestiones identitarias… Sí, esos Llanos de Luna, Rivera, Fernández Díaz o Navarro. ¡Vosotros, los de la asamblea esa! ¡Pobres de vosotros si volvéis a cortar la circulación! Y si lo habéis de hacer, que sea para montar una cadena de Barcelona a Madrid, para darnos las manos todos los de este ‘espacio público español’. Que sí, chicos, que sí. No os preocupéis por la financiación de la campaña, ya os la pagará Fainé y saldrá en la portada de La Vanguardia.

Todavía hay quien se pregunta en voz baja quiénes son estos dos, González y Díaz. Que qué han dicho y hecho por Cataluña hasta ahora ¿Y eso qué importa? Es el presente lo que importa. El pasado ya no se puede cambiar ni puede traer nada bueno. Dejad de remover el pasado. Ea, vamos. Abandonad la utopía, el sueño, la fantasía, la manía, el precipicio, la obsesión… ¿Qué carajo de valor puede tener la voluntad democrática comparada con un buen diálogo y unas cuantas promesas brillantes y limpias como una patena? ¿No veis que hemos entrado en la subasta? Catalanes, ¡qué manía teneis de querer decidir las cosas votando ordenadamente si se pueden resolver en un despacho sin tanto alboroto! ¿Quién os pedía que hiciérais tanto ruido? Sed sensatos y no os metáis en política, que eso fractura las familias.

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