El politólogo Rainer Huhle habló sobre arquitectura y memoria en el CCM Born.
Dentro de las múltiples actividades incluidas en el programa ‘Paradigma Muro’. Berlín-Barcelona 1989-2019/1961-2021 encontramos el curso «Arqueología al revés. Ideologías construidas». Se trata de un seminario de cinco sesiones dirigido por Kathrin Golda-Pongratz, en el que se reflexiona sobre el diálogo que se establece entre el patrimonio arquitectónico y la memoria colectiva. Me encontré con la comisaria y con Rainer Huhle, politólogo especialista en Derechos Humanos y Memoria Histórica, protagonista de la tercera sesión del curso. Y hablamos de qué podemos hacer con los restos arquitectónicos del nazismo y del franquismo.
La primera cita del curso fue una introducción impartida por la comisaria del ciclo, Kathrin Golda-Pongratz, con el título «Arquitectura e ideología: conceptos centrales, ideas, aproximaciones teóricas y ejemplos». Tal y como relata la ‘nuvolaire’ Marta Ossó Castillón en este artículo (*), la charla fue una sesión teórica introductoria sobre el tema, donde se presentó una bibliografía relacionada y se discutieron algunos ejemplos históricos y contemporáneos. Las relaciones entre la arquitectura, el urbanismo y la ideología adquieren un nivel de máxima complejidad en el caso de las dictaduras. La resignificación de los edificios a lo largo de la historia, y la forma en que cada sistema político reinterpreta el patrimonio urbanístico son claves a la hora de pensar (y repensar) como interactuamos con nuestra memoria colectiva.
«Fisuras construidas», fue el título de la segunda ponencia del curso de ‘Arqueología al revés’. Rainer Huhle es Doctor en Ciencias Políticas, especialista en Derechos Humanos y miembro de la directiva del Centro de Derechos Humanos de Nuremberg. Esta ciudad del centro de Alemania es conocida, entre otras cosas, porque entre 1923 y 1938 fue la sede elegida para celebrar el Reichsparteitag (Congresos de Núremberg), la cita anual del Partido Nazi. Arquitectura megalómana y colosal, pensada para ser vista ‘da sotto in sù’ para que los alemanes se sintieran muy pequeñitos y poca cosa, bajo su gran líder. Huhle habló del Campo Zeppelin, el complejo urbanístico situado en Nuremberg para celebrar los desfiles del partido nazi, pero también del muro de Berlín. Muro el elemento más resignificado, se encuentra hoy en todo el mundo. «Hay trozos del muro esparcidos por los cinco continentes. ¡Incluso le acaban de regalar un trozo de muro a Donald Trump! «, dice, riendo.
Rainer Huhle reflexiona sobre qué podemos hacer con los restos arquitectónicos y patrimoniales que nos han dejado las dictaduras. No es una pregunta fácil de responder, admite. ¿Las conservamos? ¿Las destruimos? ¿Las reinterpretamos?. «Muchos de estos edificios no son tan fácilmente derribables». La construcción de la tribuna desde donde Hitler decía sus encendidos discursos fue hecha con rapidez y con materiales no demasiado buenos, pero destruirla completamente supondría un coste económico enorme. «En Berlín tuvimos la suerte de que las bombas de los aliados destruyeron gran parte de este patrimonio», añade, sonriendo. Huhle resalta que, de hecho, la mayoría de los edificios que quedan del nazismo son escombros inacabados. Por otra parte, son edificios que ocupan grandes superficies de espacios públicos, espacios que roban a toda la comunidad.
Preguntado sobre el Valle de los Caídos, ahora que el cadáver de Franco ya fue desalojado, Huhle lo tiene muy claro: «Creo que debemos dejar que la Naturaleza haga su trabajo». El politólogo me cuenta que sólo es cuestión de tiempo: él visitó el espacio hace dos años, y puede asegurar que la naturaleza es bastante efectiva. «Hay goteras en el interior de la basílica, y ya no se puede subir a la cruz porque hay peligro de derrumbe», añade. En cuanto a la tribuna de Nuremberg, parece que finalmente se reparará para que sea visitable. La justificación oficial habla de sus usos educativos, pero Huhle recuerda que es una atracción turística considerable. Huhle es de los pocos que cree que se debería envolver todo ello con una malla de protección. «¿Por qué quiere subir la gente?», se pregunta. «Si nunca habíamos estado allí arriba en tiempos del nazismo, ¿por qué queremos subir ahora?». Huhle se ríe a carcajadas cuando dice que los nazis creían que sus arquitecturas quedarían pie durante miles de años, y en cambio ya se están autodestruyendo. «Hitler y Speer teorizaban sobre el valor de los escombros, con la fascinación que sentían los nazis por las ruinas romanas», continúa. «No debemos caer en esta trampa. Todos los edificios se convierten en escombros, tarde o temprano». «¡Y ahora más que nunca, que los edificios duran menos que antes!».
Cuando hablamos sobre el muro de Berlín, Huhle me recuerda que su destrucción y derribo no fue una cuestión de Estado, sino que fueron los mismos berlineses que, literalmente y armados con picos y martillos, borraron el muro. No fue una política de Estado, sino todo lo contrario: el Estado tuvo que intervenir para que sobrevivieran algunos trozos y el muro no desapareciera del todo. Irónicamente, y aparte de la ‘East Side Gallery’ en la orilla del río Spree, uno de los fragmentos más largos que se conservan del muro es la llamada ‘Topografía del Terror’, la zona donde la Gestapo operaba en el centro de Berlín. La memoria visual del nazismo (placas de calles y similares) fue borrada completamente de las calles de Alemania, lo que aún no ha pasado en España, no hace falta decirlo. Huhle habla del museo de estatuas que se puede encontrar en la Zitadelle de Spandau, en Berlín, un «cementerio» donde se encuentran desde los reyes prusianos hasta las esculturas de Lenin. «¡Si Lenin supiera que forma parte del estercolero de la Historia, como decía él!», afirma riendo.
Acabamos nuestra conversación hablando, naturalmente, sobre El Born Centro de Cultura y Memoria. Rainer Huhle pregunta qué ha pasado con el restaurante («la comida era deliciosa») y la librería que había en su interior, y confiesa que él no tiene un conocimiento lo bastante amplio de las instituciones de Barcelona y Cataluña como para valorar el equipamiento en su contexto. En el sentido de cuáles son las otras instituciones catalanas que tratan la memoria colectiva, y de qué manera interactúan entre ellas.
El curso Arqueología al revés. Ideologías construidas continuará el próximo 20 de noviembre, con una ruta urbana por Barcelona. Puede consultar todo el programa en este enlace http://elbornculturaimemoria.barcelona.cat/activitat/arqueologia-a-linreves/.
(*) https://www.nuvol.com/art/reclaim-your-city-63924
EL TEMPS