La detención de diez miembros de la izquierda abertzale oficial no supondrá la clandestinidad ni pondrá fin a las expectativas de diálogo. Así lo cree Floren Aoiz, quien pone el acento en que el Gobierno español trataría de evitar un nuevo movimiento de ficha ante el que se sentiría débil
Desde el Ejecutivo de Zapatero no titubean. Lo dijeron tras el final del último y fallido proceso de paz y lo vuelven a decir. No habrá más diálogo con ETA. Y, además, estrechan el cerco sobre la izquierda abertzale oficial: ya no resultaría suficiente con condenar la violencia. Anteayer, la operación contra ese sector político se llevó por delante a diez de sus miembros e inauguró la lista de acciones contra LAB. Pero Floren Aoiz mantiene que «más tarde o más temprano» se transitará el camino del diálogo.
Han sido detenidos representantes políticos de los cuales, incluso, algunos participaron activamente como interlocutores en procesos de paz. ¿Qué opinión le merece este hecho?
Se trata de políticos que hacían política, eso es para mí lo principal. El hecho de que algunos de ellos hayan tenido protagonismo directo en diversos procesos de paz agrava el escándalo, a mi juicio, y pone en evidencia tanto la mala fe como la carencia de valores democráticos de los dirigentes del PSOE. Eguiguren, por ejemplo, supuesto paladín del diálogo, no sólo no ha denunciado estas detenciones, sino que las ha justificado, pese a que ha estado sentado con alguno de los detenidos muchas más veces de las que se ha reconocido públicamente. ¿Qué se puede esperar de gente así?
¿A qué cree que responden las detenciones? Fuera cual fuera ese objetivo, ¿se cumpliría a través de esas operaciones policiales?
Creo que el objetivo fundamental es debilitar a la izquierda abertzale en un momento muy concreto en el que el Gobierno español quiere evitar un nuevo movimiento de ficha ante el que se siente débil. Les asusta la capacidad de la izquierda abertzale de agitar el panorama político vasco. En todo caso, como la historia ha demostrado, es imposible lograr algo así mediante la represión. A los ojos de muchísima gente en Euskal Herria esta detención acrecienta la credibilidad de los detenidos y mina la de quienes han ordenado las detenciones.
Uno de los puntos más comentados ha sido la detención, sin precedentes, de un miembro de LAB como es Rafa Díez Usabiaga. ¿Sienta esta actuación algún tipo de precedente?
Está por ver. Rubalcaba ha dicho que no es momento de llegar tan lejos. Controlar la agenda de la acción represiva es la única baza que le queda al PSOE y supongo que intentará planificarla meticulosamente. A fin de cuentas, saben que con esto no van a lograr sus objetivos, así que es previsible que den nuevos pasos.
¿Cree que este golpe ahogará la posibilidad de construir una opción de la izquierda abertzale?
Parece obvio que Rubalcaba se cree capaz de lograr lo que nadie ha conseguido. Eso nos quiere hacer creer, en todo caso. Pero la verdad es que lo importante no es qué hará el Estado, sino qué ocurrirá en la sociedad vasca, y ahí están los últimos resultados de las elecciones europeas como prueba de la inviabilidad de la estrategia basada en la acción policial. Por otra parte, en este contexto se está fortaleciendo la capacidad de liderazgo de la izquierda abertzale ante otros sectores que frente a un PNV sin liderazgo y noqueado y la prepotencia de PSOE-UPN y PP no ven otra opción que conformar nuevas alianzas políticas y sociales.
En este sentido, surgen nuevos inconvenientes: Interior ya ha dejado claro que «no vale con condenar la violencia». ¿Qué implican estas afirmaciones y qué se escondería detrás de ellas?
Ni Ares ni Rubalcaba deciden qué piensan las ciudadanas y los ciudadanos. A eso jugó Franco durante 40 años y cuando murió había más independentistas vascos que en 1936. Legalidad y legitimidad social son muy diferentes. A los nacionalistas españoles no les importan tanto las actitudes ante la violencia de ETA como la pretensión de avanzar hacia la independencia. Por si cabía alguna duda, lo han dicho claramente. Su intención es mantener el engranaje tramposo de la Ley de Partidos pase lo que pase con la lucha armada. Están convencidos de que sólo con cartas marcadas pueden ganar la partida.
Desde la izquierda abertzale oficial, líderes como Tasio Erkizia han asegurado que el camino a seguir no pasa por la clandestinidad, sino que aún se dispone de espacios como las fábricas o las calles. Con las últimas actuaciones del Departamento del Interior (contra carteles, manifestaciones…), ¿el futuro pintaría más oscuro para dicha sensibilidad política?
Es bueno recordar que no estamos ante algo nuevo. La Mesa Nacional de Herri Batasuna fue encarcelada en 1997, ¡hace ya doce años! ¿Ha llevado esta presión a la clandestinidad a la izquierda abertzale? En absoluto. De hecho, en este periodo ha obtenido los mejores resultados electorales de su historia y ha afrontado dos fallidos procesos de paz. Es evidente que la izquierda abertzale se enfrenta a más dificultades que nadie para hacer política, pero hacer política ha sido siempre su vocación y siempre ha encontrado la manera de seguir haciéndola.
¿Cómo ve la posibilidad de un fin dialogado del conflicto tras los últimos acontecimientos?
Las posibilidades se crean, los ciudadanos y los agentes sociales debemos ser capaces de crearlas. ¿A quién le interesa que el conflicto siga en estos términos? ¿Quién obtiene beneficios de este bloqueo y, por el contrario, quién saldría ganando con una solución política? Creo que la mayoría deseamos una solución y sabemos que sería lo mejor para la inmensa mayoría de la ciudadanía. No hay otra solución posible y creo que más tarde o más temprano el camino va a pasar por ese punto.