En su edición del domingo 8 de noviembre, concretamente en la página 32 de NOTICIAS DE GIPUZKOA, Carlos Etxeberri arremete contra las «fuerzas del mal» de Bilbao que temen que el todavía esbozado puerto exterior de Pasaia pueda hacer la competencia al de Bilbao.
El problema para los partidarios de esa infraestructura, Sr. Etxeberri, no son los «perversos» bilbainos. El gran problema y temor que tienen es que se está empezando a generar un debate serio sobre las características de este proyecto.
¿Se acuerda usted del informe que encargó la Diputación de Gipuzkoa a la Universidad Politécnica de Madrid en el año 2003? De tres alternativas posibles que se estudiaron, la que peor parada salía era precisamente el puerto exterior.
Porque nunca se ha explicado la necesidad de este puerto, sólo se nos dice que se trata de un proyecto estratégico, nada más. Pero, ¿qué líneas de containers vendrán y dónde se almacenarán éstos?, ¿hasta cuándo durará el tráfico de chatarra?, y ¿el carbón? En Bilbao saben que Pasaia nunca será competencia para ellos, ¿dónde está la refinería que atraiga petroleros?
Ni se ha dicho tampoco que el espigón exterior estará en unos 40 metros de calado. ¿Cómo se construirá éste? ¿Por qué no se habla de otros proyectos de puertos exteriores, como Granadilla en Tenerife, el de Gijón o el de la Coruña?.
Y ahora, cuando esperaban el Informe de Impacto Ambiental, paso previo a cualquier proyecto formal, se encuentran con un documento del Ministerio de Medio Ambiente con nuevos requisitos, algunos muy difíciles de cumplir.
Oponerse al puerto exterior es tan legítimo como promoverlo, ¿verdad? Entonces, ¿por qué ese menosprecio a los opositores? Usted dice que «se oponen algunos sindicatos». Éstos en otras páginas de su periódico serían la mayoría sindical vasca.
Por todo ello parece más atinado que el sí o sí al puerto exterior, el quizás