Parece que lo indígena está de moda. La victoria electoral del MAS en Bolivia y la llegada a la presidencia del país de Evo Morales han llenado páginas y horas en los distintos medios de comunicación del mundo entero durante las últimas semanas. Pero lógicamente, el componente indígena ha sido, en la mayoría de los casos, lo anecdótico de todo el discurso, la «nota de color». Para ejemplos, el famoso «jersey de Evo».
Pero la lucha de los pueblos indígenas y originarios del mundo no es algo anecdótico. Requiere, por su importancia estratégica, una reflexión detenida y un análisis más serio. Todo ello, no desde la perspectiva paternalista de quien observa a estos pueblos con lupa, como un objeto más de estudio; sino desde la concepción de los pueblos indígenas como sujetos políticos en lucha por su soberanía y autodetermianción. Este proceso es también el nuestro, por lo que, a nuestro entender, esta reflexión es también de vital importancia para la lucha del pueblo vasco. La campaña sobre pueblos indígenas que estamos realizando durante el mes de febrero quiere ser un pequeño aporte a este proceso de reflexión y movilización.
Luchas indígenas
La historia de resistencia de los pueblos originarios es tan vieja como la de los imperios conquistadores. De hecho, el desarrollo histórico del capitalismo no puede entenderse ni aislado de la conquista, masacre y esclavización de los pueblos indígenas del mundo, ni de la explotación y saqueo de sus territorios y recursos.
Por otra parte, sectores de izquierda y progresistas de la gran mayoría de países, como consecuencia de planteamientos eurocentristas, aculturizantes y/o centralistas, han llevado a cabo sus luchas y sus producciones ideológicas sin tener en cuenta esos otros mundos y sus aspectos culturales y políticos. El caso de América en las décadas de los 70 y 80 puede servir de ejemplo: incluso en territorios con gran población indígena, muchas fuerzas guerrilleras olvidaron estas reivindicaciones en favor de una lectura reduccionista de la lucha de clases.
La desaparición del bloque socialista fue un duro golpe para todos los movimientos progresistas y de izquierda del mundo. Como consecuencia, desde comienzos de los 90 se fue extendiendo entre estos sectores una enorme sensación de derrota y de falta de estrategias con las que combatir a un capitalismo globalizado que amenazaba con dominar el mundo.
Las movilizaciones de los pueblos indígenas del continente americano en 1992, coincidiendo con el 500 aniversario del comienzo del genocidio, supusieron un importante cambio en esta situación; tras siglos de invisibilidad, la izquierda mundial comenzaba a mirar hacia la lucha de los pueblos originarios. El alzamiento zapatista del 1 de enero de 1994 y el posterior desarrollo de la lucha del EZLN supuso otro paso fundamental en ese sentido. Poco a poco, comenzaba a entenderse el potencial anti-capitalista y anti-imperialista que las luchas de los pueblos indígenas, sus formas de organización, su economía y su relación con la naturaleza y el entorno llevaban siglos demostrando, no sólo en América sino en todo el mundo.
Frente a la nueva ofensiva del capitalismo en forma de globalización neoliberal, comenzaban a articularse también a nivel mundial nuevas formas de respuesta, basadas muchas de ellas en el largamente olvidado ejemplo de resistencia de los pueblos originarios. Cada vez quedaba más claro que en la lucha por un mundo más justo el socialismo debía ser reformulado sobre otras bases distintas a las del siglo pasado; había que aprender de los errores y no volver marginar a los pueblos y sus derechos. Frente al falso cosmopolitismo homogeneizador del capitalismo, sólo queda anteponer la resistencia de los pueblos y sus proyectos emancipadores unidos por el internacionalismo solidario.
Indígenas en Europa
Al hablar de pueblos indígenas nos vienen a la memoria lugares lejanos. Pero ¿y Europa? ¿Y los y las vascas? Salvando todas las distancias, ¿no somos los y las vascas indígenas en Europa?
Por esa misma razón, desde Askapena planteamos un acercamiento a la lucha de los pueblos indígenas no como algo externo, sino como algo propio, como compañeros de barricada. En América se planta cara al ALCA; aquí luchamos por la Europa Socialista y de los Pueblos frente a la Europa de los estados y del capital. En otros lugares se arrasan las selvas tropicales; aquí pretenden imponer el TAV, la «Y» y convertir Euskal Herria en «Euskal Hiria». Como indica el propio lema de nuestra campaña, somos muchos y muy distintos los pueblos, pero la esencia de la lucha es la misma: el derecho inalienable a mantener nuestra identidad, a gestionar nuestro territorio y a decidir libremente nuestro presente y futuro fuera de la lógica del capital.
Internacionalismo solidario
La lucha de los pueblos contra el capitalismo imperialista ha avanzado mucho desde aquel «Ya Basta!» zapatista de 1994. Cada día son más las victorias, dejando a la vista que el enemigo, aunque extremadamente poderoso y falto de escrúpulos, no es invencible, no es omnipotente; ni en Irak, ni en Colombia, ni en Palestina, ni en Euskal Herria.
Para recorrer este camino, la aportación de los pueblos indígenas ha sido extremadamente valiosa y, junto a otros ejemplos de lucha, han cumplido un importante papel en la rearticulación de un campo anti-capitalista que a comienzos de los 90 se encontraba muy débil. Afortunadamente, no es ésa la situación actual.
En Askapena creemos que otro mundo no sólo es posible, sino necesario. El capitalismo sólo nos puede conducir a la barbarie y a la destrucción del planeta a corto plazo. Por lo tanto, sólo nos queda luchar por cambiar la situación. Para ello, el internacionalismo solidario no es ya sólo un principio ético, sino una necesidad para la supervivencia y victoria de los pueblos. Es imprescindible articular las distintas resistencias contra el neoliberalismo y pasar del mero discurso a crear redes mundiales basadas en las luchas reales de cada lugar. El objetivo no es unificar discursos y métodos de lucha, sino aprender mutuamente y unir y multiplicar fuerzas.
Ese es el principal objetivo de esta campaña sobre los pueblos indígenas. Abrir un debate que nos acerque la realidad de estos pueblos, socializar la experiencia de nuestras brigadas junto a ellos, hacer oír su voz, analizar nuestra lucha en relación a estos parámetros y, sobre todo, obtener conclusiones que nos ayuden a reforzar y mejorar la solidaridad con esos pueblos en lucha, y a seguir adelante con nuestra lucha por una Euskal Herria independiente y socialista. Sin lugar a dudas, ésa será nuestra mejor aportación internacionalista a la lucha contra el capitalismo globalizado. «Hamaika herri, borroka bakarra!»
Ane Leniz e Iñigo Bilbao – Militantes de Askapena