Hola, país amigo. Te escribo para hacerte saber que quiero ser como tú. Quisiera tener tu autogobierno, tú ya me entiendes, lo dijo el poeta: la autonomía que necesitamos es la de Portugal. Y tu historia: hace siglos, cuando los ejércitos castellanos tuvieron que elegir, eligieron dejarte estar, a diferencia de lo que hicieron con otros. Y cuando los británicos tuvieron que elegir aliados en el sur, te eligieron a ti, olvidándose de otros. Y así habéis ido tirando hasta hoy.
Ya lo sé, ya, que tienes la caja vacía, y que te han de rescatar desde Europa. Y que José Saramago, en mucha paz descanse, reclamaba la unión con España, y que no sé qué porcentaje de conciudadanos le reían las gracias. Pero tanto da, de momento estás dónde estás, y sales ganando. Veamos esta historia de los cuartos. Resulta que ahora, a la vista de tu situación, has llegado a un acuerdo con la Unión Europea, y te mandan una multitud de miles de millones. Para ir saliendo del agujero. De estos, más o menos, unos cinco mil millones serán avalados por España. Te felicito, caramba. Claro que una cosa es ser lusos y otra bien distinta ser ilusos.
No podemos decir lo mismo de los catalanes. Pedimos a España un fondo de compensación que ya estaba pactado hace tiempo, nada, una cuarta parte de lo tuyo que decíamos antes, mil y pocos millones, y el congreso de Madrid lo tumba. Con la ayuda impagable de los 25 magníficos del PSC. Conclusión: para recibir un trato decente del gobierno español, necesitamos ser como tú, Portugal, completamente soberanos y simpáticos. La financiación que necesitamos es la de Portugal.