«Salud y libertad» era la frase con la que en América solía concluir sus misivas el guerrillero y general navarro Martín Xavier Mina Larrea (1789-1817). Para entender la figura de Xavier Mina y sus comportamientos es preciso tener en cuenta que nos hallamos ante todo un revolucionario, diametralmente diferente a Francisco Espoz Ilundain (1781- 1836), con respecto al cual el historiador Manuel Ortuño hace constar «la zafiedad (impostora) de Espoz que cuando se apropió en 1810 del nombre del sobrino (en tercer grado), lo añadió pura y simplemente al suyo». A pesar de ello, la historiografía española ha sido la única que le ha seguido llamando al «tío» «Espoz y Mina», pero con exactitud histórica, rigor académico y de forma normalizada, se llama Francisco Espoz. En cambio, el «Primer Comandante General de las Guerrillas de Navarra», como consta al pie de sus cartas en 1815, el General de la insurgencia mejicana y reconocido libertador de dicha república, es el mismo Xavier Mina.
A los veinticinco años su fama ya se extendía por Europa y América, había recibido ofertas, que rechazó por coherencia y dignidad, de Fernando VII para sofocar la sublevación americana y de Napoleón tras su fuga de la isla de Santa Elena para dirigir a sus tropas frente al citado monarca. Lord Byron dijo, entusiasmado por las hazañas de Xavier Mina, que con tres de los trescientos de Mina se ganaría la batalla de las Termópilas en la guerra de independencia que los griegos estaban llevando a cabo en aquellos años frente a los turcos.
Han transcurrido ciento ochenta y ocho años desde su asesinato el 11 de noviembre de 1817 por el virrey español Apodaca y su pensamiento presenta todavía viveza y actualidad. Considera que la verdadera patria es allí donde se vive en libertad, por ello reivindica la libertad para Navarra. En aquel tiempo la voz Navarra todavía evocaba al conjunto de los vascos.
El pensamiento de Mina se fundamenta en la igualdad de todos los seres humanos, la libertad, la convicción antiabsolutista y antiimperialista. Su patriotismo jurídico-político, considera que «la patria no está circunscripta al lugar en que hemos nacido, sino más propiamente, al que pone a cubierto nuestros derechos personales». Es decir, se refiere a un Estado que garantice los derechos humanos individuales y colectivos, por lo que afirma «ha llegado el tiempo de que las Américas se separen, como toda colonia del mundo se separó de su metrópoli».
El líder del grupo whig en el Parlamento británico Lord Holland junto a otros liberales como Lord John Russell, fueron decisivos en el apoyo y financiación de la expedición liberadora de Mina para independizar América, en la cual también participaron económicamente paisanos suyos, así el comerciante bilbaino Fermín Tastet, los hermanos Javier y Tomás Isturiz comerciantes de Cadiz residentes en Londres, José María Fogoaga y su familia, industriales mejicanos que formularon en Londres el «Memorial» con el proyecto de llevar una expedición militar para cuya dirección eligieron a Mina.
Bolívar tras conocerlo personalmente en Haití quedó impresionado por los proyectos de Mina, pues el 14 de octubre de 1816 escribió al almirante Brion: «No sé aún si la llegada del general Mina no me hará cambiar mis planes. Lo vi ayer y hemos hablado con mucha franqueza, lo que me comunicó me hace esperar mucho, ello puede influir sobre lo que me proponía hacer. Sin embargo, no estoy decidido del todo».
Durante una visita anterior a Londres en 1810 Bolivar no había conseguido entrar en contacto con quienes le podían ayudar, pero el hecho de que Mina llegase hasta América apoyado y financiado por amigos tan destacados, debió llamar poderosamente su atención. Bolívar con los apoyos y credenciales de Mina, pocos meses después enviaría a Londres a Garcia del Real con el encargo de que negociara la ayuda británica y la preparación de otras expediciones, que sí tuvieron lugar.
En su proclama de 25 de Abril de 1817 Mina señala: «Tales son los principios que me han decidido á separarme de la España y adherirme á la América á fin de cooperar en su emancipación. Si son rectos, ellos responderán satisfactoriamente de mi sinceridad. Por la causa de la libertad é independencia he empuñado las armas hasta ahora: sólo en su defensa las tomaré de aquí en adelante».
El 19 de octubre de 1817, dirige su manifiesto a los «¡Nobles navarros, generosos paisanos míos, …Yo estoy resuelto a sacrificarme en obsequio de la humanidad afligida: he venido a socorrer a los americanos en la generosa lucha que sostienen por ser hombres libres y sacudir el pesado yugo que los oprime. A todos os convido para que me ayudéis en tan grande empresa».
A pesar de ocupar un lugar de preferencia entre el puñado de navarros con proyección universal, todavía no cuenta con un reconocimiento público en su patria. Con el aniversario de su fallecimiento resulta oportuno que se rescate aquí, de la negación y el olvido, la figura de un paisano nuestro reconocido por su lucha en pro de los derechos humanos y la libertad de los pueblos.