En una colaboración brillante, tal y como nos tiene acostumbrados, en el nº XXXV de Nabarralde-kazeta correspondiente al mes de Marzo, Luis Mª Martínez Gárate nos relata cómo se sintió y cuales fueron sus impresiones después del concierto del día 25 que la orquesta de Cámara de Basilea ofreció en el Kurssal y nos propone que hagamos un ejercicio de imaginación y nos situemos en un importante auditorio en Riga.
Pues bien, en nuestro caso no hace falta imaginación. Lo que nos sucedió en Alsasua en el CC Iortia el domingo 7 de Marzo a las 20:30 horas pertenece al mundo de la más cruda realidad. Con el aforo prácticamente lleno, nos dispusimos en el lugar y la hora convenidos, a escuchar un concierto del Coro Infantil del Orfeón Pamplonés
En él, su directora Teresa Apesteguía Guillén tuvo el descaro de no utilizar ninguna palabra en euskera ni en el saludo ni en la presentación de las canciones interpretadas. Pero no le debió parecer suficiente (la mala educación) y fuera de programa incluyeron una canción en euskera. Y en su explicación superó el descaro y alcanzó la agresión , atreviéndose a decir que se trataba de una partitura de un compositor del País Vasco, “ese que lo tenemos ahí cerca”. No nos parece que sea falta de sensibilidad ni de ignorancia , como alguien comentó a la salida, sino un exceso de atrevimiento y desvergüenza por su parte. En todo caso, impropio de una entidad como el Orfeón Pamplonés que, además, cuenta con personas vasco-parlantes entre sus principales componentes, empezando por su director.
Mal está que la orquesta de Cámara de Basilea confunda los términos. Pero que en nuestra propia casa el Orfeón Pamplonés tenga la desfachatez de excluirnos del País Vasco… Y le atribuimos la culpa también a la entidad porque ninguno de sus responsables ha presentado disculpas después de que ya haya pasado un tiempo más que prudencial para hacerlo
Por lo demás, gracias a la buena educación del público asistente, el concierto se desarrolló con normalidad y no se escatimaron las manifestaciones de admiración y cariño hacia los niños que participaron y que, por supuesto, lo hicieron muy bien.