José Antonio Agirre y Lekube, Lehendakari del Gobierno de Euzkadi (1936-1960), se dio cuenta de la vital importancia de recuperar la cuestión histórica para nuestro Pueblo en su exilio en New York, donde obtuvo una cátedra de historia. Labor que le llevó a escribir un libro sobre la historia del Pueblo Vasco, el cual fue publicado tras su fallecimiento en Buenos Aires en 1966, titulado «Fin de la dinastía pirenaica», donde narra la historia del Estado vasco de Nabarra, tal y como el propio Lehendakari escribió y con esa grafía.
Este artículo, es escrito literal (salvo los títulos de cada apartado) de José Antonio Agirre Lekube sobre nuestra historia.
– Las páginas que preceden recogen sólo algunos datos sacados de una obra de historia que preparamos y no tienen otra finalidad sino la de despertar inquietudes y llamar sobre todo a la juventud estudiosa para que, marchando por nuevos caminos, destruya la leyenda, saque a la luz la verdad y presente la historia del pueblo vasco cada vez más ajustada a su genio, a su tradición y a su verdadero pasado.
Es decir, más vasca, y al mismo tiempo más universal (…). Las páginas que hemos dedicado desde Sancho el Sabio hasta Enrique de Nabarra (sic.) creemos que pueden convencer a más de uno de la necesidad de una revisión a fondo de nuestra historia, jamás llevada a cabo quizás por nuestro propio desdén, quizás también por falsos temores basados en motivaciones políticas.
– Las débiles bases políticas que unían a las comarcas vascas entre sí, no impidieron que durante trescientos años aquellos vascones lucharon contra la dominación germánica y franca por el Norte y la visigótica por el Sur con un paralelismo y una coordinación de esfuerzos nacionales, que maravillan si se observa que jamás ningún núcleo vascón se desgajó del tronco o apoyo al adversario o se sometió voluntariamente a su yugo. La tradición ha guardado el recuerdo de los viejos «batzarres» y de las reuniones de los ancianos de la tierra.
EL DUCADO DE VASCONIA: FORMACIÓN DE LA NACIONALIDAD VASCA
– El Ducado de Vasconia, fue una escuela de preparación política y militar. Durante tres siglos, las crónicas germánicas nos hablan de los vascones y de sus hechos. Existe el pueblo de los vascos y la nacionalidad quedó desde entonces definitivamente formada.
Podemos asegurar que el pueblo está preparado ya para recibir formas políticas superiores, conforme a lo que entonces se veía y entendía como mejor.
– De aquí que, cuando en el siglo IX los caudillos vascos descendieron fatigados de la lucha contra el Imperio carlovingio hacia la cuenca de Pamplona, en las postrimerías del Ducado de Vasconia y asentaron su territorio, eligieron entre ellos uno que fue rey. Lo habían oído como mejor en los monasterios, pero también facilitó su proclamación la madurez de los vascos que se sentían pueblo.
EL REINO DE NABARRA
– Este monarca primitivo -como eran todos los de Europa del siglo IX- fue un jefe de ejército que encontró como base social de su reino un conjunto de repúblicas sin más lazo de dependencia ni más leyes, que aquellas que la tradición guardaba y que iban aplicando libremente estas agrupaciones de familias.
– Pero no fueron tan faltos de experiencia política, que olvidaron de poner condiciones a la incipiente Monarquía, institución nueva que por lo mismo pudiera atentar a sus derechos.
Prácticamente habían conocido sus peligros en el vecino reino carlovingio y mucho más claramente, en el fenecido visigótico español.
EL FUERO O CONSTITUCIÓN DE NABARRA
– De aquí que cuando cuatro siglos más tarde, el Fuero General o Constitución del Reino de Navarra, establece la doctrina moderadora del poder real, hace mención en su prólogo, a la tradición de los viejos tiempos visigóticos cristianos y alude copiándolo del Fuero de Sobrarbe al «primer libro de los Fueros que fueron fayllados en Espaynna», al acuerdo que los montañeses huyendo de los moros adoptaron, de acudir a Roma para pedir consejo al Papa («al Apostólico Aldebano») y también a Lombardía «que sont hombres de grant justicia et a Francia». Unos y otros les dijeron que hubieran rey y que tuvieran sus leyes juradas y escritas.
– Así -dice- eligieron a Pelayo «que fue del linaje de los godos». Aceptamos, con el historiador Yanguas, por ser evidente, que la confusión y los errores históricos de esta narración y sus aplicaciones generales, fueron obras de cronistas posteriores, pero reflejan sin embargo, una tradición de la cual el Fuero de Navarra en el siglo XIII, recoge la doctrina y la introduce a su constitución, consagrando una práctica seguida desde los comienzos de la Monarquía del Pirineo.
– Sabemos que en tiempos de Sancho el Mayor, regía plenamente; y su espíritu se desarrolla cuando su hijo Garcia hizo grabar en 1050, en las campanas de Santa María de Nájera, la leyenda «Honorem Dei et libertate patriae» (Gloria a Dios y libertad a la patria). La tradición tendría en adelante una constancia escrita. La Monarquía de Pamplona había de nacer condicionada desde su origen.
– El capitulo I del título I del Fuero de Navarra, recogiendo la vieja tradición, dice que alzaban al rey, reunido el pueblo, pero antes de jurar su cargo y antes de elegirlo rey, le exigían que mantuviese los derechos, mejorando sus leyes o Fueros y no empeorándolos, que evitara las violencias y que repartiera las tierras con los ricos hombres, caballeros, infanzones y hombres buenos de las villas, y no con extraños de otras tierras.
Pero si por ventura sucediere que «fuese Rey ombre de otra tierra o de estrannio logar o de estrannio lengoaje» quien ocupara el trono, que no trajera a su servicio más de cinco hombres «estrannios de otra tierra». Le exigían también que no pudiese reunir Cort (Consejo real y de alta justicia antecedente de las Cortes) sin el consejo de los ricos hombres naturales del Reino, ni pudiera hacer guerra ni establecer tregua o paz, ni otros acuerdos importantes, o cualquier compromiso o embargo del Reino, sin el consejo de doce ricos hombres o doce de los más sabios ancianos del Reino.
– El rey tendrá además sello para sus mandatos, y alférez, y estandarte real y moneda jurada. El rey pasará en vigilia la noche precedente a su elección, oirá la misa, ofrecerá la púrpura de su manto y después comulgará. Subirá luego sobre el escudo y será alzado por los ricos hombres al grito de «Real» tres veces repetido. Entonces «espanda su moneda sobre las gentes ata cien sueldos» para dar a entender que «ningún otro Rey terrenal no aia poder sobre eyll«, y se colocará luego la espada.
– Sólo entonces los doce ricos hombres o sabios, jurarán al rey en nombre del pueblo sobre la cruz y los Evangelios, de guardarle «el cuerpo et la tierra et el pueblo, et los Fueros», ayudándole a man tenerlos fielmente, «et deven besar su mano«. Así se hacia en Santa Maria de Pamplona «segunt han fecho muchas vezes«.
CONCLUSIÓN
– La Monarquía del Pirineo nació con fuerte sabor popular. Asentada sobre hombres habituados a la libertad, ni siquiera fue hereditaria en sus comienzos, sino electiva, limitada y fuertemente condicionada.
«La unidad del Estado vasco, defendida durante tantos siglos, quedó no sólo perturbada, sino rota a partir del año 1200, siendo más dolorosa la desmembración, por tratarse de regiones que conservan vivos todos los elementos nacionales, principalmente el idioma» José Antonio Agirre Lekube en su libro «Fin de la dinastía pirenaica».
LOS EPISODIOS ANTERIORES DE «FIN DE LA DINASTIA PIRENAICA» DE JOSE ANTONIO AGIRRE LEKUBE:
ORIGEN DE BAJANABARRA (I)
https://lehoinabarra.blogspot.com/2022/03/i-fin-de-la-dinastia-pirenaica-origen.html
LA LEYENDA DE LA PRINCESA MORA Y SANCHO EL FUERTE POR LA QUE SE PERDIÓ LA NABARRA OCCIDENTAL (II)
https://lehoinabarra.blogspot.com/2022/03/ii-fin-de-la-dinastia-pirenaica-la.html
EL CONTEXTO POLITICO EUROPEO DE LA CONQUISTA DE LA NABARRA OCCIDENTAL DE 1200 (III)
https://lehoinabarra.blogspot.com/2022/04/iii-fin-de-la-dinastia-pirenaica-el.html
LA RESISTENCIA DE LA NABARRA OCCIDENTAL CONTRA EL IMPERIALISMO CASTELLANO EN 1200 (IV)
https://lehoinabarra.blogspot.com/2022/05/iv-fin-de-la-dinastia-pirenaica-la.html